viernes, octubre 01, 2004

Por un tiempo estuve muy tranqui: creí haber derrotado a mi peor enemigo, el reloj checador electrónico. Hoy ha llegado el saldo de la batalla: tengo varios retardos y una omisión de entrada (una omisión de segundos, 09.31.14). El problema es que en Recursos Humanos han sacado la guillotina. Ahora los descuentos se toman a partir del salario total, no sólo del salario base, es decir si antes nos podían disminuir alrededor de 200 por día (es un ejemplo), a partir de junio es de 340. Cada tres retardos son una falta, por lo que, v.g. un burócrata que acumuló --digamos-- 11 retardos, se le descontarán tres días, un poco más de mil pesos.

A veces hay que apretar las tuercas.

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S. ha bajado aún más su récord: ahora pasa frente a nosotros cada 18 minutos. Si se recuerda, en anteriores mensajes habíamos dado cuenta de que estaba por los 28 y, hace poco, por los 22. Bien, pues cada vez lo hace mejor esta neo chica material.

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Sin embargo, S. ha agregado un toque chic a su paso: cada vez que lo hace se toca el pelo, se regodea, nos mira con desprecio y critica ferozmente a cualquier otra chica que se encuentre por nuestra zona. ¡Vaya tía!

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Ja, pero sigue engordando y acumulando grasa. Sólo con falda disimula su aumento de peso. ¿Nadie le ha dicho que sus mejores años han quedado muy, muy atrás?

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La lucha contra el reloj checador electrónico es a muerte. Esta vez es personal.