viernes, septiembre 18, 2009

Requiém

Como siempre cuando el final se acerca quisiéramos hacer muchas cosas, viajar a donde nunca fuimos, hablar con quienes quedaron pendientes, incluso las cosas cotidianas adquieren importancia.

Hoy llegó el tiempo de cerrar este ciclo y ya me arrepiento de los momentos que dije: mañana lo escribo, esa idea es buena la voy a subir, ahora si mañanana subo mi colaboración. Todo queda en buenas intenciones, pero mentiría si dijera que aprendí la lección.

Por otra parte, me alegra el impulso de hacer lo que pude. No quedó en buenas intenciones, recuerdo cómo en múltiples pláticas decíamos junto con el Maestro Manolo; eso es para el sensacional de burócratas. Y las anécdotas y cosas que suceden siguen verificándose y siendo dignas de citarse. Pero hubo un momento en el que la tecnología nos permitió realizar estos escritos, sin pretensiones ni cortapisas. En un momento nos decidimos y empezamos a compartir sucesos, que van de lo más particular a lo general.

Después me agradó el hecho de lograr, digamos, cierta sofisticación, las aportaciones y citas de Weber que hacía el Maestro Manolo, las referencias a las teorías administrativas y las visiones que se tienen de la administración pública.

La parte de los seguimientos a las notas que sobre los asuntos públicos conciernen o hacen referencias de importancia para los burócratas nos permitieron empezar a compartir muchas cosas, incluso había búsquedas registradas que llegaban a la página por buscar notas como "retiro voluntario" o "pago de compensación", llegando a otras referencias que costaba encontrar la conexión inmediata, en ocasiones llegando a absurdos.

Esta página también se convirtió en testigo de los sucesos a lo largo de seis años e incluso en vehículo de comunicación entre los dos principales -y tal vez- únicos colaboradores del blog. Tuvimos nuestros contactos como la alcachofa asesina, a la cual nunca conocí y otros amigos de Manolo que tampoco me conocen. Aunque este proyecto no pretendía llegar a nadie, finalmente se lanzó al ciberespacio para ver quien lo tomaba en cuenta y sorprendentemente si hubo incluso quien lo consultara, recuerdo que dimos alguna asesoría o respuesta a preguntas planteadas a través de nuestro correo institucional.

Así llegamos a entregar cuentas, tenía la idea de hacer como un sexto informe del sexdebur, pero se nos adelantó y me pareció mejor la aplicación de Sheridan, posteada en esta misma página.

Se acaba un sexenio de sexacionaldeburocratas@blogsopt.com. Primero y último, porque no hubo elecciones no hubo República ni representación, no le preguntamos al pueblo que le parece ni a las ong´s si era políticamente correcto. No nos importó cumplir con la constitución ni con las leyes que de ella emanen.

Dicen que la gente no cambia, incluso hay una despedida así: "nunca cambies" u otra que me decía un compañero: "hazme un favor: cuídate, nunca cambies". Ja esas bellaquerías nunca las aceptaremos.

Precisamente en El Quijote descubrí el significado de lo que es ser villano en contra de lo que es un caballero. Sólo quisiera nunca caer en lo ordinario y simplón, no lo puedo prometer, porque no puedo decir que de esa agua no beberé. Espero no escribir nunca un libro como el de Josefina Vazquez, la actual estrella de la administración panista, ni recibir halagos de Germán Dehesa.

Espero no cambiar para mal y eventualmente trabajar en la administración pública, mi ámbito natural, aunque se que me tocará estar del lado de la ciudadanía de a pie, lidiando con policias corruptos, con trámites burocráticos, haciéndome dar vueltas, con servicios ineficientes, cobros indebidos, trámites inocuos, cumplir con obligaciones absurdas y sobre todo pelear con servidores públicos displicentes y flojos.

Puedo concluir diciendo que me siento orgulloso de ser un servidor público, no se si bueno o malo, pero siempre con el compromiso de prestar un buen servicio al público. No me he esforzado en no aparentar ser el típico funcionario flojo, mañoso, que hace como que trabaja y sólo está pendiente del día de la quincena.

En mi caso, sin ser pretencioso, porque no ha sido una elección, me ha tocado llegar a lugares donde tengo que trabajar y que también me da la oportunidad de aplicar lo que voy estudiando o estudié en mi época universitaria.

Sinceramente, quisiera llegar a uno de esos puestos en los que te pagan muy bien y no haces nada, pero creo, conforme va avanzando el tiempo, que no encontraré nunca un lugar así. Seguramente hay muchos funcionarios ineficientes y mañosos, conozco a algunos; pero me he encontrado también con gente muy trabajadora, con funcionarios que trabajan más de sus horarios, de servidores públicos que sacrifican su tiempo por lograr una meta. También he visto que se cumplen fines específicos, trabajos por ejemplo para poder llevar apoyos a un grupo de personas o beneficiar a una comunidad y la verdadera preocupación por dar un servicio público. Incluso me sorprendo cuando veo a funcionarios de todos los niveles realmente preocupados por lograr aplicar una política pública.

Se que esto es la excepción y que tal vez se trate de minorías, que no cambia en nada la percepción que tiene la ciudadanía de sus servidores públicos, sobre todo cuando vemos casos escandalosos de corrupción y verdadero abuso del poder.

No soy optimista, hace tiempo conservaba en mi cartera una frase de Sartre que decía algo así como: El oficio de ser hombre, oficio obstinado y difícil, que consiste en decir si y no cuando es preciso,... que consiste en continuar cuando ya no hay esperanza, en perseverar cuando todo parece perdido. Ya no recuerdo exactamente, por eso la guardaba en mi cartera.


P. S.

Poniendonos un poco serios y hablando de finales, el más difícil es llegara comprender porque la vida de los seres queridos llega a un final y porque tenemos que ser testigos de este final.

No podemos ser nada más que testigos, cuando llega el momento definitorio poco podemos hacer, incluso estar o no de acuerdo resulta irrelevante. He presenciado muchas muertes de seres queridos y de alguna forma de conocidos. En todos los casos no he tenido más opción que ser testigo presencial, entonces he aprendido que lo que cuenta es la actitud que se tome, que tampoco es del todo conciente.

Por eso la conclusión a que he llegado es que hay cosas o sucesos que resultan irremediables.

Nos queda sólo el recuerdo.

En ese sentido sólo quisiera conservar en estas líneas el recuerdo de mis padres, de mis abuelos, de todos mis ascendentes que ya no están. Y que quede plasmado el recuerdo de un amigo que aquí sigue, como el mismo dice, aplicando la frase: No pasarán. Espero logre ese éxito contra el linfoma que combate mi amigo Karel Mayer.