jueves, diciembre 02, 2004

Hoy por la mañana escuché una entrevista radiofónica al ministro Creel. ¡Qué tipo tan anticlimático! De su cantaleta de la legalidad, el Estado de derecho, el orden, bla, bla, bla, no sale, no ha salido, ni saldrá. Lo malo no es este discurso en sí mismo. Es difícil que alguien se manifieste en contra de la legalidad, el Estado de Derecho, el orden y bla, bla, bla, bla. Por lo menos no los políticamente correctos como el personaje en cuestión. El punto está en que ese guión prefabricado y repetido hasta la saciedad difícilmente corresponde a la realidad.

Creel afirma, bueno, ahora hay paz, hay estabilidad, hay crecimiento económico. ¿En serio cree que todo eso suceda en la totalidad del país? Vaya. México, o al menos algunas de sus regiones, están como polvorín, pero, claro, desde su oficina del edificio de Abraham González todo debe verse padriuris. Luego, también ha cambiado su discurso y dice que el antiguo régimen era malo, malo, malo, muy malo. ¿Y entonces por qué intentaron co-gobernar con ellos? ¿Por qué no saldaron todas las cuentas pendientes que tenían con el grueso de la mexicanidad? ¿Por qué los dejaron sobrevivir y, ahora, fortalecidos y todo, están a punto de regresar por sus fueros?

Al principio de la presente administración muchos le admiramos al ex consejero electoral y ex diputado federal su altura y calidad moral, así como su intención de querer convertir al Ministerio en algo sensato, firme y civilizado. Sin embargo, cada vez está peor porque a) ni resuelve los problemas, b) ni se define entre ser candidato o ministro y c) cada vez nos cae peor porque sólo busca salir guapo en las fotos.

¡Vaya tío!

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Esta noche todos al Estadio Olímpico Universitario.

AgUaNtE PuMaS!!!
AgUaNtE ReBeL!!!