lunes, septiembre 11, 2006

Ya estoy cansado de no tener tiempo, de andar a las carreras, de no poder escribir ni una línea, pero no tengo de otra, ahora soy como decía mi maestro de laboral: obrero del derecho.
Y efectivamente, no me queda más que ofertar mi fuerza laboral para que me reditúe en algún beneficio económico. Y no me quejo, peor sería que no tuviera trabajo y entonces sí, tendría que levantarme todas las mañanas para llegar a tiempo a reforma por mi desayuno.
A propósito de esto, hoy escuchaba que AMLO le va a dar permiso al ejército a marchar por reforma, y aunque parezca broma, es ahí donde se ve que representa una fuerza real.
No había hablado de estos temas desde antes de la resolución del tremendo tribunal y había acordado con mi colega no tocar más estas cosas porque baja el raiting, ya nos leen y dicen: otra vez estos con su mesa de debates.

Pero creo que el horno no está para bollos. Está pasando a nivel nacional lo que les desaconsejo a mis clientes de divorcios, es decir, lo que les digo es que una resolución de un juez, por justa o buena que parezca, no soluciona el conflicto de fondo y menos cuando se trata de asuntos de familia, o sea en cualquier otra materia te puedes pelear y hasta mandar a la carcel a tu adversario, pero en una familia no puedes decir que aplastaste a tu ex o que se fregaste a tus hijos para no pagarles pensión, siempre tienes que conciliar, so pena de destrozar tu vida familiar y hasta la salud mental de tus supuestos seres queridos.

Lo mismo nos está pasando a nivel nacional, puede uno decir que ganó y hasta portarse magnánimo ofreciendo el perdón, pero ganó por poco y los que no votaron por el pueden no dejarlo en paz, y ni modo que le pongan un segundo piso a Reforma para el desfile o al pasís para tener dos presidentes. Así que mejor que le bajen.