lunes, abril 03, 2006

VITTORINO ANDREOLI, PSIQUIATRA; AUTOR DE ´CARTA A UN ADOLESCENTE´

"Feliz el país que no necesita héroes"

Tengo 66 años y para el Estado quizá sea viejo, pero mi cerebro tiene, científicamente, la edad que le exija. Creo incluso en un Dios que no sea. Soy veronés. Llevo 39 años casado: la pasión no está, pero hay otras cosas mejores. Tres hijas y tres nietas: hasta nuestros perros son hembras. El amor es enfermedad aguda, el matrimonio, crónica.

LLUÍS AMIGUET

- Nuestro cerebro no tiene edad: evoluciona en un contínuum.

- Pero a los viejos les cuesta más aprender.

- Hoy la neurología ha demostrado plasticidad cerebral. Tu cerebro tu experiencia que, a su vez, es ordenada por el cerebro.

- Los jóvenes aprenden con más facilidad.

- El cerebro no envejece ni entra en declive. Sólo a algunos les deja de interesar aprender. Se acomodan y limitan.

- ¿El cerebro no envejece?

- No es el cerebro el que remite, sino la persona la que dimite. El cerebro depende de lo que tú le pidas. Si mantienes el interés y la actividad, nuestra mente sigue respondiendo igual. Eso es la plasticidad cerebral.

- ¿Por qué pierden interés los ancianos?

- Sólo algunos. Muchos mantienen el interés por la vida a partir de sus relaciones humanas e intergeneracionales. Por eso yo reclamo ser abuelo de mis nietos, no su niñera.

- ¿No le dejan ser abuelo?

- A veces parece que el abuelo sobre, y en cambio es fundamental serlo, para mis nietos y para mí. Enriquece nuestros cerebros. ¿Sabe cuál es mi mejor momento del día?

- ¿?

- Cuando me llama mi nieta de cinco años para que le cante La ovejita y yo balo en el teléfono durante cinco minutos: "Beeee".

- Es la ternura de la tarifa plana.

- Entonces soy un cretino total, pero feliz.

- ¿Con los adolescentes también funciona?

- El adolescente es un mutante inseguro. Ni se gusta, ni cree en sí mismo.

- ¿Qué hacer?

- Para ayudarle, hay que conocerlo. Debes recordar tu propia parte adolescente: tu inseguridad, tu autoodio y esos rasgos esquizoides de tu conducta que tú y todos ocultamos.

- Por ejemplo...

- Las dobles vidas son adolescentes: explican una vida a sus padres y viven otra. Examine si usted sigue haciendo lo mismo.

- Muy bien: recupero mi adolescencia.

- Acéptese de nuevo con el adolescente; sea sincero con él y verá que la verdad le libera también a usted. Deje de mentir en su vida y todos le aceptarán tal como es.

- ¿Y si no aceptan mi verdad?

- ¡Cambie con el adolescente! A veces la felicidad depende de quitarse de la vista a un idiota que te amarga la vida en el despacho. A veces son ellos los que no merecen que usted les acepte. Cambie su vida y comparta con el adolescente su metamorfosis.

- ¿Y si él fuma porros como un bellaco?

- ¿Usted fumaba porros en el bachillerato?

- ...

- ¿Los fumaba usted en clase de mates?

- Yo no recuerdo haber inhalado.

- Dirijo un estudio sobre los adolescentes italianos y la droga. ¿Sabe que muchos de los que sacan buenas notas consumen?

- ¡Pero si se pierde la memoria!

- De momento, nuestro estudio demostró que muchos de los mejores en el colegio usan marihuana y cocaína. ¿Cómo le va a decir a su hijo que la coca le agujereará el cerebro si sus amigos esnifan y sacan buenas notas?

- Tal vez les vaya bien de momento.

- ¡Por supuesto que sólo de momento! Sabemos que el abuso y la adicción pueden llevar a la ruina, pero el adolescente vive en el presente y sabe que muchos ministros, supermodelos y empresarios también consumen.

- Entonces, ¿qué le digo al chaval?

- La verdad: infórmese con él. Tómenle las medidas al alcohol y a las drogas de manera rigurosa, con naturalidad Y entonces será él el que tome las decisiones correctas.

- ¿Y si abusa?

- Esa minoría de abusadores es la que naufraga. Cuando no les dejan ser pequeños protagonistas de su existencia, los adolescentes son héroes de su destrucción. Hacen uso heroico de la droga: a ver quién esnifa o bebe más, quién fuma más porros....

- ¿Qué sugiere?

- Dejémosles ser pequeños protagonistas. Los pequeños protagonistas construyen cada día poco a poco. Los héroes se autodestruyen en un momento de rabia. Brecht decía: "¡Feliz la sociedad que no necesita héroes!".

- Y también lo cantaba Tina Turner: "We don´t need another heroe".

- Dejémosles espacio y poder. Muchas sociedades tienen miedo de sus jóvenes. Por ejemplo, la nuestra: ¿por qué quienes hicieron el Mayo del 68 hoy se resisten tanto a ceder el poder que ellos arrancaron en la calle?

- ¿No lo tienen todo demasiado fácil?

- Si va a un congreso de psiquiatras, verá que cada 45 minutos descansan, porque la atención humana no da para más. A los chavales tras seis horas de clase, se les piden deberes, inglés, piano, judo... ¡Déjeles respirar!

- ¿Ha cambiado su modo de querer?

- Eso es eterno. Amor: a-mors,lo contrario de muerte. El amor es vida. Yo soy veronés, pero Romeo y Julieta no se amaban, era otra cosa. Si no aumenta las ganas de vivir, no es amor. Yo llevo casado 39 años...

- ¡Bravo! ¿Ha aprendido algo?

- Que el amor es una enfermedad aguda y el matrimonio, crónica. Nuestra pasión no ha durado, pero hemos construido nuestra unión sobre una historia juntos con sufrimiento y alegría y respeto. Muchos de mis colegas psiquiatras se han casado de nuevo...

- Es otra opción también respetable.

- Y ellos creen que yo soy impotente por haber sido monógamo. ¡Pues se equivocan!

- Yo le creo a usted.

- Si cambias de pareja, te pierdes la oportunidad única de compartir toda una vida con ella. Ahora no tenemos la pasión de hace 40 años, de acuerdo, pero... ¡Hay tantas otras cosas y tan maravillosas!


¡Cómo nos reímos con el psiquiatra Andreoli! Jovial, ocurrente, audaz y directo... Lástima que su ´telefonino´ no para de sonar y él, muy a la italiana, no deja de cogerlo para informar a quien llama de que está "con un importante giornale". También asisto a una espectacular interpretación de la ´pecorina´ (la ovejita: ¡beeeeeee!) para su nietecita. Antes de oírle hablar de sus casi cuarenta años de matrimonio (una de las pocas veces en que he envidiado dicha circunstancia), disfruto con su repaso por las edades del hombre, porque en él no hay rastro de moralismo ni el tonillo de superioridad habitual en el género. Su ´Carta a un adolescente´ (Bromera, en catalán; RBA) es un encuentro con el sentido común sin edad de toda una vida.