martes, octubre 17, 2006

De antenas, firmas y rúbricas

Albricias, Paco ha aparecido.

Oiga, pues muy bien su historia. Yo le recomendaría comprar una antena de conejo en la fayuca sureña (igual hasta puede cruzar la frontera y traerla de Belmopán por dos granos de cacao) y conectarla a su ordenador portátil. Al leer su comentario, por demás divertido y aleccionador, me he recordado qué haría yo si tuviese un Jaguar en la puerta de mi edificio (me refiero al coche inglés, no al equipo de balompié que ahora lo rodea): nada. ¿Por qué? Bueno, pues porque como bien ha apuntado: el que no sabe es como el que no ve.

Por lo demás, reciba un cordial saludo hasta esas tierras que nos demuestran que, al final del día, lo que importa es el factor humano frente a la tecnología (aquí incluir música de Chamín Correa para el toque dramático).


--oo00oo--


Bueno, pasando al tema de este post, diré que no me gusta mi firma (vaya, de gran importancia para la humanidad, pensarán).

Así es, tengo en mis manos un archivo en el que varios personajes destacados de la intelectualidad mexicana andan pidiendo una cosa al Gobierno Federal. Y bueno, de esto lo que importa es que he estado viendo las firmas de tales escritores, maestros, doctores y demás. Hay algunas bastante notables. Otras parecen garabatos burocráticos normales (como la mía, por ejemplo).

De hecho, después de muchos años he llegado a la conclusión de que mi rúbrica ideal sería sólo mi nombre. Así, sin más. Sin rayas, líneas, círculos, rayones, trazos dizque artísticos. Nada. Sólo el nombre con una línea abajo. Sin embargo, lástima, la que "uso" ya está registrada en credenciales, títulos, expedientes, cédulas y demás. Ergo, ya me jodí.

PS. Como corolario, las firmas más originales que he visto en esta carpeta han sido las de Rubén Bonifaz Nuño, Rafael Segovia, Vicente Quirarte y Gonzalo Celorio. Caso aparte es la de un Premio Nacional de Ciencias y Artes 2005 que sólo firma con sus iniciales: letra punto, letra punto, letra punto. Por algo ganó tal premio. Al menos debió haber sido por lo directo y claro de su personalidad.