martes, diciembre 30, 2008

Memorias de un Rolling Stone

Ron Wood: "He vivido la mayor parte de mi vida en una cárcel de oro"

El guitarrista de los Rolling Stones publica una biografía en la que ajusta cuentas con otras estrellas.

EFE

A sus 61 años, Ron Wood, guitarrista y bajista de los Rolling Stones, cuenta su vida en un libro en el que muestra que sus recuerdos han sobrevivido, milagrosamente, al alcohol y las drogas y en el que confiesa que los miembros de la banda de rock más grande del mundo se sienten a menudo "prisioneros en una cárcel de oro". Memorias de un Rolling Stone (Global Rhythm Press) es el título bajo el que Wood rememora su vida, la de alguien que nació en una familia de "gitanos acuáticos" del Támesis y que ha llegado a lo más alto en sus dos pasiones, la música y la pintura, especialmente en la primera. Wood cuenta cómo la música, el alcohol y la afición al desmadre forma parte de sus genes: a su padre, que no iba a ningún sitio sin su armónica, lo encontraban a menudo durmiendo la borrachera sobre la huerta de la casa.

Ganó sus primeros dineros de recadero de una carnicería o pintando letreros, mientras trataba de seguir las aficiones musicales de sus hermanos mayores. Una tabla de lavar fue su primer instrumento y el escaparate de una tienda uno de sus primeros escenarios. Pero creció en un Londres en plena revolución del rock and roll, en un momento en el que era fácil cruzarse con todos los que poco después se convertirían en los grandes del género.

Formó parte de otras bandas y tuvo la suya propia, los Faces, antes de convertirse, oficialmente en 1976, en miembro permanente de los Rolling Stones, con quienes dejó atrás las penurias de giras en furgonetas desvencijadas y se abría a un mundo de aviones privados "con chicas desnudas corriendo por los pasillos" y de giras mundiales en las que Sus Satánicas Majestades se sienten como "un circo ambulante".

"Sin la familia me hubiera vuelto loco", cuenta Ron Wood, cuyos recuerdos sirven para dar pinceladas de un sinfín de personajes. En una ocasión, por ejemplo, John Lennon y Yoko Ono llamaron a la puerta de su habitación de hotel en Nueva York y, nada más entrar, el beatle le dijo a su mujer "¡Tú a lo tuyo, coño!... Así que ella se dirigió a una silla en un rincón y se puso a tejer", mientras el cantante le preguntaba a Keith Richards "¿cuál es la droga del día?". Era la heroína.

Rod Stewart, Jeff Beck, Bob Dylan, Eric Clapton, Tony Curtis -que le regaló "las botas de vaquero que llevaba mientras jodía con Marilyn"-, o Bill y Hillary Clinton, entre una larga lista en la que no faltan narcotraficantes, han formado parte de la vida de Ron Wood, que ha saltado varias veces del lujo a la bancarrota. Él y Keith Richards han sido, según cuenta, los más golfos de la banda, aunque nunca se han cambiado la sangre, tal y como el segundo contó a un periodista hace años. Lo que sí utilizaron para desengancharse es el electroshock.

Por más drogas que haya consumido, su verdadero problema ha sido el alcohol, lo que le ha obligado a una lucha que ha sido una de las más duras de su vida. En 2002, con Forty Licks, hizo su primera gira "completamente sobrio": "estaba limpio, pero también asustado". Sus habitaciones de hoteles ya no son "la Central de Juergas", sino un lugar en el que, tras los conciertos, se sienta a ver series de televisión (es "fanático" de CSI) y a aislarse, durante unas giras en las que están "rodeados constantemente por férreas medidas de seguridad": "La gente nos persigue por todas partes". "He vivido la mayor parte de mi vida en una cárcel de oro, así es como se siente uno cuando está de gira con los Stones. Tenemos todos los privilegios asociados a la fama, pero desde dentro se ve como un lugar de muros muy altos".

Wood acaba su libro asegurando que no está acabado: "la banda volverá a salir de gira... siento que todavía nos queda mucho que ofrecer y no veo razón para tirar la toalla mientras sigamos dando conciertos tan honestos como fabulosos". Además, tiene planes, incluso para "activar una diminuta bomba de relojería" que se aloja en su cabeza: escribir una novela.



lunes, diciembre 29, 2008

Huntington

Y, bueno, no sólo de cosas triviales se habla en esta bitácora. Ahora damos cuenta de una baja sensible en el campo de las ciencias políticas y sociales: el politólogo norteamericano Samuel Huntington ha muerto y con él una visión bastante sensata sobre los fenómenos públicos de la era contemporánea.


Samuel Huntington, el gran valedor de la idea de Occidente
FERNANDO VALLESPÍN
El País

La labor de los científicos sociales no se limita a acumular conocimientos sobre la realidad social para luego ponerla al servicio de la sociedad. Su dimensión más notable consiste en que, a través de su trabajo, la sociedad pueda tomar después conciencia de sí, contribuir a la autocomprensión colectiva. Ésta es la función en la que siempre destacó la obra de Samuel Huntington, y quizá por ello fue valorado por sus pares como el politólogo número uno del mundo. Su impacto siempre se ha medido así más por la forma en la que sus teorías ayudaron a crear una determinada imagen del mundo en la que vernos reflejados que por la sofisticación de sus análisis sociopolíticos.

De su extensa obra -centrada sobre todo en temas como la democratización, las relaciones entre los poderes civil y militar, el desarrollo político o la política comparada-, hay dos libros que dejaron una importante huella en la ciencia política y en nuestra visión de nosotros mismos. El primero, La tercera ola (1991), aborda los procesos de democratización habidos durante los años setenta en el sur de Europa y América Latina. Lo peculiar del análisis de Huntington reside en resaltar la importancia de la "influencia exterior" sobre los países que entonces comenzaron su proceso de transición democrática. En particular, de Estados Unidos u otros países democráticos desarrollados, que por aquellas fechas harían de la democratización una de las señas de identidad de su política exterior.

El segundo ya es bien conocido por el gran público, El choque de civilizaciones (1996), que tiene su origen en un artículo con el mismo título publicado en 1993 en el Journal of Foreign Affairs. Su tesis básica es que el orden mundial se construye sobre diferencias culturales, no sobre ideologías, y es aquí, en el enfrentamiento entre esas disensiones culturales, donde se encuentra la sede de los conflictos del presente y del futuro. Dichas diferencias no pueden aspirar, en principio, a una aminoración desde supuestos principios compartidos. Lo que prevalece en el mundo es una radical inconmensurabilidad entre diferentes órdenes culturales o "civilizaciones", construidas a partir de diferentes principios religiosos, que no se dejan domar por el recurso a valores con eficacia universal. El particularismo y las diferencias culturales estarían ahí para quedarse.

La preocupación fundamental de Huntington no reside en afirmar una supuesta superior capacidad de Occidente por haber sido capaz de vislumbrar principios dotados de valor universal.

Su interés es exclusivamente estratégico. No se trata de extender el "universalismo occidental" a otros lugares del mundo. Lo que se busca es más bien lo contrario: que la protección de la identidad y seguridad de Occidente -sus "intereses de civilización"- no se vea amenazado por los dos movimientos que supuestamente más lo desafían: el afán por intervenir en áreas culturales distintas a la occidental para potenciar los derechos humanos. Y, en segundo lugar, el continuo proceso de "multiculturización" interna.

El multiculturalismo en Europa y Estados Unidos se vislumbra como la gran amenaza para la estabilidad de un bloque cultural en conflicto potencial con otros bloques culturales.

El objetivo reside más bien en estabilizar y reforzar la identidad cultural de Occidente en unos momentos de un supuesto declive del credo cristiano, su mayor factor de cohesión cultural. De lo que se trata, pues, es de aceptar la multiculturalidad en el ámbito externo y en negarla hacia dentro, en el propio interior de la cultura occidental. Esto último salió claramente a la luz en su último libro, ¿Quiénes somos? (2004), donde aborda el desafío que la inmigración latina está planteando a la identidad nacional estadounidense.

