martes, septiembre 28, 2004

Dos comentarios breves en esta Edición de Aniversario.

1. Antes de decir algo, lean lo que sigue por favor:

"Así como el charro mexicano cabalga con seguridad y elegancia por la campiña nacional, así lo hace nuestra economía". Vicente Fox al formalizar la creación de la Comisión Intersecretarial de Turismo en Guanajuato.

Es decir, ¿qué onda?, ¿por qué?, o sea, ¿cómo?

Uno está en contra de que ataquen la institución presidencial, al Poder Ejecutivo de este país, pero... ¡por Dios!, que el propio Jefe de Estado ponga algo de su parte, ¿no? Esas declaraciones no las dice ni siquiera un pico de oro de alguna secundaria gobernada por priístas del viejo cuño.

Además, ¿qué?, ¿el "charro mexicano" es igual al ministro de Interiores, tan aficionado a vestirse con la indumentaria típica, pero al que los caballos tumban y luego debe andar con muletas y a lo loco por todo lo ancho del territorio?

Asesores de Presidencia, ¡actívense ya!

2. Este comentario sí es en serio: ¡basta ya del país premoderno al que nos aproximamos lentamente!

Ayer, Cándido Palacios Noyola, presidente municipal priísta de San José Estancia Grande, Oaxaca, asesinó a balazos a Guadalupe Ávila Salinas, candidata a la alcaldía por parte del opositor Partido de la Revolución Democrática.

El hecho, así narrado, de entrada es totalmente lamentable y deplorable. Lo es aún más cuando se saben las causas que han motivado este crimen: el actual presidente municipal se sintió agredido por las declaraciones de la candidata en el sentido de que, en caso de acceder al poder local, haría una auditoría a la gestión de Palacios. Algo debe esconder este señor porque, de otra forma, no habría reaccionado de la manera en que lo hizo.

Por supuesto, hoy está a la fuga.

Lo único que puede calmar esta ira que ha desatado no sólo entre los seguidores de Ávila, sino también en una amplia porción de la población mexicana, es que este tipo sea atrapado de inmediato y puesto a disposición de la justicia.

Estos hechos no pueden dejarse de lado o en el olvido: no sólo está en juego la dignidad de una persona, de una familia, de un ideal... También se pone en altísimo riesgo la gobernabilidad de este país.