viernes, marzo 30, 2007

Viernes otra vez

¿Qué les dije?

Sólo faltaban cinco horas desde aquella mañana del lunes 26 de marzo en que me quejaba amargamente de la existencia. Bueno, pues esas cinco horas ya pasaron, aunque se tardaron, ni duda, pero de que no hay plazo que no se cumpla, no hay quien lo pueda refutar.

Hasta el planeta tiene una cita con el Apocalipsis. El propio Rousseau lo mencionó en El Contrato Social: el Estado, como cualquier organismo con vida, está condenado a perecer algún día. Y si eso sucede con el mismísimo Leviatán, por qué coños no iba a suceder con un pequeño intervalo de cinco días.

Así que, aquí estamos. Con la amenaza de chaparrón sobre nuestras cabezas. Con este clima de bochorno de inicio de primavera. Con esta sensación de angustia y entusiasmo por el fin de semana que arriba con fuerza y, sobre todo, con la víspera del parón de la Semana Santa a la vuelta de la esquina. Con la inocencia de los que creen que algo que se ha repetido cualquier cantidad de veces es nuevo.

En unos minutos más abordaré un autobús para dirigirme a mi pueblo poblano. Una práctica que realicé con verdadero fervor por muchos años. Ahora que mis padres ya no están, es algo que me da casi igual. Es decir, sí hay entusiasmo, pero ya no aquel que me hacía casi correr a la estación para coger el primer autobús que fuese para ir a mi casa. Después de lo que ha sucedido prefiero llegar tarde. Sábado, domingo. No importa. Ya no hay tanta prisa. De hecho, a veces me pregunto qué hago regresando a ese lugar. Claro, está la casa y sus múltiples demandas. Pero, ¿y luego? Un puñado de amigos, algunas calles, un bar, un barrio, muchos recuerdos. El pasado mejor del que habla Calamaro.

Cuidado con las palabras.

Nos vemos pronto.

1 Comments:

Blogger Efrén said...

Y dice Sabina:

"El lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver"

No sé porque

abril 02, 2007 1:13 p.m.  

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