Samuel Huntington pasará a la historia, sin embargo, por haber explicitado en forma de tratado científico la necesidad de mantener una oposición casi existencial entre Occidente e islam, algo de lo que tomaron buena nota los neocons y la Administración del ya casi ex presidente George Bush.

Fernando Vallespín es catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid.

domingo, diciembre 28, 2008

Inocente

Diciembre 28, 2008. El Día de los Santos Inocentes.

El Universal dio en su portada de hoy la noticia --falsa, claro-- de que B. Hussein Obama, presidente electo de los Estados Unidos, había venido a la Ciudad de México con el fin de patinar en la pista que se montó Marcelo Luis Ebrard Casaubón en la Plaza Mayor. Ah.

Pero hay cosas más reales en este día, tal como veremos a continuación...

He llegado hoy de una especie de periplo fiestero que me llevó por los caminos poblanos, del oeste al este y del centro al norte. En efecto, después de degustar un poco de las delicias de la capital de ese estado durante la cena de Nochebuena, y después de rematar con otro poco en la fiesta de traje y de reencuentro de mi grupo de colegas en el pueblo, hoy estoy aquí tratando de repasar un poco lo sucedido.

¿Y con qué me encuentro? En primer lugar, con una clima un tanto enrarecido en las carreteras del país. Así es, no sólo se trata de la clásica percepción de que uno puede ser sujeto de robo o asalto a mano armada y en despoblado por cualquier rincón de México. No. Ahora también he podido ver de cerca el clima de guerra civil en el que nos encontramos. Para ser precisos: me ha tocado presenciar el paso de convoyes militares, así como de la instalación de varios retenes montados por el Ejército en los entronques de autopistas y caminos.

Esto responde a lo que estamos viviendo como sociedad. Es previsible. La guerra contra el crimen organizado ha hecho de cada sitio una trinchera. Pero, a pesar de ser algo tan palpable y tan común, no deja de ser un tanto perturbador. Me explico: aunque uno sepa que es parte del asunto, sigue causando cierto escozor el pensar lo que puede ocurrir en ese tipo de lugares. En lo personal apoyo la medida, pero esto no me impide ver que podrían cometerse algunos excesos en su aplicación. En fin.

Sin embargo, lo que sí he podido constatar de manera directa y en carne propia ha sido, para mi desgracia, mi primera infracción en carretera federal aplicada por un agente respectivo. En efecto, circulaba hoy a buena velocidad, sin problemas de tráfico y con buen ánimo de regreso a la Ciudad de México. En eso veo una patrulla agazapada junto a un puente (como imagen de caricatura clásica) y pienso justo antes de pasar por el frente, falta que ahorita me pare. Y, tal cual, sucedió: me detuvo. Al principio fingí demencia, pero las torretas y las señales que me hizo con la mano fueron suficientes para comprender que debía detenerme (o proceder a la fuga, cosa que al final no intenté).

El punto, según el sub-oficial que me abordó, fue que iba a 133 kilómetros por hora en una zona donde lo máximo permitido son 90. Bueno. No repelé ni nada. Esperé a que me levantara la infracción y soporté ser visto por varios turistas que a esas horas regresaban a la Ciudad de México y cuyo pensamiento fue, seguramente, el de mira, pobre güey, ya lo se atoraron...

Lo gracioso --o tragicómico-- fue que, mientras estaba escuchando atentamente las razones por las cuales debo pagar 50 días de salario mínimo para resarcir mi falta para con el Estado mexicano, sobre todo por ser un inconsciente y por circular a una velocidad inadecuada, el coche patrulla se estremeció y se movió todo ante el paso de otros vehículos que iban, claro, mucho, pero mucho muy por encima de esos ya míticos 90 kilómetros por hora que tantos problemas me dieron el día de hoy.

En fin. Estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Como buen ciudadano, mañana iré a pagar esa deuda que ya tengo con mi Patria y con mi País...

Y mientras eso pasaba, a una coleguita y su novio les revisaban de manera exhaustiva su equipaje en un retén militar, de esos mismos que he mencionado líneas arriba.

Algo está medio raro en el país por estos días.

Sha, la, la...

Para finalizar, una anotación breve.

Ya he visto el conteo de las 100 mejores canciones de la década de 1990, según el canal de videos VH1. La mejor rola ha sido Livin' la vida loca, del boricua Ricky Martin. En el Top 5 también estuvieron Luis Miguel, Alejandro Sanz, Los Fabulosos Cadillacs... y Maná (¡!).

El recuento ha estado bien, pero no me ha movido tantas fibras sensibles como el referente a la década de 1980. Quizás es prematuro darle el toque mítico a esas canciones que, en muchos casos, aún escuchamos como algo vigente. Por ahí anduvieron Garibaldi, Alejandra Guzmán, Ilya Kuriaki, Enrique Iglesias, Molotov, El Tri y el inefable Arjona, por decir algo.

Los comentaristas estuvieron bien, pero a secas. Bueno, el caso de Fey sí es de patología: que alguien le diga o le explique la mar de simple y sin chiste que es esta tipa. En contraste, bien las dos chicas ésas que eran parte de grupetes pop de los noventas (una de OV7 y otra de Kabah). Bien Rulo, bien Jaime Almeida, bien Lynn Faichstein (o como se escriba). Pero la dizque jovencita de Fey, ni cómo ayudarle.

En fin. Un largo fin de semana de parón navideño con todo y sanción federal incluida. Pude ver a los colegas, comer como cerdo y beber un poco. También he descubierto que mi capacidad de aguante para las patchankas ha disminuido drásticamente y que me da sueño más temprano. También que debo aprenderme al dedillo Jumpin' Jack Flash yo que tanto hago alharaca sobre los Rolling Stones (mi fe y mi devoción no son las que fallan, más bien es mi inglés de Anglo Mexicano noventero).

Saludos en estos últimos días de 2008 y... cuidado si circulan por las carreteras del país.





28 de diciembre

Técnicamente ya es día de los inocentes, fecha en la que como para olvidar lo fatídico de su significado, se prefiere usar como propensa a la broma.

Para no estar en desacuerdo con lo que predomina en el día, basten las siguientes anotaciones:

1.- El año se agota y deja como resultado una serie de excesos. Para este nuevo ciclo prometo hacer ejercicio, practicar algún deporte y disminuir la ingesta de carbohidratos y grasas.

2.- Este año compré pocos libros, leí menos y sólo recuerdo el que estoy leyendo en estos momentos, así que iniciaré el 2009 a tambor batiente, la meta es leer un libro a la semana en promedio.

3.- Prometo ahorrar.

4.- También hago el firme propósito de escribir a mis amigos. Las distancias pueden aprovecharse, para, por ejemplo, entablar comunicación por correspondencia con las personas más afines.

5.- Y, finalmente, propongo escribir más en este medio, que cerremos el sexenio como lo empezamos, no porque se entregue el poder disminuye el ánimo.

P. D.

Se que nadie me tomará en serio, pero realmente me gustaría cumplir las ideas descabelladas que me propongo

martes, diciembre 23, 2008

Intervalo

Ya la gente corre presurosa a esos nuevos belenes tecnologizados llamados malls (o centros comerciales) a comprar las versiones recientes del incienso, el oro y la mirra que ofrecerán a sus vástagos, familiares y amigos...

También, esa misma gente se desvive tratando de encontrar el último guajolote, la más barata castaña y el alcohol necesario para el atascón de mañana en la noche.

Mientras tanto, un breve respiro para otros temas más culturosos y, por ende, necesarios en la recapitulación de 2008.

Adelante.




