jueves, septiembre 07, 2006

El Estado c'est moi

En este blog desde siempre nos hemos declarado hinchas de Sheridan, Guillermo Sheridan. No somos como otros que, aprovechando que ahora este señor se ha dedicado a tirarle mala onda a López Obrador en su espacio de Letras Libres, de súbito lo consideran el Gran Intelectual Mexicano y Reinventor de la Crónica Cotorrona e Incisiva.

Bueno, pero el punto es que su texto de este mes en la susodicha revista sí es digna de amplia y efusiva recomendación. Una verdadera joya.

Para demostrarlo --o al menos intentarlo-- aquí van dos fragmentos de su ensayo "El Estado soy nosotros. Diario sombrío" aparecido en el número 93 de la citada publicación. Venga.

"No voté por AMLO, porque el lado siniestro del PRI no compensa mi admiración por sus muchos, enormes logros. Frente a sus mejores iniciativas y sus lúcidas mentes --que las hubo en abundancia-- me detiene el peso espeluznante de sus caciques, sus líderes sindicales, sus matones plenipotenciarios. El cinismo de los priístas que hoy danzan con AMLO ofende a la razón, y que AMLO baile con ellos ofende hasta al cinismo. Saben venderse, y la causa de su antiguo correligionario precisa de administradores para las nuevas CROCs, CTMs, CNCs y CNOPs --infelices exámenes de estrabismo. Tampoco votaría por el patético culto al sufrimiento y al sentimiento, con sus alados cantautores, brechtianos furibundos, tinterillos de toma y daca, plañideras de Starbucks. Y menos aún por la rebaba eternamente impune de "históricos" del CEU, el CGH, cheguevaras de auditorio, sacerdotes artísticos que viven de quemar copal en el templo de las Tres Culturas ante una grey de kindergarten cuyos manteles huelen a "tachas" y regatón. No, nunca más el PRI".

"AMLO "exige" un recuento voto por voto (lo de casilla por casilla es redundante) y reta a las instituciones (y a su adversario) con viril interrogante: '¿a qué le temen?'. Él mismo aporta la respuesta con el improbable refrán 'el que nada debe, nada teme'. Yo no debo, pero temo que, si las instituciones (ya descalificadas por él) concediesen el capricho (para recalificarse ante él), tendrían que saltar sobre sus propias leyes. Precedente poco republicano: el otorgamiento a un particular de poderes extraordinarios para que sancione toda ley, reglamento o iniciativa de acuerdo con su superior entendimiento, so pena de padecer el volcán que ese particular active (previa autorización de una asamblea de particulares). AMLO sería una especie de shadow government de un solo hombre que sancionaría sólo lo que se ajustara a su realidad. Curioso apetito de quien desprecia a los 'poderosos'. ¿Hay alguien en México más poderoso que él? Es tan poderoso que privatiza el Zócalo cuando le viene en gana; se hace encuestas de opinión (a sí mismo), y como su opinión es tan poderosa, se declara su propio simpatizante veinte millones de veces; ordena que la ley sea legal, pero no 'legalista'. Es el único mexicano dueño de un partido político. En suma, es tan poderoso que él solo va a defender a la patria de los poderosos".


Y así hay más, pero bueno, tampoco le vamos a hacer a los publicistas del conservador Krauze...