Más breves
Leo que varios están alabando a Hugo Chávez por la actitud que mostró ayer ante el resultado del referéndum que se realizó en su país (un no que se impuso por escaso margen al sí). Palabras más, palabras menos, el presidente venezolano aceptó que perdió y que tendrá que dejar el poder dentro de cinco años. Y, por lo que veo, esto ha dado pie a que muchos lo eleven casi al nivel de santo mártir de la democracia suramericana (para más detalles, consulten la Rayuela de hoy en La Jornada y, oh paradoja, el texto de León Krauze en los blogs de Letras Libres). Pero, ojo, no nos vayamos por la fácil. ¿Qué otra cosa dijo el autodenominado sucesor de Bolívar ante el resultado de las urnas? Palabras más, palabras menos, que le habían ganado… “por ahora”. Es decir, que no canten victoria y que, como sucede en el mexicano estado de Jalisco, cuando pierde, arrebata. Y si no, al tiempo.
Veo también las imágenes de la pista de hielo que ha inaugurado Marcelo Luis Ebrard Casaubón de la mano de su esposa en la Plaza Mayor de esta ciudad, la cual es capital del país, entidad federativa y municipio de municipios al mismo tiempo. Ahí está La Gran Familia Mexicana intentando divertirse de lo lindo con una gran lona de fondo que reproduce un paisaje invernal como testigo. Y, para rematar, y como a los mexicanos siempre nos gustan las cosas a lo bestia (la ciudad más grande del mundo, el tendedero de ropa más grande del mundo, la tlayuda más grande del mundo, la rosca de Reyes más grande del mundo, la avenida más grande del mundo, la contaminación más grande del mundo, la etcétera más grande del mundo), presumimos que esta pista es, ¡cómo no!, la más grande del mundo. Cosa curiosa para un territorio en el que la temperatura promedio anda por ahí de los 21 grados centígrados anuales. De hecho, el primer día que estaba casi montada la susodicha pista el problema que enfrentó fue… la lluvia y los encharcamientos. En fin. El punto es que ahora tenemos un trocito de hielo cerca de nosotros, más allá del que por años nos han vendido en la cadena de paleterías “La Michoacana”.
Lo de las playas artificiales sí era más creíble. Un espacio de solaz en y para el trópico. Lo de la pista de hielo en el Zócalo nos acerca más a esa imagen de los jamaicanos que compitieron en una olimpiada invernal que a un noruego o un canadiense en su medio ambiente natural.
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