Retomando
Extraño clima el de la Ciudad de México en este regreso a las actividades laborales: el cielo está nublado y amenaza lluvia en cualquier momento, un vientecillo frío nos hace dudar entre salir a la calle como si estuviéramos en la estación que nos corresponde (la primavera) o si debemos sacar los chalecos y los suéteres del armario.
Estas vacaciones he hecho algunas cosas, sin embargo, de nuevo me ha quedado esa sensación de que se pudo haber logrado más. Leí un libro del nuevo héroe culturoso que es Cormac McCarthy llamado Hijo de Dios (De bolsillo, 2007). Me gustó, aunque tampoco es como para rasgarse las vestiduras ni tirar todo lo demás. Se trata de la historia de un tipo solitario y asesino que me recordó un poco la vida de seres como Ed Gain y sus secuelas cinematográficas (La masacre de Texas, El silencio de los corderos, entre otras). También leí --o estoy por acabar, más bien-- El gaucho insufrible de Roberto Bolaño (Anagrama, 2007). Este autor me gusta no sólo porque es bastante ameno y nos demuestra en sus líneas que tiene el don, sino porque padeció una enfermedad hepática que, lamentablemente, lo llevó a la muerte hace cinco años.
De hecho, en ese libro hay un capítulo o un apartado que se denomina "Literatura + enfermedad= enfermedad" que es bastante bueno. Quizás aquí tenga algo que ver mi identificación con la cuestión hepática, pero también se trata de un recuento bastante lúcido sobre la enfermedad y su repercusión en la vida (y en la muerte) de las personas. Ya lo he escrito en otras publicaciones de este blog: el verdadero asunto lastimoso en esta existencia no es el amor o el desamor, sino la enfermedad. Cuando en la radio escuchemos canciones que nos hablen no de cuánto sufre un individuo porque su novia lo dejó sino porque le han detectado cáncer de páncreas, ese día la historia de la humanidad cambiará de manera definitiva. La verdadera lucha fraticida no es la que se emprende contra los "emos", sino contra la decadencia física del organismo.
Bueno. Por otro lado, estos días de asueto estuvieron marcados por la cuestión musical. En efecto, el miércoles asistí a un concierto del ex vocalista de Los Fabulosos Cadillacs (Vicentico) en Papantla, Ver. (los pretenciosos dirán que fue en la pomposamente denominada "Cumbre Tajín") y el jueves a un mini-recital de Molotov en la feria de un pueblo de la huasteca poblana. El sábado estaba Café Tacvba allá en Papantla, pero ya no fui, de lo cual me arrepiento una y otra vez (¡joder!).
¿Qué puedo decir de ambos acontecimientos? Que estuvieron bien, pero a secas. Es decir, Vicentico y su música como que sí prenden y tal, pero también como que es bastante solemne y parsimonioso. Me explico. Sus rolas tipo carnaval están diseñadas para la fiesta y el aquelarre, pero su actitud de soy poeta soy marginal soy como europeo soy una especie de leyenda soy guapo soy contestario y soy argentino (sobre todo lo último), pues como que chocan frontalmente con esta idea de pachanga y diversión aderezada con cánticos futboleros. Quizás se debió a la respuesta tibia del público o a que el tipo está acostumbrado a escenarios más importantes y ardientes. El punto es que salimos con cara de ah, ¿y luego?
Sobre Molotov, claro, estuvo mucho más prendido: sus canciones y su actitud motivan al personal. Sin embargo, aquí lo que falló no fue el grupo, sino el sonido y el respetable. Uno que otro brinquito, uno que otro gritito, uno que otro slamcito, pero nada del otro mundo. Es decir, ¡que a Molotov no lo tenemos todos los días como en una especie de concierto privado...! Entonces, creo que debió haber habido otra respuesta mucho más enjundiosa de la banda huasteca.
En fin. Estas son consideraciones al vuelo, es decir deberían estar meditadas y escritas con mayor cuidado, pero por ahora es lo que hay. De hecho, revisando antiguas publicaciones me he percatado que lo que aquí escribo son reflexiones efímeras y no tanto textos elaborados a detalle. Quizás es un síntoma del desgaste natural del proyecto, o bien, que las nuevas responsabilidades absorben una mayor cantidad de tiempo.
Para cerrar, una nota tomada del relato de Bolaño que he mencionado líneas arriba.
"El viaje, este largo y accidentado viaje del siglo XIX, se asemeja al viaje que hace el enfermo a bordo de una camilla, desde su habitación a la sala de operaciones, donde le aguardan seres con el rostro oculto debajo de pañuelos, como bandidos de la secta de los hashishin".
1 Comments:
Esta bien que las ideas plasmadas en el blog sean de primera instancia... recuerdo que alguna vez comentamos el punto acerca de revisar los textos publicados... pero es interesante que las opiniones al rebote (claro, que sean confruentes) se plasmen!
En cuanto al rol por tierras jarochas, creo que de haber asistido al reven de Cafe Tacuba, los sinsabores de los otros dos hubieran quedado opacados! Chale! S'ora pa'la otra!
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