Con tanto festejo, como nunca le hicieron a Alfonso Reyes, Mariano Azuela, José Vasconcelos, Salvador Novo, Martín Luis Guzmán, Carlos Pellicer, José Revueltas, Rubén Bonifaz Nuño, Juan Rulfo, Juan José Arreola, es imposible no pensar en Carlos Fuentes, en su éxito abrumador y desconcertante para un mexicano, en su fantástico cosmopolitismo, en su elegancia abrumadora. Lo recordé cuando a mis poco más de quince años de edad, leí La región más transparente y me deslumbró. Fui hasta la librería (El caballito) donde firmaría ejemplares de su novela. Allí hizo a un lado a personas mayores y permitió que yo fuera uno de los primeros en recibir su autógrafo con tinta azul. Salí emocionado y he conservado el ejemplar con sumo cuidado. Fuentes se hizo notar con Los días enmascarados, un libro de cuentos que Juan José Arreola revisó.

Más adelante supe de unas declaraciones suyas que me dejaron impresionado: se iría de México para encontrar las críticas indispensables para saber qué clase de obra estaba haciendo. Imaginé, sin conocer el mundo intelectual mexicano, que era una exageración. Pero no, así es: no tenemos una crítica seria que nos deje saber el valor, los méritos, los defectos, de una novela o un libro de poemas. Nos han dicho que Emmanuel Carballo, uno de sus amigos cercanos, el que escribía en aquellos años que leía a Fuentes de pie y no sentado, parafraseando a Vasconcelos, es el mejor crítico que el país posee. Nada más inexacto. Es un excelente entrevistador, esto lo pone del lado del buen periodismo cultural, el que por añadidura trabajó cuando los grandes de nuestras letras vivían. Es probable que su mejor trabajo sea una nota aguda sobre los plagios de Octavio Paz, sus muchas deudas con Samuel Ramos (El perfil del hombre y la cultura en México, primer gran intento de filosofar sobre lo mexicano) y con Rubén Salazar Mallén en diversos ensayos que le dedicó al machismo y desde luego a Sor Juana Inés de la Cruz). Con él me presentó el historiador amigo de mi padre y maestro mío, Ernesto de la Torre Villar en un acto de generosidad, para abrirme camino. Emmanuel y yo pronto aprendimos a vernos a distancia y con recelos. Hoy Fuentes recibe comentarios por toneladas sobre su obra, mesas redondas, conferencias magistrales y exposiciones analíticas. Sus panegiristas son cientos y se limitan a un puñado de lugares comunes del elogio sin piedad. Experto en asuntos mexicanos, desde Londres, París y Nueva York, pontifica sobre el país que apenas conoce. Ahora, gracias a un diálogo con el inefable e infaltable Monsiváis, sabemos cuáles son sus películas favoritas. Le dieron una comida en el Castillo de Chapultepec para coronarlo el nuevo emperador de las letras latinoamericanas. Es un fastidio, como si fuera el único. Los demás seguimos soñando con irnos de México a buscar un puñado de comentarios que permitan saber qué hemos hecho. Para algún día quizá regresar con un costal de críticas literarias adquiridas en el extranjero y probar que sólo así es posible ser profeta en su tierra. La única que estuvo a la altura de las circunstancias, fue la señora Josefina Vázquez Mota, antes autora de libros de superación personal, hoy secretaria de Educación Pública, al felicitar públicamente al autor de “La ciudad más transparente” diciéndole: “Querido Octavio Paz, en este tu cumpleaños…” Fuentes, gracias a sus excesos de cosmopolitismo, sonrió de modo casi natural.

El éxito de Fuentes fue rápido y notable, despertó envidias y oleadas de admiración. Jesús Arellano, un escritor de filoso humorismo lo acusó de plagio y hasta dio pistas tanto en La región más transparente como en Aura; en el primero la presencia del Manhattan Transfer de John Dos Passos era evidente, en el segundo, la de Henry James con Los papeles de Aspern. Arellano dio precisiones en un trabajo ciertamente ocioso que más adelante retomaría Enrique Krause. A Octavio Paz lo acusaron repetidas veces de plagio, entre otros, Rubén Salazar Mallén y no de otros autores sino de su propio trabajo sobre Sor Juana Inés de la Cruz. Paz, desdeñoso, dijo: Los lobos se alimentan de corderos. Nada ocurrió, nada salvo que le concedieron el Premio Nóbel de Literatura. Fuentes supo de las acusaciones, pues las páginas de la denuncia recorrieron el mundillo intelectual capitalino, pequeño entonces. Tiempo después, al fin Carlos reconocería no el plagio, sí las influencias. En sus primeras fastuosas intervenciones de autor exitoso precisó en Bellas Artes (ciclo Los narradores ante el público): Que ya tenía alas propias para volar. Desde entonces ha desdeñado a sus críticos y se ha hecho amigo de todo aquél que pareciera tener talento. A diferencia de Paz, Fuentes se negó a ser caudillo cultural. Aceptó el reinado de Octavio, pero pronto, a pesar de la influencia de El laberinto de la soledad y de la admiración por Piedra de sol, rompieron abruptamente luego de la publicación de un texto perverso, ameno, interesante y de dos o tres bandas: Enrique Krauze escribió El guerrillero dandy. Se acabó la amistad. El novelista se limitó a decir que una “cucaracha” había dado al traste con esa espléndida relación.

En su libro autobiográfico, En esto creo, Fuentes nada dice acerca de sus relaciones con el poder, que las tiene, tampoco acerca de sus enemistades peligrosas, se concreta a hacer alarde de sus muchas lecturas, de los grandes personajes que le aplacan o inquietan el espíritu. Es, parecida a las de Collingwood y Bobbio, autobiografías intelectuales, pero sin el toque de tragedia que estas dos tienen. Fuentes respira aires de frivolidad pura. Evidentemente desdeñó el trono vacante por la muerte de Paz, el hombre que requería súbditos, no amigos, esclavas y no esposas y cuyo funeral fue semejante al de un jefe de Estado, en un entierro que negaba toda su biografía anterior, donde insistió en que el poeta debe estar lejos del príncipe y del aplauso fácil de las masas, en donde el ogro filantrópico era odioso. Hoy en México, los intelectuales que gobiernan políticamente a la poco mundana y excesivamente antidemocrática “república de las letras” son Monsiváis, Aguilar Camín y Poniatowska, pertenecen a la estirpe de los intelectuales orgánicos, los que con habilidad ponen su talento al servicio del poder y reciben méritos exagerados: están sobrevaluados. A cambio, Fuentes ha ganado todos los premios y reconocimientos con su sólo talento y su exilio europeo. Podríamos decir so pena de ser cursis que gobierna espíritus y no personas, que lo respetan o fingen respetarlo políticos de todos los partidos, salvo el idiota de Carlos Abascal, quien prohibió que su familia leyera Aura por “pecaminosa”.

Fuentes poco viene a México y cuando lo hace es por una razón poderosa: la publicidad. Sobre su vida privada personal hay poco dicho por él mismo. Ha preferido cultivar esmeradamente su parte pública y ello tal vez le haya sido duro; pienso en sus hijos o en la primera esposa. Con frecuencia da la impresión de ser insensible o ajeno a las penas familiares. La fama ante todo. Es una leyenda. En París se habla de él, en Viena igual, para qué citar Nueva York, Londres o Buenos Aires, no existe país donde no haya libros suyos. No tan célebre como sus paisanos Diego Rivera y Frida Kahlo, su obra es referencia mexicana o casi, porque un profesor norteamericano decía con ironía que Fuentes era el primer autor chicano. O alguien que piensa mexicano en inglés. Su elegancia y distinción son ya proverbiales en un mundo que se globaliza en puras fachas, en ropa no casual sino en harapos como los que han hecho célebre a su tocayo Monsiváis. En una nota aparecida en el DF, el reportero lo describía luego de muchas entrevistas con escritores: “Sólo bebe vino blanco y champaña. Le gusta comer en restaurantes donde el trato es cálido y, por ello, en Londres, su lugar preferido es el conocido como La familia...” En síntesis, no hubo más que reconocimientos y ninguna voz discordante, pese a que las hay, bien las conozco. Muerto Ricardo Garibay, persisten otros criterios negativos. Alguien me dijo --creo que fui yo mismo--, que Fuentes era rey de Liliput.

