Mundial-Maestría-Elecciones (es lo de hoy)
Señores, el que a hierro mata, a hierro muere. Y lo digo por los argentinos. Ahora les ha tocado experimentar lo que se siente ser extranjero. Muchas veces ellos han sido los que han aplicado los divertimentos de la localía en contra de los visitantes. Arbitrajes parciales, apoyo incondicional en las gradas, ambiente festivo. Algo que han vivido algunos equipos mexicanos cuando van a jugar a Suramérica, por ejemplo, Cruz Azul en la Libertadores de 2001 y Pumas en la Sudamericana de 2005.
Y, bueno, ahora ellos han padecido esos mismos efectos que sólo otorga el hecho de estar en tu tierra. Así, hoy tuvieron --dicen los diarios en línea porque no he podido ver el partido-- un arbitraje en contra y, claro, a toda la hinchada teutona apabullándolos desde las alturas. Este último punto me da un poquito de escalofrío porque, como dice el buen Jairo Calixto Albarrán, cuando a los alemanes les da por ser un pelín nacionalista luego les dan ganas de invadir Polonia vía Blitzkrieg.
El que a hierro mata, a hierro muere. Y hoy por eso Argentina está fuera. Y, claro, como buenos sudacas, no saben perder. En fin. De entrada ya se veía que este Mundial es para un europeo. Ya se verán las caras en África, si es que el planeta llega al 2010 (o al menos México).
Por otra parte, Ucrania ha sido eliminada. Mi otra favorita sentimental (ver publicaciones anteriores). Es decir, que para mí cuando salía el jersey amarillo horrible que portaron en este Mundial lo que veía no era la tierra de las teiboleras y las ojivas nucleares, sino una extensión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la misma del mítico jersey rojo de la CCCP. Pero, bueno, no importa. La ha echado fuera Italia, la que creo será al final la campeona de este torneo. Aún por encima de Inglaterra, mi favorita sentimental número uno.
Ahora sólo espero que Brasil, con todo y su sonrisitas Lily-Ledy (ergo, Ronaldinho) sea despachado por la rancia Francia. En efecto, la misma que --dicen-- reparte polilla cuando se desplaza por el césped. Si así fuera, no dudaría en llevar a la Selección mexicana a Marcelino Bernal y a Tomás Boy para el próximo Mundial. Es decir, si los jóvenes juegan bonito y los viejos dan campeonatos, ¡viva la gerontocracia!
Finalmente, colegas, pues sí, resulta que ya soy Maestro. Mi especialidad ha sido Gobierno y Asuntos Públicos. El jurado, de manera muy benévola, ha decidido darme el grado con Mención Honorífica. Algo que me alegra mucho. Y que quiero compartir con ustedes.
Gracias a mis colegas que estuvieron en el examen, a los que me acompañaron en el aquelarre posterior y a los que enviaron mensajes de aliento. En verdad, eso es un motor bastante potente para realizar cosas.
Gracias otra vez y un abrazo para ustedes, que ya saben quiénes son.
Ah, por cierto, tengo que decirlo: estrenaré mi flamante título siendo Presidente de mi casilla electoral (¡recórcholis!).
PS. Para cerrar, un artículo de uno de nuestros gurús...
Para el 2 de julio
Jorge Chabat
Como a partir de ayer jueves entró en vigor la veda expresiva y no se debe ya emitir ninguna opinión que pueda remotamente influir a algún ciudadano de mente débil, me limitaré en este artículo a reseñar lo que debe ser la conducta de un ciudadano responsable y comprometido con la democracia el próximo domingo 2 de julio.
1. Se recomienda al ciudadano no irse de parranda la noche anterior, porque de hacerlo así, el domingo se va a encontrar en un estado de resaca que puede tener un doble efecto negativo: o se queda en su casa curándosela y no va a votar o bien va a votar y al final se le confunden los colores y acaba votando por quien no quería.
2. Es recomendable tomar una ducha temprano para despabilarse y que a la hora de ir a la casilla no se confunda.
Una vez hecho esto, también es recomendable ir temprano. No vaya a ser que en la tarde la cola sea larga, lo cual no sería raro, pues los mexicanos dejamos todo hasta el último. Evidentemente, una cola corta es un incentivo para votar y no regresarse a la casa a ver la televisión.
3. Aunque el domingo no hay partido de futbol, puede que transmitan alguna lucha estelar de El Místico, con lo cual las tentaciones para no salir aumentan. Hay que revisar la programación de la televisión desde temprano para planear bien el día y que no se atraviese algún programa de esos que no se puede uno perder.
4. La agenda también debe incluir la comida con los suegros o los cuates. Si uno deja la votada para después de la comida, el riesgo de que uno ya no llegue a la casilla es alto.
5. La noche del sábado hay que meditar seriamente y en privado el voto. Parece un asunto trivial, pero no lo es. Un voto irresponsable (por el candidato que caiga) puede traernos tres o hasta seis años de lamentaciones. No obstante, es importante recordar que el voto no tiene que ser necesariamente por un solo partido.
Hay que analizar todos los candidatos en juego y elegir a los mejores (o a los menos malos). No pasa nada si uno vota diferenciado ni hay que acudir con el siquiatra después de ello. Desde luego, tampoco pasa nada si uno vota por un solo partido.
6. Revise los programas de los candidatos, pero no base su voto sólo en ello. Analice la trayectoria del partido por el cual piensa votar y la de sus candidatos. Pondere no sólo los buenos deseos del candidato, sino las probabilidades de que éste pueda realmente llevar a cabo sus propuestas.
7. El voto es secreto y no hay que dar explicaciones del mismo a nadie. De hecho, si los cuates o la familia fastidian demasiado para que uno vote por un candidato con el que no se está de acuerdo, lo razonable es darles el avión y evitar conflictos innecesarios.
No vale la pena dividir a la familia o perder una amistad por una discusión política. Emitir el voto es como estar en el confesionario frente al cura: lo que ahí pase, ahí se queda. Y no debe uno avergonzarse de votar por nadie. Ese es un asunto estrictamente personal. Nadie va a saber por quién votó uno en realidad.
8. No sólo no se debe hacer ya caso a los cuates o a la familia. Tampoco le crea a los cientos de correos electrónicos que dicen cualquier cosa: que el candidato fulano es un extraterrestre, o que el candidato zutano es en realidad Elvis Presley disfrazado, o que el candidato mengano ya recibió la autorización de la sociedad secreta de los adoradores del hueso.
También se deben ponderar con mucho cuidado las acusaciones de la guerra sucia de los últimos meses, y muy probablemente va a llegar a la conclusión de que la mitad de éstas -de ambos lados- son falsas.
9. Emita un voto prudente pero no caiga en el pánico. El país no se acaba si gana uno u otro candidato. Existen factores de presión e instituciones que van a limitar los excesos que uno u otro pueda hacer en el poder.
Ello no significa que no se pueda tener una opinión de quién es mejor o peor. Pero es importante recordar que el país no se acaba el 2 de julio.
10. Finalmente, ya en la casilla emita su voto y no se quede con remordimientos. Seguramente seis años después, vote por quien vote, llegará usted a la conclusión de que votó por el candidato equivocado. Eso es parte de la democracia.
Una vez emitido el voto, tómese el día con calma y espere el resultado en la noche. Si no ganó su o sus candidatos no se vaya a deprimir.
Al terminar el domingo, duérmase con tranquilidad: usted cumplió con su deber. Claro, falta que los candidatos ganadores lo cumplan, pero eso ya es otro asunto.
jorge.chabat@cide.edu
Analista político, investigador del CIDE
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