jueves, diciembre 16, 2004

A.

Como diría Bernardo Kliksberg, el asunto de la futbolista Maribel Domínguez y su probable participación como jugadora activa en la Primera División A de la Liga mexicana es un falso debate.

Por supuesto, la normatividad de la Federación Mexicana de Fútbol le permite jugar. Ya varios medios de comunicación han aludido a esa vieja máxima que afirma que "todo lo que no está prohibido está permitido". En efecto. En el reglamento vigente no hay ninguna cláusula, artículo, apartado o inciso que diga expresamente "en la Liga sólo jugarán hombres". Al parecer sólo les nombra "jugadores", por lo que posee un carácter asexuado (que no por ello andrógino). De esta forma, Domínguez tiene luz verde para enrolarse a cualquier equipo, tal y como lo ha hecho con el Atlético Celaya.

Sin embargo, lo anterior es inviable. Una locura. Una sinrazón. Pese a lo que digan las feminazis de tiempo completo y esos dizque defensores de los derechos de las minorías, el tema ya está decidido por lógica: Maribel no jugará y esto no tendrá ninguna relación con una ausencia de capacidades, tampoco porque se le aplicará una versión revisitada del apartheid o del racismo, mucho menos por ser mujer. Todo se centra en sus condiciones físicas. Sencillamente no es lo mismo jugar hombres con hombres que hombres con mujeres. Al impedirle jugar en la Primera División A lo que se hará con Domínguez será protegerla. ¿De quién o de qué? Pues de patanes como Cuautémoc Blanco, quien aprovecharía la primer oportunidad para recetarle una patada en el bajo vientre o para intentar reventarle los tendones o los ligamentos. Para muestra ahí está lo que le hizo a la árbitro Virginia Tovar: mentadas y recordatorios de su humilde condición de fémina en ese partido contra el Irapuato. Y eso que la Tovar era la "autoridad", no sólo un igual en el campo.

Hoy por la mañana un reportero de Pasión W transmitió una antigua entrevista con una jugadora de fútbol que entrenaba con hombres en el Centro de Fútbol Rápido. El punto a resaltar es que, pese a ser útil para las chicas medirse con hombres para mejorar su desempeño, tal esfuerzo le provocó una fisura en una costilla. Imaginemos lo que sucedería en un partido normal.

La directiva del Celaya sólo quería publicidad, aprovechó a Domínguez y consiguió su propósito: hoy el tema está en boca de una mayoría. Dudo que le sirva para aspirar a la Primera División.


B.

Ya lo dijo antier el cardenal Rivera: "¿de dónde sacaste esa mamada?".