No estoy en desacuerdo con el desaforado homenaje a Fuentes, lo que me gustaría es que otros más también lo recibieran. Paz volvería a morir si contemplara el mes, algo que él jamás recibió y eso que tuvo todo, absolutamente todo.

La única vez que comí con Carlos Fuentes, lo he narrado en mi libro autobiográfico Nuevas Recordanzas, fue a través de una cita concertada por Raúl Cremoux. En cuanto nos saludamos me dijo algo que yo sabía: que una investigadora norteamericana, Norma Klahn, había escrito un libro sobre la estructura de la novela corta; los ejemplos utilizados eran nada menos que Aura y una mía, Tantadel. Como pasamos velozmente a otros temas, no pude decirle que había conocido a una jovencita de unos quince o dieciséis años cuyos padres la habían registrado con esos nombres literarios: Aura Tantadel. Me la tope durante una conferencia que dicté en la Preparatoria número 1 de la UNAM. Me pidió la firma en mi novela y dijo con voz serena que eran dos libros que habían amado sus padres. De acuerdo, le dije, sólo te falta que Carlos Fuentes firme tu ejemplar de Aura. ¿Lo habrá conseguido en este maremagnum que han sido treinta días de reconocimientos hasta de lo que no hizo pero pudo hacer?

Carlos Fuentes es el tema mexicano inagotable. El único capaz de reunir a los partidos en pugna. Lo aman los del PRI, los del PAN y los del PRD, bueno, lo adoran hasta los partidos pequeños, los que la gente califica con merecido desdén como morralla. Ha cruzado pantanos y no se ha manchado. No olvidemos que fue embajador de Luis Echeverría en Francia, que se desgañitó señalando, junto con Fernando Benítez (otro de historial oscuro, baste con recordar su larga entrevista laudatoria a Carlos Hank González, fundador de una estirpe de pillos y que terminara en el servicio diplomático de un sistema que fingió desdeñar) que no había alternativa nacional: o era Echeverría o era el fascismo. Renuncia al cargo cuando Díaz Ordaz fue nombrado representante de México en España y así retorna a la heroicidad, a la lucha contestataria, a la trinchera más o menos crítica, a los tiempos en que fue el intelectual que en 1968 visitó a los muchachos rebeldes en París. Felicidades por sus ochenta años. No puedo quedarme atrás, desentonaría en los homenajes que a diario se suceden y que hubiera provocado las envidias de Reyes, Vasconcelos, Martín Luis…

lunes, diciembre 22, 2008

Después del regreso

Pasar unos días en el pueblo puede ser una buena terapia para recuperar el pundonor y, al mismo tiempo, una reafirmación de que haber salido de ahí fue un decisión correcta.

En el pueblo me siento vivo, diferente, activo. Salgo y me encuentro a mucha gente. Digo, mucha gente comparada con lo que hay en la Ciudad de México. Camino por la calle y alguien me saluda. Entro al súpermercado y ahí veo a un ex compañero de clase. Estoy con alguien y una amiga me pregunta que dónde he estado todos estos años. Voy en el coche y ahí está mi primera novia cerca de su casa con su reluciente familia que sigue creciendo.

Sin embargo, por el otro lado, nada mejor que haber ingresado a la Universidad Nacional en 1993 y haber dejado las filas permanentes del municipio. Además de los viejos usos y costumbres que no cambian (ni lo harán, por lo visto) del chismorreo fácil y la envidia y todos esos sentimientos nefastos que se exacerban en un medio ambiente pequeño y provinciano, ahora tenemos un tráfico infernal por el Centro y una extendida sensación de inseguridad latente. Uno ya no sabe a quién mirar feo..., no vaya a ser del bando maloso.

Entre las preguntas que me hicieron estuvo la clásica de, ¿y dónde estás ahora? Cuando estuve a punto de responder que el Ministerio me di cuenta de que muchas cosas han cambiado en este 2008. Entonces, tuve que recapitular y decir que ahora laboro en la Autonomía. Ah, ¿de maestro? En efecto, pero también de funcionario. Creo que esto último no les ha quedado muy claro. La Autonomía sólo es sinónimo de ser profesor y ya.

Y, bueno, algo curioso ha sido comprobar que, cuando les he dicho que trabajo para la Universidad, la mayoría ha puesto cara de que eso me ha significado un bajón en mi trayectoria: algo así como que el Ministerio sonaba más importante que la Autonomía. ¿Qué tal? Interesante.

Ahora vendrá un viaje a la ciudad donde radica la familia de mi esposa y, después, un nuevo retorno al pueblo, con todo y celebración del reencuentro incluida.

Ya veremos qué sucede en los próximos días.

miércoles, diciembre 17, 2008

LXV Keith Richards

Bueno, aunque el aniversario 65 de Keith Richards, el hombre vivo sobre este planeta que más admiro y uno de los Santos Patronos de este buroblog, es mañana jueves 18 de diciembre, desde hoy rendimos sentido homenaje al pirata que ha ondeado desde su fundación el estandarte inmortal de los Rolling Stones.

Ha sido un privilegio coincidir en el tiempo con él y haberlo visto en acción durante sus tres desembarcos en la Ciudad de México (1995, 1998 y 2006).

¡Dios salve a Keith Richards y larga vida para él!



Keith Richards cumple 65 años

Londres. (dpa) - Drogas, fiestas y música. Como casi ningún otro músico, el guitarrista de los Rolling Stones Keith Richards marcó y experimentó el cliché del músico de rock. Y a pesar de que muchos médicos le predijeron una muerte temprana a causa de su vida desenfrenada, la leyenda del rock and roll con su inconfundible guitarra entusiasma desde hace más de 45 años a sus seguidores en todo el mundo.

Junto con el cantante de los Rolling Stones Mick Jagger, Richards conforma seguramente el dúo de compositores de rock más exitoso de todos los tiempos, junto con los Beatles John Lennon y Paul McCartney. El 18 de diciembre, Richards, que nació en el condado de Kent, en el sur de Inglaterra, cumple 65 años.

Cuando Richards está sobre un escenario, apenas se le notan los excesos de las últimas décadas. Se sumerge en su música y está en forma y aguanta. La parte más extravagante de las actuaciones, sin embargo, se las deja al cantante Jagger, que con su cuerpo fibroso recorre el escenario entregado. Eso convirtió a Jagger en la cara de los Rolling Stones, pero fue su amigo de la juventud Richards el que creó una gran parte de los hits, entre ellos "I can't get no satisfaction", y que con su guitarra determinó el singular sonido que convirtió a los Stones desde 1962 en la banda exitosa más tiempo en activo de la historia del rock.

A pesar de que Richards supuestamente cantaba en un coro de niños delante de la reina Isabel II y tiene tres hijas y un hijo de dos relaciones, nunca fue un modelo para la juventud. De todos los Stones, siempre fue "el peor". Durante mucho tiempo, bebió y consumió todo tipo de sustancia que lo colocara. Y a pesar de que muchos apostaban por una muerte temprana, el cuerpo de Richards sobrevivió de manera asombrosa a los abusos, que se pueden leer sin embargo perfectamente en los surcos de su cara. "Ya sobreviví a muchos de mis médicos", comentó el músico en una entrevista.

Pero aunque Richards se muestre tan seguro de sí mismo sobre un escenario, cuando no tiene la guitarra en la mano a veces parece enfermizo, demasiado delgado y hundido. Su risa acaba entonces en una tos, a la que se le escuchan claramente los incontables cigarrillos fumados. Y un gran orador tampoco es. Desconcentrado, inicia frases que a veces nunca termina. Y hasta las declaraciones más vanas las subraya con movimientos de manos.

