viernes, septiembre 08, 2006

Viernes de pasión

No recuerdo haber comprado unos boletos para un concierto con tanta anticipación como para Joaquín Sabina en el Auditorio. Claro, los de los Stones se cuecen aparte. Desde hace dos meses adquirimos las entradas para el recital que dará el 27 de octubre. Además, por increíble que parezca, los hemos adquirido... de primera fila. Vaya gasto. Es decir, comparado con los Stones (otra vez) no hay símil, pero sí en el hecho de que jamás, jamás he estado en un concierto hasta adelante (descontando los de la feria de Pahuatlán donde hasta me podía aventar del escenario en mi etapa alter-nativa).

El asunto es el que el tiempo corre y no vemos claro. Aún falta más de un mes. Quizás ya no haya país, a lo mejor rompemos relaciones con España. Bueno, está aflorando mi vena negativa. Venga, ¿pero tanto tiempo de espera?

Hace poco escuché que Sabina es como el Arjona de la clase media pretenciosa. Ja, ja. Buena, ¿eh? Quizás sí, quizás no. A mí me gustan sus discos de enmedio, es decir aquellos que no eran ni tan culturosos como los primeros ni tampoco tan rancheros y salseros como los últimos. Me refiero a los de El hombre del traje gris, Mentiras piadosas y hasta Física y química. Después ya es como sacar una o dos rolas de por aquí y otras de por allá. Claro, cuando uno está en la tomadera todas suenan bien. Pero esas donde mete a Alejandra Guzmán, la Vargas, et al, si ya están como muy hardcore.

Sólo para cerrar la comparación entre el español y el guatemalteco, también podríamos agregar que Nicho Hinojosa --o como se llame-- es el Silvio Rodríguez de las chachas (y esto último ya es como que muy redundante).

Por cierto, y hablando de música "para pensar", de lo que he escuchado que hay en los campamentos que aún siguen apoltronados sobre Reforma, diré que van desde Caifanes hasta The Cure, pasando por el mencionado Sabina, Caíto, Gabino Palomares, la Sonora de Margarita, Panteón Rococó y esa rola que yo no sé qué le oyen de democrática que dice "soñar que se puede" y que la canta un infumable argentino. Al menos en 1988 los del FDN amenizaban sus promocionales de RTC con una canción de Guadalupe Pineda que sí estremcía todo el cuerpo. De hecho, creo que hasta la de "El rostro del amor", cantada por Amanda Miguel durante la visita de Karol a México en 1990 (¿o 1991?) era más emotiva que esa cursilada sudamericana. Lo peor es que también la ponen cuando terminan los partidos de Pumas en el campo sagrado de Ciudad Universitaria (WTF?).

En el puesto que está en el cruce de Madero y Bolívar escuché una de esas versiones en las que toman un discurso y luego lo musicalizan. Era uno de AMLO (bueno, ¿de quién más podía ser?) sobre la resolución del Tribunal. La verdad, sonaba poca madre. Era como música de Nortec fondeando un rollo sobre la democracia y la igualdad y esas cosas exóticas de Occidente.

Viernes de pasión, por fin.

Aunque creo que el verdadero VDP será el siguiente, es decir el de la víspera de las Fiestas Patrias. Quincena, harto fervor patrio y descanso obligatorio, ¿qué mas puedo pedir?

Plop.