lunes, mayo 21, 2007

Esta se le había pasado al Maese, la quise subir hace una semana y me decía que tenía palabras prohibidas, pero hela aquí:


LA VANGUARDIA
LA CONTRA

"Antes morir que perder la vida"
IMA SANCHÍS - 12/05/2007



Tengo 78 años, por lo que tengo que ir en moto, a pie me canso mucho. Nací y vivo en Barcelona. Casado con Coral, con un nieto, Max; un hijo, Àlex, y un perro. La nueva dictadura que ha nacido de la democracia, ser políticamente correcto, me provoca ser incorrecto. Es más práctico rezar que contar hasta cien, mejor tener creencias

- Todos los fotógrafos de mi época (Miserachs, Colita, Ramón Masats) tuvimos la suerte de colgarnos de la oreja de la cultura. 



- Eso puede doler. 


- No dolía, caminamos junto a personajes magníficos, arquitectos como Coderch, Federico Correa, Óscar Tusquets. Mis dos primeros libros fueron con Camilo José Cela y Delibes. Empezamos muy bien.

- Usted perteneció a la gauche divine,defínamela.

- Un grupo izquierdoso al que no le interesaba mucho la política y lo pasaba bien. Pero no cometíamos tantos abusos como se nos supone. Por ir corriendo por la calle murieron en mi época cuatro o cinco tipos de ataque al corazón, pero ni un solo cliente de Boccacio murió en la barra bebiendo whisky.

- Usted se ha divertido.

- Siempre. Me divertí durante la guerra en l´Ametlla del Vallès. No iba al colegio, y como no teníamos mucha comida nos espabilábamos para robarla. Robar sabiendo que estás justificado ante Dios y ante los hombres queda muy bien y es muy divertido.

- ¿Y la posguerra?

- Aburrida, pero luego vino la mili y otra vez me divertí mucho. Fue un año y medio como Dios manda, en África. Me disgustó que la eliminaran porque estoy convencido de lo beneficiosa que era para la inmensa mayoría. Fíjese en el Fari.

- ¿En qué quiere que me fije?

- En la mili no aprendió a cantar, aunque allí se canta mucho, pero ingresó analfabeto y salió con un carnet de primera especial para llevar taxi. Yo fui a Ceuta, que es como Andalucía, y melo pasé en grande con los andaluces. Soy un catalán al que le gustan los andaluces y adora a los gallegos.

- Lo entiendo.

- La tacañería que hay en Catalunya no la he visto en ningún sitio. Cuando hacía libros de cocina, fuera de aquí siempre me ofrecían la cena, aquí nada. Con Jack Stewart discutíamos sobre si eran más tacaños en su casa, Escocia, o aquí.

- ¿Qué ha aprendido en la vida?

- Hubo un brigada de la denostada mili, el brigada Paniagua, que me dijo una frase que adopté como lema: "Tú eres de los de antes morir que perder la vida".

- Buen lema.

- Al viejo profesor Tierno Galván le pedí que me lo tradujera al latín para incluirlo en el escudo de familia que no tengo, y tras pensar un rato me dijo que no tenía traducción. Luego se lo pregunté al padre Apeles, que también sabe latín, y tampoco pudo.

- ¿Y qué significa para usted?

- Que tienes que tener una ilusión permanente para vivir. A los 18 años también aprendí que para ligar era absolutamente necesario tiempo y dinero a partes iguales. Me preocupó mucho averiguar cómo se las arreglaban los ligones, que, en cierto modo, están emparentados con los macarras.

- ¿Qué averiguó?

- Que a las chicas no les gustan los buenos chicos. Ligan más los que tienen un poso de violencia, el macho alfa. Y por descontado ligan más los altos que los bajos.

- Y usted, ¿en qué categoría está?

- En la de los enanos de circo. Mido un metro setenta y esto no es medir. Tuve que aprender trucos de manos del Màgic Andreu para suplirlo. En The private collection quise explicar que intenté presentarme al récord Guinness como el tío que había fracasado con más tías buenas de la Unión Europea, pero el editor no me lo permitió.

- ¿Alguna crisis, la de los 40, los 50...?

- Ni crisis ni complejos, por lo de siempre: antes morir que perder la vida. 

-

¿Cómo le fue la transición?

- Las dictaduras más bien excitan a los creativos. Pero con la transición llegó el destape.

- Cuénteme sobre la Eivissa de entonces.

- Hubo un grupo de vascos muy generosos que crearon una discoteca que se llamaba Ku. Por la noche la gente se bañaba en su piscina y por la mañana continuaba en la playa. Una playa que jamás he vuelto a ver, sólo había perros y gente guapa. Ni un niño. Luego decayó como Cadaqués, ¿por qué?

- ¿?

- Los norteamericanos hicieron una carretera nueva de Figueres a Cadaqués y se cometió el error de cambiar el agua salada que salía por el grifo por agua dulce. Ya se podían preparar biberones y se acabó la paz. Las playas se llenaron de niños, de suegras, de cuñados.


- Usted siempre ha sido un provocador.

- No creo que eso se haya de corregir. A mí los políticamente correctos me fastidian, esos que necesitan un catecismo para vivir. Necesitan devociones, mirarse unos a otros y exclamar: "¡Qué buenos somos!", y a continuación preguntar: "¿De qué horóscopo eres?".

- Ese carácter provocativo, ¿le ha acarreado algún problema?

- Igual no me han dado el premio Nacional de Fotografía por ello.

- ¿Importa?

- Lo que importa es que he tratado con la gente que a mí me gustaba tratar. ¿Qué oficio podía haber escogido que me permitiera pasarme una semana cazando con Delibes, cenar con Dalí o con Luis Miguel Dominguín?

- ¿Qué le interesa de los demás?

- La simpatía. 


PROVOCADOR

Es irónico y surrealista en la fotografía y la vida. Con Colita y Miserachs fue el cronista de la ´gauche divine´. Descubrió la fotografía en París y siguió los pasos de Brassaï. Se interesó por lo gitano y por los toreros que nunca llegarían a nada y formó pareja profesional con Julio Ubiña hasta que éste murió. También cultivó con pasión la fotografía de mujeres, colección que aparece en ´The private collection´ (La Fábrica). Envió al Rey el libro con esta dedicatoria: "Disculpad, Señor, que haya puesto el título en inglés, se debe a la cruz del bilingüismo que nos asola". Ha retratado la España de los guardias civiles y los burros, los primeros bikinis y la Eivissa que mezclaba hippies y burgueses. Le gusta provocar y se toma todo poco en serio, en primer lugar a sí mismo.