Cuando intenta explicar el éxito de los Stones, habla de una química que no se puede analizar. Esta química llevó muchas veces a mezclas explosivas. Numerosas peleas entre él y Jagger fueron zanjadas por el segundo guitarrista de los Stones, Ron Wood. Una y otra vez hubo tensiones en la banda, también porque Jagger alguna vez probó suerte como solista. Y a comienzos de este año, Richards calificó al líder del grupo de "ambicioso" y "energúmeno".

Sin embargo, la banda nunca se romperá a causa de estas peleas, aseguró Richards convencido. "Sólo la muerte" podría detener a los Stones, dijo alguna vez. Quizá al hacer ese comentario, Richards pensaba en su accidente en las Islas Fiyi, cuando supuestamente se trepó a una palmera, resbaló y cayó desde cinco metros de altura. Los médicos lo tuvieron que tratar después de un coágulo en la cabeza.

Más adelante, Richards contó otra versión de la historia. "Era un maldito arbusto sobre el que estaba sentado, y no un árbol. Y yo simplemente me caí en la dirección equivocada".





martes, diciembre 16, 2008

El regreso

No he ido al pueblo poblano desde que tuvo un momento efímero de (mala) fama, es decir cuando hubo balazos en la madrugada, decomisos de armas, patrullaje del Ejército y clima generalizado de tensión. Ahora iré unos días.

Creo que ya lo he escrito en otros lados, pero con el pueblo mantengo una relación de conflicto permanente que se puede sintetizar en el clásico amor-odio. Sin embargo, allá encuentro a los que quiero y los que ya no están.

O como bien ha dicho Andrés Calamaro sobre su vínculo con Buenos Aires, te quiero desde lejos y desde cerca te extraño...

lunes, diciembre 15, 2008

Sobre la final

No he comentado sobre la final del fútbol mexicano: Toluca versus Cruz Azul, con saldo ganador para el primero.

La verdad, qué bueno que los azules han sido derrotados: ¿quién iba a soportarlos celebrar un campeonato después de 11 años? En el caso de los rojos, bueno, pues ya ganaron y todo, pero celebrarán en la capital mexiquense y ya.

El partido fue bueno, dramático y emocionante. Sin embargo, Toluca tuvo para terminarlo desde el primer tiempo del segundo partido. La mediocridad y la irregularidad del fútbol mexicano no podía ser ajena en el encuentro más importante. El arbitraje, nefasto. Si hay algo rescatable es que fue igual de malo para los dos. El caso del chico Villaluz fue el más notorio, pero qué me dicen de las entradas arteras de Torrado.

Ahora, el hecho de que Toluca haya obtenido su novena estrella no significa que ya sea un "grande" de la Liga local. Para nada. Y es que, a pesar de todos sus triunfos y victorias, de su paso más o menos constante, seguirá cargando su cruz de equipo regional, de provincia, constreñido a una ciudad y una zona geográfica específica.

"Grandes" sólo hay cuatro: Pumas, los azules, los amarillos y los rojiblancos. ¿Por qué? Simplemente porque son equipos de trascendencia nacional. ¿Alguien de Navolato o de Paso de Ovejas es hincha de los Diablos Rojos? Quizás sí, pero son los escasísimos. Ni modo. Así es esto y no hay más explicaciones.

Vacaciones

Bueno, propiamente hoy es el primer día del asueto laboral, sin contar que el viernes fue el día de la Virgen de Guadalupe.

Se supone que a partir de este momento todo es paz y tranquilidad, pero para mí también trae otro tipo de pendientes, por ejemplo, ¿qué voy a hacer para que después no me esté reprochando en mi interior el no haber aprovechado bien las vacaciones? En fin. Aplico bien ese adagio mexicano de que si no hace, mal, y si hace, peor...

Hace unos días apunté aquí que estaba leyendo un libro que se llama Giros negros (Cal y Arena, 2008) y que es del mexicano Enrique Serna. Bueno, pues ya lo acabé. Son pequeños escritos, algunos en forma de crónica, los más como reflexiones al vuelo (pero documentadas), que fueron publicados en algún medio hace algunos años. Los temas son variados y en algunos casos de la sola incumbencia del autor.

Sin embargo, hay varias partes que me parecieron rescatables. Veamos.


Una regla no escrita ha regido el funcionamiento de los giros negros: todo está permitido a los clientes, menos volver a casa con un centavo en la cartera.

La fórmula de vender simulacros de cópulas de chicas al desnudo ha resultado una mina de oro, porque el noctámbulo chilango, pretencioso y masoquista a la vez, tiene una extraña propensión a frecuentar los antros donde peor lo tratan.

En los modernos desplumaderos, el preámbulo erótico ha sido reemplazado por una versión posmoderna del suplicio de Tántalo, pues que yo sepa, el frotamiento de una mujer desnuda y un hombre vestido no deja contento a nadie, salvo a los dueños de las tintorerías.

La cruda es una escuela de humildad, pues deja a sus víctimas en tal estado de indefension, que no pueden ni alzarle la voz a una mosca.

La ebriedad no tiene atractivo en sí misma: es un mero trámite para llegar al deleitoso terror de la cruda.

En respuesta a las campañas antialcohólicas, los bebedores hemos desarrollado una instintiva aversión por los abstemios, fundada en la creencia de que sólo rehuye los tragos quien tiene mucho que ocultar.

Para los clientes asiduos a las cantinas, las fuerzas del bien y del mal están claramente separadas: de un lado los bohemios con corazón de oro, transparentes como un libro abierto; del otro los abstemios neurotizados por el exceso de autocontrol, que al reventar como una olla exprés apuñalan por la espalda a su mejor amigo.

Sin duda, el alcohol es el antídoto más eficaz contra la innoble virtud social de guardar secretos.

Cada borrachera nos muestra los extremos de alegría y de ofuscación que podríamos alcanzar si no padeciéramos ninguna restricción sicológica y ninguna coerción social, es decir si fuéramos los tiranos de un mundo resignado a querernos y tolerarnos. Esa ilusión es tan halagüeña que necesitamos aferrarnos a ella por encima de cualquier desengaño, como el obstinado rey de José Alfredo, que a pesar de haber perdido el trono y la reina, reafirma contra toda evidencia su poder absoluto.

El problema es que muchas feministas de talante viril no advierten ni siquiera su fascinación por los gestos autoritarios de la cultura machista. Para ello necesitarían dos cosas que ningún fanático puede tener: autocrítica y sentido del humor.

La subversión más eficaz es la que no se propone demoler una institución, sino adaptarla a los tiempos modernos.

Entre nosotros, es disimulo es un hábito aprendido desde la cuna y por lo tanto, ningún discriminador se asume como tal en público: sólo algunos jóvenes criollos engreídos por su dinero cometen esa infracción a las reglas de urbanidad. Por eso no tenemos grupos abiertamente racistas como el Kukuxklan o el Frente Nacional de Le Pen: sólo discriminadores embozados, con buenos modales y fobias discretas, que desfogan en privado su odio visceral contra la naquiza o la indiada.

jueves, diciembre 11, 2008

iNotas

He estado usando el iPhone una semana y tengo algunas consideraciones:

a. Como casi todo lo de Apple es atractivo en diseño.

b. Es como traer un pequeño portátil en el bolsillo: si hay redes disponibles puedes estar checando el correo electrónico, las páginas favoritas y la ubicación satelital en cualquier momento.

c. Pero si usas esos artilugios la pila dura poco.

d. Tiene buena recepción, algo a lo que estaba temiendo frente a los bastante eficientes Nokia.

e. Es un poco incómodo para la mano al principio. Después, uno se acostumbra (ya lo decían las abuelas: lo único a lo que uno no se acostumbra es a no comer...).

f. Como iPod funciona bien, pero limitado: si tienes uno de más capacidad prefieres a ése.

g. El teclado completo es difícil de maniobrar al principio, pero después agradeces infinitamente que ya no tengas que estar escribiendo en teclas de cuatro posibilidades.

h. Las conversaciones de los SMS pueden ser vistas como los globitos de los cómics. Esto da la sensación completa de cómo ha ido la plática con tu colega.

i. La cámara digital tiene buena resolución, pero no toma video.

j. Volviendo al teclado, tiene la gracia de respetar acentos y eñes. Lo que le falta son los signos de admiración iniciales, por lo que uno deberá escribir como si fuese sajón (hola!, cómo?, ooh!).

k. Hay mayores posibilidades de manipular los servicios: quitar o poner atajos, iconos, prioridades.

l. Cabe bien en el bolsillo de pantalón.

m. No tiene habilitada la función de Bluetooth para la transmisión de fotos o canciones de un móvil a otro, sólo para manos libres o para el coche (el negocio es bajar rolas de iTunes).

n. No tiene la función para hacer una llamada a través de la voz.

o. Puede hacer las veces de localizador (GPS).

p. Si no desconectas la función de 3G puede minar seriamente el crédito al utilizar este servicio de internet (lo mejor es tratar de buscar redes Wi-Fi).

q. Hasta este momento es chic.

r. Por ahora creo que estas son mis primeras impresiones.

