martes, octubre 17, 2006

Mes y medio

A diferencia de lo que sucedió en 2000, cuando se acercaba la primera transición de un gobierno priísta a otro de un partido diferente, en este 2006 no he experimentado la sensación de inquietud de aquel primer momento. De hecho, veo los rostros de mis compañeros laborales y, al parecer, existe consenso en la tranquilidad, al menos aparente, pero tranquilidad a fin de cuentas.

En mi caso es probable que esté más o menos apaciguado por mi condición de funcionario de carrera. Claro, sé que este nombramiento puede representar lo mismo que un viejo marco alemán en las manos de un berlinés en 1992: nada. Pero, de una u otra forma, y confiando un poco a ciegas en las instituciones mexicanas (ingenuo yo) es un factor que cuenta a favor. ¿Y los demás? Bueno, creo que el punto de que haya vuelto a ganar el PAN les ha otorgado como un pelín de esperanza en que las cosas no se moverán mucho de su sitio.

Además, debemos tomar en cuenta que la mayor parte de las personas que aquí laboran ya pueden considerarse expertas en ese fino arte de sortear transiciones. Algunos están aquí desde los tiempos en que Carlos Salinas despachaba con mano modernizadora y solidaria al país, o bien, desde que seres míticos como D. Fernando Gutiérrez Barrios o Patrocinio González Garrido hacían desde las suyas desde sus oficinas en Bucareli. En aquellas épocas aún no existían los discursos gerenciales, ni tampoco se creía mucho en esas palabrejas y frases como "empoderamiento" o "áreas de oportunidad". Así que, si de destrezas y habilidades hablamos, esta clase de funcionarios tiene --y suficientes-- en lo que a pasar de un sexenio a otro se refiere sin dejar de recibir el cheque catorcenal en la pantalla del ATM.

Si hubiese ganado el PRD habría más inquietud. La verdad, todos sabemos que las hordas amarillas son como más hambrientas en lo que a puestos públicos se refiere. No digo que los panistas no sepan mover el abanico, pero la diferencia puede radicar en que, a diferencia de aquellos, éstos ya saben lo que es estar en el Poder Ejecutivo. Me explico: si las fuerzas de la Coalición hubiesen adquirido el derecho de tomar posesión de los Ministerios y dependencias, su emoción sería mayor y, por lo tanto, su ambición directamente proporcional a la misma. Ya imagino lo que pasaría si el Kamarada Martí Batres hubiese llegado a esta oficina, ya estarían haciendo lista de espera una treintena de "fuerzas vivas" y "compañeros" (entiéndanse como Panchos Villas, CGHs, Panteras y demás) a las afueras de este Ministerio buscando salvar a la Nación (empezando por ellos mismos, claro).

Sin embargo, repito, los panistas no son Heidi ni Remi ni Corazón Alegre. Así que el factor sorpresa no puede desecharse de antemano. A lo mejor no estarán aquí las fuerzas vivas del perredismo, pero sí una treintena de jóvenes posburocráticos, elegantes y bañados, provenientes de IPADEs, UICs, LaSalles, UNITECs y demás universidades en busca de salvar al país (empezando por ellos mismos, claro). En fin.

Pues así las cosas, colegas. Estamos a la mitad de octubre. Falta un mes y medio para que arribe la próxima administración y las cosas, en apariencia, están tranquilas. Ya iremos reportando cómo se desenvuelven los ajustes, las salidas y las llegadas, en estas oficinas burocráticas.

El diablo burocrático se viste de Aldo Conty.

1 Comments:

Blogger Efrén said...

Y es un maestro que viste Aldo Conty

octubre 17, 2006 2:09 p.m.  

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1 comentarios

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