La libreta Moleskine
Tengo un portátil. Es un Dell con el que estoy muy contenta y que uso muy a menudo. Desde hace un par de días, y por 10 dólares, hice una compra que se ha convertido en mi segundo portátil: una libreta Moleskine.
No sé si mis fieles lectores pueden entender esto, pero las libretas y yo tenemos una relación platónica de muchos años; me chiflan las libretas nuevas, sin estrenar, y lo que más me gusta en el mundo es un libro bien encuadernado con las páginas en blanco. Siempre llevo una liberta o dos en mi mochila. Cuando quiero un capricho, más de una vez ha caído un libro en blanco bien encuadernado con una portada bonita.
Pero todos plantean un problema u otro para ser perfectamente prácticos: demasiado grandes, demasiado gruesos, tienen páginas satinadas sobre las que resbala la tinta de la pluma, la encuadernación no es buena o no deja escribir a gusto, se abren dentro de la mochila y se les arrugan las páginas...
Y entonces vi la libreta esa, me la compré en un impulso, y raras veces me he arrepentido menos de una compra, 10 dólares o no. Tiene el tamaño perfecto, el peso perfecto, una goma para mantenerla cerrada (y enganchar el clip de la pluma), un bolsillo interno para guardar papelitos sueltos, una cintita para marcar la página, espacio para ex libris, páginas cuadriculadas, y encuadernación perfecta: resistente, de calidad, y se mantiene abierta por sus propios medios. Y lo mejor de todo: no hace alardes de diseño más o menos afortunados como el 99% de las libretas y libros en blanco de aquí. Es negra y punto.
La llevo usando estos últimos días para tomar todo tipo de notas y va perfecta; me cabe en el bolsillo, cuando la llevo en la mochila no acaba pareciendo un acordeón, y si la tinta de la pluma traspasa un poquito, es sólo culpa mía por gustarme las estilográficas y la tinta realmente opaca.
Es, en el mejor sentido de la palabra, mi otro portátil. Y se lleva muy bien con mi Dell.
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