Fin

Pues ya, así nada más, se acabó el ciclo laboral 2008. Regresaremos en enero de 2009.

Sin embargo, esta bitácora seguirá funcionando.

La Tierra Prometida

Llegamos. Hoy es el jueves 11 de diciembre de 2008. El día que cierra el ciclo laboral de este año.

Hoy las campanas suenan, los salmos se entonan y las esperanzas se renuevan. A partir de esta noche un mundo nuevo se abre frente a nosotros con todo su caudal de contingencias y emociones espontáneas. El viejo adagio que afirma que hay que morir para vivir muestra su vigencia implacable una vez más.

Sin embargo, el camino aún no está exento de peligros. Como decía el buen comentarista deportivo D. Fernando Marcos, hasta el último minuto tiene 60 segundos. Y, en efecto, hoy aún habrá que sortear algunos puntos laborales más o menos complejos antes de dedicarnos a deshovar con alegría.

Bueno. Así es esto.

Lo interesante es que el tiempo es implacable y nada detiene su loca carrera hacia la muerte. Y hoy, 11 de diciembre, lo hemos comprobado de nuevo.

Seguiremos informando.

miércoles, diciembre 10, 2008

Del totol o el Welfare State

Desde 1997 no recibía pavo --o guajolote o totol-- como parte de los beneficios laborales en la época decembrina.

En la autonomía sigue vigente el Estado de Bienestar (hasta ahora).





¿Me quedo o me voy?

Bueno, en un inesperado golpe de timón del clima capitalino, ha regresado con intensidad ese cielo azul que tanto me gusta en estas épocas del año.

Hoy iremos a la comida de fin de labores de esta oficina autónoma. Ya el ambiente se comienza a tornar semi festivo. Por estos rumbos sureños las calles se están convirtiendo también en la escenografía de la fiesta, la patchanka y el aquelarre gremial.

En contraste, leo el diario y me estremezco: las historias de violencia y terror que se expanden con rapidez por el país obligan a no quedar indiferente. Lo que más me llama la atención es esa sensación de tener un Estado débil, postrado, coludido, ineficiente. ¿A quién recurrir después de eso?

Y para rematar esta postal decembrina: el cóver de Should I stay or should I go? que los Cadillacs se han montado en su nuevo disco.

Emociones mezcladas.

martes, diciembre 09, 2008

Recta final

Bueno, después del temporal viene la calma, como dicen los que viven en la sabana y en la tundra.

El hermoso cielo azul que nos había estado acompañando por estos días en la ciudad se ha ido. Una gruesa nube gris y helada se ha instalado justo encima de nuestras cabezas. El invierno reclama atención en esta recta final.

En general, me gusta el frío. Después de haber pasado muchas temporadas en el pueblo poblano, con frío serrano y lluvia intermitente e incombustible, creo que he desarrollado algunas capacidades para sortearlo. Sin embargo, como buen habitante del trópico mesomericano, demasiado frío ya es cosa distinta. Afortunadamente en México y en su capital el invierno, el verdadero, sólo dura una o dos semanas por año.

Aquí en la oficina poco a poco vamos espabilando después del momento climático de diciembre. Ahora sólo queda afrontar la clásica comida anual y, después, instalarnos en esa costumbre navideña y poco sincera de desearse lo mejor para la temporada por venir y ya. Los pequeños pasos que aún restan antes de sentirnos totalmente liberados y con toda una vida por vivir hasta enero de 2009.

2009. Uf. Escribo el número que representará al siguiente ciclo y siento un poco de escalofrío. Dos mil nueve. Vaya.

Para hacer un poco más pasadero este mediodía he puesto a Aerosmith en iTunes. Me gusta. Aunque creo que han abusado del recurso fácil de la balada rockera que tantos buenos divididendos les ha dado a últimas fechas.

Un año más que llega a su fin y que pronto nos conducirá a realizar otro examen de conciencia. En mi caso no tengo nada que reprochar a 2008. Ha sido generoso y noble conmigo (nada comparable a 2007, El Año Cabrón). Sin embargo, sí hay un punto que comienza a generarme alertas amarillas: el de reproducirme o no en el corto plazo.

En efecto, tener descendencia es algo que, hasta ahora, me había sido totalmente indiferente pese a los embates sociales de familiares y conocidos que, ante la noticia de que uno ya es casado, salen con la típica pregunta de que para cuándo viene el heredero. Francamente, tener críos chillones, meones y tragones no había sido algo que me llamara la atención. Pero...

Creo que 2009 traerá varias definiciones cruciales para la existencia futura, por ejemplo, el de mi contribución para la preservación de la especie. En general, no es que deteste a los críos (espero que al menos al mío no). Pienso que nuestro sentido nihilista se ve francamente amenazado ante la aparición de un ser que reclama para sí toda la atención y todos los recursos. Además, luego veo a las mamás jóvenes con sus vástagos en centros comerciales, plazas y calles y me digo, Señor, por favor no permitas que yo repita los mismos errores que estos tipos con sus hijos. También le pido que no me haga proyectarme en mis descendientes para intentar ser en él o ella lo que yo mismo no pude ser en mi época.

Además, los bebés tampoco son así como muy hermosos per se. En ocasiones he tenido que coserme la boca para no dar mis opiniones reales ante críos horribles, mal educados y berrinchudos que, según sus madres, son la mar de simpáticos y hermosos. Por favor. Creo que en este mundo no hay nada más duro de roer que a una madre hablando maravillas de su bodoque. Ni a los tíos. Ni a las primas. Hombre. Digo, está bien que el amor aflore, lo que pido es un poco de sensatez y de espíritu mesurado al momento de referirse a cualquier ser, incluido los bebés.

En fin.

Creo que el bajón laboral me lleva a este tipo de reflexiones mafufas y cutres.






lunes, diciembre 08, 2008

Francina Alsina, grafopsicóloga y perita calígrafa.

"Escribir implica a todas tus neuronas: tu letra te refleja".

VÍCTOR-M. AMELA.

Tengo 59 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy grafopsicóloga y perita calígrafa. Estoy casada y tengo dos hijos y una nieta de un año. ¿Política? Me molestan los radicalismos. Soy católica practicante y coordino la federación catalana de voluntariado social.

Mire mis notas: ¿qué ve en mi letra?

Denota una mente ágil, apta para la abstracción y con alta capacidad de síntesis.

¡Mujer..., me alegro de entrevistarla!

Funciona usted mal si le organizan, rinde mucho más con autonomía. Se siente mejor a solas que en grupo. Y sexualmente...

¡Alto!

Sólo quería decirle que le veo equilibrado.

Ah. ¿Y dónde ve eso?

En el bucle de su g minúscula. A bucle más inflado, más exigencia sexual. Abierto, colgado: insatisfacción sexual. Quebrado en ángulos, en triángulo: inhibiciones...

