Sobre el fútbol

Yo no sé si vemos diferentes partidos o si se trata de la predecible polémica que genera cualquier encuentro deportivo, pero yo no estoy de acuerdo con lo que pregonan algunos jilgueros y ayatolas de los medios de comunicación mesoamericanos respecto al fútbol del fin de semana pasado. Veamos.

a) Primero, la selección de este país. Dicen que gustó, que enganchó al público y que ganó bien. Mmmm. El primer gol, ni duda, fue bueno. El segundo, un verdadero churrazo. Hasta la manera en que celebró Borghetti lo da a entender: ni modo, hasta si no hubiese querido la metía, parece decirnos con ese ademán bastante sangrón de sólo abrir los brazos y poner cara como de weeee', qué quieres, así soy shooo. Digo, cualquiera que haya metido un gol en su vida, hasta en la Liga municipal de su pueblo, sabe que no hay emoción más indescriptible que ese simple acto de empujar el balón al fondo de las redes. En fin.

Pero, en contraste, casi al final del partido, si el árbitro marca ese penal sobre Santacruz que era bastante claro, el partido hubiese podido terminar en un 2-2 con sabor a triunfo paraguayo. Es decir, si marca el penal se pone el asunto 1-2. Y luego, si todo seguía como fue en la prórroga, pues nos empataban los sudacas. Así que, por favor, no hagan tanta alharaca, menos cuando aún en las filas de los verdes siguen convocando a gente bastante mediocre como al tal Kikín, al cual ya veo jugando en unos años con los Petroleros de Salamanca y coronándose campeón goleador de esa liga de ascenso.

b) Pumas, siempre Pumas. ¿Por qué alaban al Tuca como DT? Hombre, será un gran señor y una gran persona y un gran todo, pero como DT, ¿cuáles son sus méritos? ¿Haber ganado sólo un campeonato en toda su carrera (y eso se debió a que el magnífico Toros Neza perdió la brújula en el partido más importante de su efímera y excitante vida)? ¿Haber salvado a algún equipo del descenso? ¿Haber llevado a los primeros tres lugares a los equipos que ha dirigido para luego hundirlos en la primera ronda de la fase final?

Pumas está mal desde arriba, desde la directiva, el cuerpo técnico, los extranjeros mediocres (incluido el sobrevaluado Leandro), los mexicanos reciclados y la cantera que privilegia a los hijos de ex jugadores frente a verdaderos guerreros del césped. Lo único que sigue sacando la cara por el equipo es su hinchada.

c) Querétaro está siendo acuchillado. ¿Por quién? Obviamente no lo sé (de lo contrario ya no estaría trabajando como analista político, sino deportivo), pero de que se nota que no se le quiere dejar en Primera es más o menos claro. ¿Pruebas? Primero, le marcan un penal dudoso contra los Tecos. Segundo, al Santos Laguna, su rival en esto del descenso, le perdonan dos al final de su encuentro con Veracruz. Hombre, claro que tiene razón el dueño de los del Bajío en estar fastidiado con la Federación. Aparte de la lana que está en juego, me imagino que debe sentir como una cuestión de honor y de pundonor.

Huelga decir que Querétaro no es mi equipo ni tengo vínculos con ellos ni nada. Quizás sólo un agradecimiento por haber dejado a Pumas jugar en La Corregidora en los años de la huelga, pero de ahí en fuera, nada. Sólo que me jode ver cómo la justicia no se suele asomar tampoco por los campos deportivos de este país.

d) TV Azteca también está como para llorar. Digo, si contratan al Panda Tapia, cronista bastante bueno que antes transmitía la Liga de Campeones de Europa por ESPN (y ahora un Tecos versus San Luis en la tele abierta), pues es para que lo dejen hablar, ¿no? Pues no. Toda esta bandita de intocables de Firestone, Martinoli, Marín, et al, no le cede la palabra durante los partidos y piensa que es mucho mejor que el colombiano. Hombre, ¿pues para qué lo contratan entonces? El tipo me cae bien, le da aire fresco a las transmisiones televisivas de este país, pero, por Dios, ya dénle el micrófono (¡tu ru rú, tu ru rú!).

e) Televisa es patética no sólo por lo que es, sino por mandar desde ahorita a sus muchachos a apartar lugar a Beijing.


En fin, mucha bilis regada por estos lugares en martes por la mañana.

Mejor seguimos con Rousseau y su idea del Contrato Social.

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