martes, marzo 18, 2008

Martes Santo

Espero algún día salir del anonimato, merecer el recuerdo imborrable en el imaginario colectivo.

Hoy a medio día, bajo un inclemente sol se hizo una ceremonia pública para cambiarle de nombre a un parque y ponerle el de un insigne exgobernador- ya muerto por supuesto. Resulta una de las obras más emblemáticas, de bajo costo e inútiles. El acto sirve para reunir a la clase política, la obra pública ya está hecha, sólo en la última semana le dieron una arregladita a la entrada del parque y pusieron un pedestal y un busto del personaje insigne; sin embargo la gente le seguirá llamando al parque por su nombre y nadie recordará que ahora lleva el nombre del exgobernador, lo que también resultaría bastante incomodo, por ejemplo, decir con nombre y apellidos compuestos: "vamos al parque..."

El discurso principal le correspondió al hijo del laureado, quien también es exgobernador y en el climax de su intervención calificó a su finado padre como el personaje más brillante del siglo XX en el estado (le faltó decir que su pueblo también era el más sabio al haber elegido como su gobernador al personaje laureado)

Por otro lado y aunque aún no entiendo claramente la política local, tengo entendido que representaban grupos antagónicos por obvias razones, así que ahora el acto se entiende como un gesto amistoso en el ánimo de alejar las confrontaciones, pero como un elemento de la política es la oposición de intereses, dudo que esto sea suficiente para decir que de ahora en adelante todos somos amigos.

Incluso se llegó a rumorar que vendrían al estado los expresidentes De la Madrid y Salinas, pero se quedo en rumor, lo único cierto es que varios de los exclusivos invitados necesitaron beber su gatorade u otra bebida rehidratante, el acto fué breve de lo contrario habría más de un desmayado bajo los cerca de 40 grados de temperatura, los enormes ventiladores resultaron insuficientes.

P.D.

Respecto a la nota que comparte el Maese Manolo respecto a uno más de los dimes y diretes de los escritores. Sólo me hace recordar lo ruin que puede ser el ambiente culturoso de nuestro país. Y me trae recuerdos, cuando iba en la prepa Octavio Paz aún vivía y le dieron su premio Nobel, en ese entonces no estaba tan devaluado como ahora, aunque ya se criticaba el otorgamiento al escritor mexicano (en la misma época salinista en la que nuestro país se integraba al TLCAN y cuando tuvimos nuestra primera -y única- miss univers cachanilla).

La verdad no soy muy afin a René Aviles y menos a Sheridan, pero el hecho de que el primero se identifique con el grupo del poeta es suficiente para desestimar sus criticas, por otro lado de René Avilés sólo recuerdo como un ejercicio de la clase de literatura mexicana La canción de Odett, pero no me entusiasmó mucho en ese entonces, me acercaré a su literatura.