Fangoria, con pánico a aburrir y a aburrirse
Laura Crespo
Llevan desde 1991 como Fangoria y nueve álbumes a sus espaldas, aunque el éxito de los tres últimos trabajos, presentados en 2001, 2004 y 2006, les ha hecho incluso aparcar la etiqueta de underground y lanzarles a lo más alto de las listas de ventas. Dicen que nunca, ni en sus anteriores etapas como Dinarama o Pegamoides, han pretendido ser estrellas, que hacen lo que les apetece en cada momento, y que sólo es cuestión de suerte. Simplemente son privilegiados por hacer lo que les gusta y triunfar sin más.
Así se definen los eternos Alaska y Nacho Canut, Fangoria, y las cosas no les pueden ir mejor. Presentaron nuevo álbum en octubre, El extraño viaje, y ahora lo pasean por diferentes ciudades aún sorprendidos por el cartel de entradas agotadas que cuelgan cada noche y que les llevó a hacer doblete en Barcelona los pasados 8 y 9 de febrero.
Acompañados por Nancys Rubias, Miranda! y la Terremoto de Alcorcón, transformaron el Espacio Movistar, carpa futurista y altar del marketing telefónico, en uno de los conciertos más petardos que he presenciado -y parece ser que mi opinión es generalizada-.
Empezaron puntuales las Nancys, grupo satélite del propio Fangoria y liderado por Mario Vaquerizo, el marido de Alaska, vestido de rosa y tacones a lo Pink Flamingos. Las Nancys cantan canciones compuestas por Canut y arregladas por varios amigos con más talento compositivo, pero la puesta en escena es propia y el morro que le echan encima del escenario también. Lo que cuenta es la performance, cuanto más travesti mejor, aunque la versión del Daddy Cool de los Bonnie M estuvo muy divertida. Y todos recordamos a Nancy O, la chica en bikini de lentejuelas que no paró de tocar el triángulo con decisión haciendo de contrapunto a la batería. Un diez por su falta de pudor.
Continuaron los Miranda!, grupo argentino encabezado por Alejandro y Juliana, pareja mezcla de temas contagiosos y desenfreno con mucho éxito en Buenos Aires y cada vez más aquí. Technobizarre de purpurina verde que recuerda a Amistades Peligrosas pero en versión electropop, con letras interminables que sorprendentemente el público coreó de principio a fin, sobre todo en los singles Yo te diré u Otra vez.
Llegó el momento esperado de la noche y Alaska, icono televisivo y musical de mi generación, se plantó en el escenario totalmente vestida de blanco, guitarra y micro incluidos, ante un público expectante. También Canut lucía un traje blanco inmaculado, enmarcado entre cortinas y pódiums del mismo color. "Todos han tenido su etapa blanca, Camela, Siouxsie, los Dammned, Grid, Beatles, Pet Shop Boys..." comentó Alaska en el chat de elmundo.es, y ellos no iban a ser menos. Fantasmas fue, una vez presentado el decorado albino, la mejor canción que podían escoger para empezar.
A partir de este primer tema, el grupo completado por los músicos Chris Koo y Jesús Horror y las travestis Topacio Fresh y Miss Andy interpretaron durante casi hora y media muchas de las canciones del último álbum intercaladas con varios temas del Naturaleza muerta y Arquitectura efímera, los dos trabajos anteriores. Destacó el papel del corista Rafa Spunky, quien muchas veces pasó a ser primera voz apoyando a la grave tesitura de Alaska, tal como hace Olga Román a Joaquín Sabina, aunque sea lo único que tengan en común.
Lo que para algunos como yo resulta un disco irregular, capaz de bajar el ritmo a ras de suelo en temas como El cementerio de mis sueños, o de hacer bailar a todo el mundo (por ejemplo con Estés donde estés), otros hablan de que El extraño viaje es un disco muy coral, pensado para el directo. Ellos argumentan que la diversidad responde a su frase "nos da terror aburrirnos y aburrir" y que además cada canción se corresponde a una faceta de su personalidad: Son chismosos en Criticar por criticar, caprichosos en Plegarias atendidas, pesimistas en Ni contigo ni sin ti…
En lo que sí estamos todos de acuerdo es que Fangoria nunca deja indiferente, sea para bien o para mal. O encantan o aborrecen, y con esta dualidad juega orgullosa Alaska, quien puede presumir tanto de tener el dvd de Arquitectura efímera expuesto en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, como de ser una de las tertulianas de prensa rosa de Las Mañanas de la COPE.
Alaska finalizó su actuación confesando que "No puede evitar sus quince minutos de bakalao" y encadenó ese frenético Estés donde estés con el muy emitido Retorciendo palabras de amor, aceleradas y machaconas entre focos relampagueantes. Y es que este trabajo ha sido producido por ellos mismos, volviendo a sus raíces más barrocas y sin Carlos Jean que les dé ese aire entre dance y ambient que tan bien ha sabido aportar a sus anteriores discos. Personalmente creo que han perdido calidad sin él, puede que porque Jean es capaz de convertir en oro todo lo que toca: Ahí está Nena Daconte, Najwa Nimri, Bebe…
Con el mítico tema El Rey del Glam, toda una declaración de principios, Fangoria se despidió mientras presentaba a La Terremoto de Alcorcón. Pepa Charro, que así se llama esta ex componente del grupo Diabéticas Aceleradas, puso el broche petardo a la noche, y su actuación desternillante nos hizo pasarlo como nunca, bailando y cantando sus disparatadas parodias del Hung Up de Madonna, del Crazy in love de Destiny's Child o del clásico It's rainning men de Weather Girls. Se atreve con todo, y lo demostró acabando con su particular traducción del Let me out de Dover.
Que freaky, que kitch, que drag más cañí… pero al salir del concierto todos seguíamos cantando ese fantástico y contagioso estribillo: "Estoy cansada, estoy aburría, enajená…"
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