Vaya con la letra g.

Si en vez de bucle (en el palo de la g),el trazo de subida se superpone al de bajada, es alguien que sólo mira por sí mismo.

¿De veras la letra nos refleja tanto?

Un texto manuscrito es un test proyectivo: proyecta el estado anímico de su autor. Si se sabe descifrar, desvela rasgos profundos.

Y usted sabe descifrar.

Llevo muchos años haciendo análisis grafopsicológicos. Y también autentificando la autoría de un texto o una firma, una pericia muy solicitada por policías y jueces.

Un análisis grafopsicológico, ¿para qué me sirve?

Para completar un diagnóstico psicológico. Y hay psiquiatras que emplean la grafología como test de la evolución de sus pacientes. Y muchos departamentos de selección de personal analizan la letra de los candidatos a un puesto de trabajo antes de elegir...

¡Pues toca hacer buena letra!

Es imposible camuflarse: escribir implica a todas tus neuronas, como han explicado los neurofisiólogos Serratrice y Habib en su obra Escritura y cerebro.

¿La letra es el espejo del alma, pues?

Refleja tu fuerza de voluntad, energía vital, espíritu de trabajo, capacidad de liderazgo y relacional (y sexual), sentido de la responsabilidad, tendencia a mentir o robar, agresividad, autoestima, aptitudes, capacidades...

¿Dónde ve la fuerza de voluntad?

Mire esta t minúscula sin palito: si alguien de escritura lenta no lo marca, es de poca voluntad; si es de escritura ágil y no lo marca, es práctico.

¿Qué más dice la t?

Cuanto más arriba el palito de la t,más dotes de mando, de liderazgo. Pero si se traza como sombrero... es alguien dictatorial. Si además el trazo arranca desde la letra siguiente y se cruza en un latigazo sobre el eje de la t,estamos ante alguien autoritario y agresivo. ¡Así eran las tes de Franco...!

¿Ha analizado la letra de Obama?

He visto su firma: es la de un seductor, elocuente, muy adaptable a las circunstancias, con un ego notable y fondo narcisista. ¡Suerte que ha fichado a Hillary Clinton!

¿Por qué?

Su firma habla de una persona muy inteligente, firme y creativa.

¿Hasta qué punto es de fiar todo esto?

Mi marido no me hizo caso cuando yo le decía que la letra del gerente que había fichado para su empresa delataba a alguien fatuo e inútil. Aquel gerente... ¡lo arruinó! Hoy mi marido me trae las letras de todas las personas que sopesa contratar.

Letras inclinadas a la derecha: ¿qué?

Su autor tiende a ser extravertido, confiado, inclinado a progresar.

¿Y hacia la izquierda?

Temores, introversión...

¿Y si la línea de texto asciende?

Persona pletórica de ánimo. Si desciende, persona falta de energía. A una alumna que escribía así, la envié al médico: ¡le encontraron una anemia! Letras separadas denotan también tristeza, desconexión con la vida.

¿Dicen algo los puntos de las íes?

Si el punto toca la i,materialismo. Si está muy elevado, espiritualidad. Si es una pelotita, necesidad de aprecio, de afecto: ¡son muy habituales entre chicas adolescentes, verdaderas esponjas afectivas...!

¿Qué en una letra picuda, angulada?

Ira, alguien que puede pincharte, herirte. Si el palo de la p minúscula o de la q es muy largo e irrumpe en la línea de abajo, es alguien invasivo, que refrena mal sus impulsos. Si la letra luce un vuelo ampuloso, es alguien goloso o lujurioso.

Y escribir con letritas muy pequeñitas, ¿qué indica?

Alguien que prefiere pasar inadvertido, por inseguridades, por complejos...

¿Y con una letrota grandota?

Si es armónica, es alguien carismático, que irradia..., aunque algo superficial.

Si me enamoro o me deprimo, ¿eso se notará en mi letra?

Sí, como cualquier otro estado de ánimo.

Y si yo me aplicase a corregir mi letra, ¿corregiría así mis estados de ánimo?

Eso se llama grafoterapia: se usa muchísimo en Francia. Puede funcionar, en cierto modo: si la rúbrica de tu firma tacha tu nombre, yo te haré ver que eso denota que estás saboteándote, que no te permites brillar... y te esforzarás por corregirte, ¡y mejorarás! Una nueva actitud reporta cosas nuevas.

¿Qué letra le gusta más?

La rara, la infrecuente pero armónica.

¿Se refleja la edad en la letra?

No, porque si alguien es receptivo y evoluciona, su letra irá evolucionando a la par.

Y la opción sexual, ¿se ve en la letra?

No. Lo que sí aflora en tu letra es la plenitud con que vives tu sexualidad.


¡Es Goya!

Imparte clases de análisis caligráfico a los Mossos de Esquadra y en la universidad, la reclaman en juzgados para probar que un texto o una firma no estén falsificados, colabora con departamentos de selección de personal de empresas... Me soplan que es una gran grafopsicóloga. Despliega sobre su mesa resmas de cuartillas con variopintas muestras de escritura, en las que va señalándome trazos y detalles que le hablan a gritos. Me muestra también un óleo - Retrato del pintor Esquivel-sobre el que le han pedido una pericia: "¡Todo el cuadro está plagado de microfirmas de Goya! Y si las comparo con las que Goya trazó en el pubis de La maja desnuda, no tengo dudas: ¡el autor es Goya!".

iWey

Por cierto, ya tengo iPhone...

Lo peor ha pasado

En efecto, por fin ha pasado la parte más dura del vendaval de la víspera navideña. Bueno, eso aún sujeto a lo que pueda ocurrírseles a los autónomos en estos tres días y medio que faltan antes de arribar a la Tierra Prometida del parón navideño. Pero, aún con eso, es decir con la incertidumbre, lo más fuerte ya quedó atrás.

La verdad, estoy llegando casi a rastras a este fin de año. No es tanto por la complejidad de las labores, sino por una extraña y novedosa --para mí-- representación del estrés laboral. En efecto, aquí la angustia viene en otros empaques, la mayor parte de las veces intangibles y etéreos. Sé que esto no dirá nada a quien no sepa de qué va el asunto, pero es mejor así. No deja de parecerme intrigante saber por qué a un politólogo no le gusta la política.

En fin.

Lo bueno del tiempo es que es implacable ante todo y frente a todos.

sábado, diciembre 06, 2008

Rock 101

Gracias a la plataforma tecnológica llamada You Tube he podido rememorar algunos buenos momentos de mi llegada a la Ciudad de México en 1993.

En efecto, en esa página están colgados algunos fragmentos de la música y de las viñetas que daban en la estación de radio Rock 101 (100.9 MHz, Núcleo Radio Mil, 1984-1996). Una de las primeras cosas que hice al desempacar en el norte de la ciudad fue buscar en mi radio esa frecuencia. El objetivo: descubrir la sede de la música de la película de tu vida.

Aunque vivía en el pueblo poblano sabía de la existencia de Rock 101 porque era asiduo lector de El Búho, el suplemento cultural de Excélsior de 1985 a 1999. Ahí escribía Jordi Soler, locutor de la estación, así como otros colaboradores que también daban de vez en vez un recuento puntual de los actos o celebraciones de la frecuencia.

De hecho, creo que antes ya había podido oír algo de su programación: durante unas vacaciones decembrinas en la ciudad escuché toda la promoción que daban por el lanzamiento del Achtung Baby! de U2. En fin. El punto es que aún tuve la suerte de seguir la estación hasta el final de su existencia, lo cual ocurrió en el verano de 1996.

Bueno, y decía que gracias a You Tube y a los que ahí dedican una parte de su tiempo a compartir cosas, desde el vídeo de sus sobrinos dando sus primeros pasos hasta el de sus novias usando artilugios sexuales, he podido escuchar esa mítica viñeta para las canciones que decía simple y llanamente... Roooock... Ciento Uno, puro, total y absoluto rock... De hecho, en la página del propio Jordi Soler (www.jordisolerescritor.com) también hay una sección en la que se pueden oír siete horas de música grabadas en 1994, algo que también nos transporta a esa época.

