lunes, noviembre 01, 2004

Mañana estaremos de asueto. Así que desde hoy dejamos nuestra contribución a la celebración del Día de Muertos, recordando algunos de los epitafios más famosos alguna vez escritos.

"No es que yo fuera superior. Es que los demás eran inferiores". Orson Welles.

"Estuve borracho muchos años, después me morí". F. Scott Fitzgerald.

"Por lo demás, los que se mueren son siempre los demás". Marcel Duchamp.

"Si no viví más, fue porque no me dio tiempo". Marques de Sade.

"Aquí reposan los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios". Botswain, el perro de Lord Byron.

"Disculpe que no me levante, señora". Groucho Marx.

"Invocado o no invocado, el Señor está presente". Carl Gustav Jung.

"Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo". Miguel de Unamuno.

"Aquí yace Moliere, el Rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace muy bien". Moliere.

"Sardanápalo, hijo de Anacindárax, fundó en un día a Anquéalo y Tarso; tú, transeúnte, come, bebe, diviértete; todo lo demás es indigno de este aplauso". Sardanápalo.

"Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito el hombre que respete estas piedras, y maldito el que remueva mis huesos". William Shakespeare.


Fuente: La Revista de El Universal.