lunes, junio 21, 2004

Todo yo

Pareciera que el GDF es como el negrito, de todo tiene la culpa. Pero no es así en realidad a lo largo de estos días en diversos medios se ha acusado a todo el gobierno mexicano, tanto local como federal, por los puristas del libre mercado de gastalón y sobre todo de cometer el peor pecado: gastar en sueldos y salarios.

Todavía creen que el gobierno es como las empresas y haciendo un silogismo categórico se concluiye que un gobierno es ineficiente porque gasta mucho en sus recursos humanos, incluso se auto presta o endeuda para tal fin.

La verdad es que como decía un maestro, los Chicago boys todavía no entienden.

José Manuel Arteaga / El Economista
Tres cuartas partes de las erogaciones que ejerció el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en el 2003, tuvo como destino final el gasto corriente.
Así lo revela la Cuenta Pública del Gobierno del Distrito Federal del año pasado, en donde se expone que los recursos que destinó la administración local para el pago de servicios personales, materiales y suministros, servicios generales y transferencias directas, sumó al cierre del ejercicio un total de 54,290 millones de pesos.
Y dentro del gasto corriente, 54% de los recursos (29,779 millones de pesos) se destinaron al pago de los servicios de la burocracia local.
Aunque la administración de López Obrador expone: "Esto no se traduce en mayor burocracia, dado que los recursos se orientan al pago de remuneraciones de las personas que proporcionan los servicios de seguridad pública y procuración de justicia... incluye también el personal de servicios de salud, de recolección de basura, de recaudación de contribuciones locales, de prevención y readaptación social y servidores de transporte públicos".
En los recursos a materiales y suministros ascendieron a 2,795 millones de pesos, inferiores en 16.3% a los programados para el ejercicio, debido a que la Secretaría de Salud realizó menos adquisiciones de medicinas y productos farmacéuticos, ya que tenía stock en el almacén, a los criterios de racionalidad de las delegaciones y ahorros en el Sistema de Aguas de la Ciudad de México.
Por su parte, los servicios generales sumaron 10,545 millones de pesos y las transferencias directas contabilizaron 11,168 millones de pesos.
Gasta más Jefatura de Gobierno
Ahora bien, la clasificación del gasto programable de la administración centralizada de 2003 da a conocer que la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal ejerció 29.3% más de gasto del que se había presupuestado.
Originalmente se habían programado 151 millones de pesos, pero al cierre del ejercicio presupuestario se contabilizó un total de 196 millones de pesos, con lo cual fueron 44 millones de pesos más.
Así como la Jefatura capitalina, las secretarías de Desarrollo Económico, Medio Ambiente, Obras y Servicios, Finanzas y Cultura, así como la Oficialía Mayor y la Contraloría General ejercieron un mayor gasto al que tenían proyectado.
Dentro del Informe se difunde que uno de los programas de gran relevancia para la administración capitalina, el de Adultos Mayores, ejerció recursos por 2,545 millones de pesos para 335,498 personas.
Dicho programa fue el que mayores recursos se llevó del Programa Integrado Territorial para el Desarrollo Social.
Dentro de la política de gasto, las delegaciones ejercieron recursos por 15,260 millones de pesos, de los cuales el 48.49% correspondió al gasto corriente al contabilizar 7,400 millones de pesos.
En el gasto corriente de las 16 delegaciones políticas, el 58% tuvo como destino final el pago de la burocracia; el 31.73% se fue hacia servicios generales; un 6.41% fue hacia transferencias directas y el 3.7% llegó hacia materiales y suministros.
jarteaga@economista.com.mx