En esta parte del texto tengo que reconocer que, en mis mejores momentos etílicos, con un hígado sano y fuerte, con amigos dispuestos a desperdiciar el tiempo juntos y con medio ambiente menos denso, bueno, en resumen decía que cuando estaba beodo y escuchaba el inicio de una canción en cualquier tipo de reproductor, hacía la voz de esa entrada mítica de Rooooock... Ciento Uno. A veces salía bien, a veces no. Pero a mí me surgía espontáneo. Es más, hasta la fecha, cuando estoy como emocionado o algo así y escucho alguna canción que me mueve, me sale eso de decir ya sea para mis adentros o para la parroquia... Roooock --¡zambomba!-- Ciento Uno.

En fin. Buenos momentos.

Pero creo que su reavivamiento me coloca en la categoría inefable del "adulto contemporáneo" que ve hacia atrás para intentar descubrir que no todo está perdido.


PS. De los vídeos de Yo Tuve recomiendo uno que trata de la presentación de los locutores en el programa Buenos Días de Luis Carbajo en Imevisión. Ahí se pueden ver a varias medio vacas sagradas de la actualidad en su fase primigenia. Jordi Soler aparece con un peinado típicamente ochentero.




jueves, diciembre 04, 2008

Bullet the Red Sky

Un poco de pausa en esta carrera de locura hacia las vacaciones.

Me puse a leer algunas de las publicaciones que hice en este blog durante diciembre de 2003 a 2007. Creo que la constante es dar constancia de mi aversión a las celebraciones que se montan en los lugares de trabajo para despedir un ciclo más. Bueno, pues esta semana tuve que asistir a la primera por estos lares y pude comprobar que, así se trate del lugar más científico y laico y gratuito y autónomo y tal, a pesar de ello, ciertos usos y costumbres se repiten y son incombustibles a sesiones colegiadas.

Uno de ellos es el de la aparición de algunas personitas que creen que cantan como los ángeles y que son las primeras en darse a notar cuando aparecen los trovadores.

Por lo regular, estos especímenes tienen sobrepreso. Las canciones con las que se estremecen son aquellas que dan fe de lo mal que les ha ido en el amor a lo largo de su vida. Al principio dicen que no van a cantar porque tienen la garganta cerrada o por alguna otra razón de esa calaña. Sin embargo, más tarda en plantarse el trío a su lado que en empezar a berrear y a hacer esos largos --dizque-- falsetes que nos ayudarán a todos los demás a no dudar de que estamos ante Una Gran Cantante Aún No Descubierta. Siempre tratan de ser el centro de atención de la mesa y, cuando no lo logran, comienzan a desplegar todo su arsenal de supuesta simpatía (incluida la cantada) para volver a atraer los reflectores. Intentan mostrar una cara súper amable, súper cordial, súper segura de sí mismas y súper alegre, la cual sólo nos lleva a dudar más y más acerca de todas esas virtudes que la enaltecen.

Pero, a mi juicio, el momento culminante de esta clase de encuentros cercanos es cuando la personita en cuestión comienza a solicitar ex profeso algunas rolas para dar rienda suelta a sus impulsos megalomaníacos. Entonces, es cuando ponen cara de compungidas y sueltan la clásica pregunta de, eh, maestro, ¿no se sabe la de Cielo Rojo? Ahí ya se jodió todo.

Esa canción cuenta la historia de algún tipo que va caminando solo y sin el cariño de su contraparte amorosa. Algo pasa y va sufriendo mientras sueña en un cielo de ese color en el que él (o ella) transita de la mano de su amada (o amado). Por lo tanto, hay una parte de la interpretación basada en un largo falsete que sólo pueden salvar --dicen-- los que realmente cantan bien. Ya ni qué decir de cómo intentan lucirse los seres que busco describir en esta publicación.

Bueno, pues eso sucedió en la conmemoración referida. Y yo que pensaba que esta situación sólo la había conocido en reuniones familiares, en días de campo o en cantinas de mala muerte y no en un recinto del conocimiento y la cultura.

Además, otra cosa que noté fue que, a pesar de que algunas anden por la vida con banderas de radicales, ultras, pensantes, intelectuales, culturosos y comprometidos con las causas populares y justas, antineoliberales y tal, aún con todo eso, bien se estremecen con las rolitas más lacrimosas del Cancionero Picot Nacional.

Tal cual.




miércoles, diciembre 03, 2008

Desde la trinchera

Estos días han estado agitados. Reuniones, juntas, sesiones previas, informes, estrés. Lo que, al parecer, es pan común por estos lugares previo al parón laboral en cualquiera de sus dos versiones (veraniega y navideña). Si a eso sumamos que estoy atravesando por la típica crisis post aplicación de la vacuna contra la influenza (¿qué influenza tienen tus labios?), diré que me encuentro algo jodido.

Sin embargo, aquí estamos: con la guardia en alto e intentando atravesar el pantano y dejarlo peor que como estaba.

Ya iremos reportando las nuevas desde la trinchera.

lunes, diciembre 01, 2008

Saldos del fin de semana

Odio decirlo, pero lo advertí: Pumas ganó en fútbol americano al Politécnico, perdió en fútbol ante el Real Bañil y, para rematar, también fue derrotado en la semifinal de la Segunda División ante el Irapuato. Nada nuevo bajo la alineación de los planetas: tan previsible como el carácter timorato del brasilero Ferreti en el banquillo del Orgullo Azul y Oro.

El fin también nos dejó la visita de Madonna al Autódromo. Esta cantante siempre me ha parecido vanguardista y políticamente incorrecta y tal, pero con unos recitales que son la mar de flojera. Mi estilista, fan irredento de la norteamericana, siempre tiene en la pequeña pantalla de su televisor portátil algún momento de sus giras internacionales, el cual tenemos que verlo mientras esperamos ser trasladados al banquillo. Ahí he podido notar que sus recitales son una especie de gran Siempre en Domingo en Disneylandia, con su sección de carnaval, de comedia sexosa y de lágrima fácil, mientras la tía se mueve rodeada de un sin fin de bailarines y músicos vestidos para la ocasión.

Digo, está bien que haya venido y tal, pero jamás pagaría 18 mil pesos --como algunos lo hicieron en la reventa-- por verla dos horas. Mi estilista sólo cobra 100 pesos e igual puedes estar ahí cuatro horas sentado esperando y viéndola.

Otro saldo de este parón de solaz ha sido la conmemoración del segundo año de gobierno de Felipe Calderón. La verdad, no quisiera estar en sus zapatos. De hecho, ser presidente es algo que jamás me ha llamado la atención: toda una gran responsabilidad para que luego nunca quedes bien con nada ni con nadie.

Vean a los ex presidentes: aunque se hayan vuelto multimillonarios y tal, aunque se hayan casado con la vedette en turno, aunque hayan dado rienda suelta a sus impulsos megalomaníacos, ahí están al final: demacrados, locos y odiados por la turbamulta ingrata y resentida de tiempo completo.

Salinas, huyendo. Zedillo, ganando la plata del mundo, pero lejos de su Mexicali querido y de la casa que su retoño le montó en el Pedregal. De la Madrid, bueno, él un poco menos mal, pero igual de acabado. López Portillo, pasó las de Caín con su compañera Sasha Montenegro. Echeverría, encerrado en San Jerónimo. No, no, no. Si el pago por ser el hombre más importante del país es ése, prefiero ser el segundo hombre más importante del país.

Y, bueno, con esta publicación arrancamos el último mes de 2008.

Pronto llegarán comidas, cenas, desayunos y demás cosas para despedirse de la parroquia.

Yo sólo deseo que el 11 de diciembre arribe pronto, terso y seguro.