martes, junio 13, 2006

De cómo un día se puede romper desde temprano

Llego a la oficina a tiempo, abro el correo institucional, despliego Internet (despliego, ¿qué onda con el terminajo?), voy directo a Mis Favoritos, escojo la dirección de La Vanguardia de Barcelona y... ¿qué encuentro?, que han modificado su diseño y que, válgame el Cielo y todos sus Santos, la sección de La Contra, de donde he tomado varias entrevistas que he subido a este buroblog, ya sólo puede consultarse previo pago de la suscripción a la edición impresa del diario.

¡Me cago en los 24 cojones de los 12 apóstoles!

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Esta vida en la red es cuesta arriba la mayor parte de las veces.

Ya nada más para completar este cuadro nefasto, me viene a la cabeza el hecho de que todas las noches que pongo los canales "mexicanos" en la televisión para ver los resúmenes del Mundial, ¿qué encuentro?, todo menos mexicanos.

En TV Azteca sólo escucho acentos argentinos. En Televisa igual. Además, un brasileño, un camerunés y, como si esto no fuese suficiente, uno de la Balbuena que dizque habla con acento gachupín.

Es decir, ¿de qué se trata? ¿No se supone que la tele nacional debe tener comentaristas nacionales? Si ya de por sí el banquillo de la selección de este país está infestada de extranjeros --como Lavolpe y Graneolatti-- ahora resulta que en las alturas, en los palcos y en las televisoras, los que dicen llevar la representación mexicana son... foráneos. Si quiero escuchar opiniones de extranjeros busco un canal extranjero.

Lo único bueno es que en el canal FX están dando una especie de reality con los weyes de la marca de ropa NaCo que está dos tres.

Ver a Codesal con Joserra es bastante surrealista. Ver a los "expertos" de Televisa apoltronados en asientos como de tetrapléjicos es extremo. Aguantar comerciales y publicidad cada cuatro frases en Los Protagonistas llega a niveles de sumisión bíblica. Intentar cambiar a Fox o a ESPN es como exacerbar la resistencia al acento sudamericano. ¿Qué pasa por la calle?

Dirán que cómo me quejo por todo, pero la verdad es que lo de La Contra de La Vanguardia sí ha sido un golpe duro. Y peor aún, resulta que la suscripción sólo es para los peninsulares. Mmmta. Ya estaba pensando seriamente en pagar los respectivos euros y resulta que no, que sólo es para los habitantes de Espanya (como le dicen los catalanes).

Un té de gordolobo, por favor.