miércoles, abril 02, 2008

Odio y asco en el fútbol (III)

No puedo resistir la tentación de escribir algo, por ligero y breve que pueda ser, sobre un acontecimiento que podríamos llamar histórico en la televisión nacional: la aparición de José Ramón Fernández en un programa de Televisa para analizar la salida de Hugo Sánchez como director técnico de la selección de fútbol del país.

En efecto, en el programa Punto de Partida del martes 1 de abril, conducido por Denisse Maerker, han hablado Javier Alarcón, Carlos Monsiváis y José Ramón Fernández sobre este tema. El punto a destacar aquí no ha sido tanto la llegada a acuerdos o consensos sobre la cuestión dura, en discernir el carácter sociológico del mexicano reflejado en el deporte (es decir, en el fútbol) o en encontrar caminos mágicos hacia el triunfo y el éxito en el mediano plazo. No. Desde mi punto de vista, el hecho contundente ha radicado en observar cómo un periodista de raza y de cepa, como lo es José Ramón, ha ido a la casa de su enemigo histórico a darles una lección completa sobre lo que es ser un referente, un líder y un histórico.

Siempre he admirado a Fernández por su trabajo, no sólo el que tiene que ver con el deporte, sino con ese ejercicio de crítica y agallas que ahora podrá parecer común, pero que si lo ubicamos en la época oscura de la censura en los medios mexicanos, nos dará una idea más clara de lo que su proceder ha significado en la democratización de este país. José Ramón es un tipo de esos que quisiéramos hallar mimetizados en otros campos, por ejemplo, en la cultura y en la política.

En fin. Un eslabón más en esta cadenita de vísceras y emociones al tope que provoca el fútbol en el imaginario colectivo.

Sin embargo, no tengo ningún empacho en reiterar mi admiración por José Ramón Fernández en este momento.