lunes, julio 03, 2006

Dos presidentes, una elección

He visto que han incluido este blog en una página referente a las presidenciales celebradas el día de ayer. Se llama Electormx o algo así. Por lo tanto, infiero que la gente que nos anexó y la que nos visita desde ese portal espera una opinión sobre la coyuntura política en este espacio. Y es cierto, la tenemos. El punto a destacar es que, debido a nuestra actividad burocrática, la cual no se detiene ni ante contingencias como la experimentada la noche de ayer, en ocasiones es difícil fijar una posición racional debido al limitado tiempo de que disponemos para pensar y escribir.

Sin embargo, sí es posible hacer algunas consideraciones breves.

La primera es la que se refiere a que México fue, por unas horas, el país de una elección y dos presidentes. Mal, muy mal me pareció la respuesta de los candidatos (me refiero a AMLO y FCH) luego del exhorto del Dr. Ugalde para ser prudentes respecto a los resultados y la toma de posiciones. Ambos se declararon ganadores, ambos utilizaron cifras propias y ambos arengaron a sus simpatizantes a creer en la victoria.

Obviamente, no puede haber dos ganadores. ¿Qué pasará con el que resulte perdedor? ¿Cómo le explicará a su gente que, bueno, al final no han obtenido lo que buscaban? Espero --en verdad-- que el clima no se polarice ante este escenario inédito que, por otra parte, reclama un buen avance en términos de maduración política de los mexicanos (partidos, instituciones, personajes públicos y ciudadanía en general).

Ante lo visto el día de ayer y, sobre todo, escuchando las declaraciones de los involucrados, lo más probable es que el veredicto final deba pasar por los tribunales. Algo que se está volviendo un uso y costumbre nacional cuando de realizar comicios varios se trata.

Ahora, el otro punto que me parece importante destacar es, ¿qué va a pasar con toda esa mitad que no votó por el ganador? Hasta las 11.27 de hoy lunes tres de julio, menos de un punto porcentual es lo que separa al primero del segundo. Entonces, ¿cómo vamos a seguir viviendo todos juntos? Lo digo no por un alto grado de amarilismo o catastrofismo, sino por la propia crispación que generaron los partidos, sus estrategias de campaña y sus candidatos, y que ahora se refleja en los resultados preliminares.

Es claro que hay dos bandos bien definidos. Por un lado, los ricos, los potentados, la clase media, media alta y cupular. Por otro, los pobres, los olvidados, la clase media, media baja y miserable. De hecho, en su discurso de anoche, AMLO agradeció especialmente a "los pobres" su apoyo. FCH no hizo lo mismo con su contraparte, pero obviamente no se veía el mismo tipo de público en su concentración.

Para aunar este comentario, hoy por la mañana FCH apoyó su pronóstico de victoria en el dato duro de que los estados que aún faltaban por contabilizar eran del noroeste del país, es decir un poco más desarrollados que sus homólogos sureños y que, por lo tanto, le darían el triunfo irrefutablemente.

Entonces, lo casi único seguro es que acabaremos divididos en dos. Un conflicto de clases sociales que claro que existe, pero que no es conveniente exaltar en estos momentos.

Asimismo, estoy casi convencido que esos ya famosos "cinco científicos mexicanos" que ayer estuvieron apoltronados en las instalaciones del IFE analizando y calculando las tendencias de votación, sabían en un grado confiable el resultado o su inclinación irreversible. Me parece, sin embargo, que la estrategia adoptada por el Instituto fue acertada, es decir que fue correcto no dar todo por hecho anoche, sino dejar que las cifras sigan fluyendo para consolidar el resultado, aunque ya se supiera cuál iba a ser la tendencia.

En contraste, el reclamo no viene de esta forma de actuar de las autoridades electorales. Su debilidad ha sido producto de la manera en que fueron electos y, sobre todo, de las reglas que actualmente tenemos para su elección. Me parece que lo que ha pasado el día de ayer debe llevarnos a reflexionar que no todo el IFE debe ser renovado en una sola emisión. Es decir, que una parte de él permanezca para que los nuevos consejeros puedan adquirir experiencia. A diferencia del Consejo General que guió las elecciones hace seis años, el que ahora tenemos tiene carencia de figuras de peso moral y académico. Entonces, una nube de incertidumbre pesa sobre el árbitro que ensombrece casi cualquier acto que realice, a pesar de ser adecuado, repito, como el que afrontó a las 23.00 horas del dos de julio.

Para finalizar, la pregunta obligada, ¿qué pasará? De confirmarse la tendencia, FCH será considerado ganador según las cifras del PREP, pero iniciará un largo y desgastante proceso de revisión de cada casilla, de cada paquete electoral, de cada acta y quizás de cada voto, con el fin de tener toda la certeza de que esos 300 mil, 400 mil 0 500 mil sufragios de diferencia son, en efecto, tangibles. Después, habrá impugnaciones y el veredicto puede quedar en manos del Tribunal Electoral.

Lo que más pesa es que, escuchando y observando el comportamiento de nuestra clase política, lo que queda no es otra cosa que dudas sobre la altura de miras de la misma para afrontar este peculiar momento de maduración de la democracia mexicana.

Pero, bueno, para que no quede la sensación de que todo está en el aire y, por lo tanto, en la incertidumbre, nosotros, Los Burócratas, tanto los del Ritmo como los Convencionales, seguimos sosteniendo el timón desde la trinchera de la administración pública. La cual, como se ha visto también, es vital porque representa a las instituciones que deberán sacarnos del marasmo en que hemos caído.

Alea Jacta Est