De presentaciones de libros e invitaciones (II y última)
Y, bueno, ayer sí me di tiempo de ir un ratito a la presentación del libro de Jairo Calixto Albarrán, Episodios naconales, en la FES Acatlán. Cuando arribé lo primero que escuché fueron muchas risas en el auditorio. En efecto, más que un evento dizque académico parecía una gran reunión de colegas para pasarla bien, lo cual me pareció aceptable. En la mesa estaban el autor, Tacho (cartonista de Milenio Diario) y un profesor de la carrera de comunicaciones. Por cierto, he leído en un texto de Lluís Foix que en Inglaterra no existe la licenciatura de comunicación, ¿qué tal?
El que estaba hablando era Tacho y, al estilo de otro cartonista, Antonio Garci, usaba toda una serie de parafernalia para aderezar sus comentarios: una mano enorme (de Fox), un iAMLOquito de juguete, un muñeco de La Chilindrina, un promocional de tamaño natural de Betty Monroe con un ejemplar del libro en la mano (similar a los que usa la revista H para anunciar sus nuevos números en los quioscos), un botiquín de la Cruz Roja que anunciaba un centro de acopio a favor de Fabiruchis, entre otros.
La concurrencia estaba risa y risa. Los antiguos cronistas hubiesen escrito “el respetable gozaba de lo lindo”. El profesor leyó un fragmento del libro y Albarrán remató diciendo ¡qué chingón soy! Después vinieron toda una serie de pitorreos a la clase política nacional (naconal) y la hipótesis de Jairo de que, en un país como México, uno nunca puede aburrirse, en la cual estoy de acuerdo.
He leído a Albarrán desde que era una imberbe joven promesa en “El Búho” de Excélsior. Ahora, en el noveno día del onceavo mes del séptimo año del segundo milenio de la Era Cristiana, lo sigo leyendo (aunque me declaro más fan de Sheridan). No vi el libro en venta, pero lo voy a comprar en cuanto lo encuentre.
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