miércoles, octubre 01, 2003

Es sorprendente que los funcionarios más jóvenes sean los más autoritarios. Yo no estoy viejo pero tampoco pertenezco a los teenagers. De hecho, estoy en el límite de lo que la ONU, la UNESCO o el Instituto Mexicano de la Juventud consideran que es la edad de un "chavo".

Bueno, el punto es que los nuevos "chavos" son los más fascistoides, autoritarios y verticales. ¿Sorpresa? Quizás no. Las encuestas muestran que es en el sector juvenil donde más desconfianza hay hacia la democracia. Claro. El carácter de los regímenes fascistas es mucho más atractivo para la muchachada por ser inmediato, definitivo y explosivo. Entonces, estos tipos son los que menos tiempo dedican a consensar sus ideas (bueno, algún nombre había que darle a lo que se les ocurre), a tratar de convencer a los demás de la utilidad de lo propuesto o a ejercer un liderazgo basado en la meritocracia y el ejemplo.

[Uf, esto último sonó a curso de la "mística del servicio"...]

Ah, por cierto, los más fachos son los que vienen de universidades privadas.

Esto me ha recordado algo que decían algunos colegas de ECM sobre quién es el peor tipo de persona que puede poblar la faz de la tierra: los pendejos-soberbios.

O como diría un ex-servidor público que lo mismo estaba en la nómina estatal que en la del partidazo: "es que no saben mandar, man'to".