viernes, septiembre 19, 2003

Si hacemos caso a la definición de Max Weber Chatanuga sobre lo que significa el término burócrata ("los no propietarios de los medios de producción"), entonces tendremos que aceptar que una gran mayoría de seres somos... burócratas.

Es decir, se piensa en esta clase de seres sólo en aquellos refugiados en oficinas públicas, detrás de escritorios de madera vieja y apolillada, degustando tortas de queso de puerco chorreantes y bebiendo champurrados de atole comprados en la esquina del metro. También en doñitas histéricas y mega-pintadas que pasan horas discutiendo con sus vecinas sobre la viabilidad de demandar al marido al 75 por ciento de su nómina, o bien, sobre el último pago atrasado de la tanda mensual que Lupita o Rosita o Rosalitos.

Pues no, colegas.

Burócrata también es la dependienta del Palacio de Hierro que arriba perfumada e impecablemente vestida a su mostrador. El empleado de Daimler-Chrysler que te muestra los catálogos 2004 de camionetas y automóviles. La chica barrosa-sonriente que te realiza la pregunta fundamental de "papas y refresco grandes por cinco pesos más" de cualquier emporio transnacional. Los de servicio al cliente de Wal-Mart. Los sabelotodo vendedores de música en Mix-Up. Los locutores que admiras en las estaciones de radio activas y orbitales. El que te despacha la gasolina. La señora que, debajo de un letrero que afirma "aquí lo importante son los clientes", espera pacientemente a que despotriques todo lo necesario antes de soltar tu tarjeta American Express al finalizar tus compras en Sears Roebuck de México.

En fin, a excepción de los verdaderos dueños del capital mexicano, todos los demás caemos en la definición weberiana de burócratas.

Así que, tampoco se pongan puritanos y acusen a los servidores públicos de tener todos los vicios, errores y prejuicios propios de este gremio.

Chau, colegas de sector!

posteado por mbg