El largo y tortuoso camino
Se acabó el sueño. Mañana todo regresará a la normalidad, incluido su humilde servidor, quien no salió para nada a disfrutar de este largo asueto patrocinado por el pastorcito de Guelatao, Oax., debido a este súbito arranque de fragilidad ante la alergia (desconocida, por cierto).
Por lo pronto, esta noche miro los diarios en línea y me encuentro que dan lo previsible: las imágenes de largas filas de coches que desean ingresar a la ciudad por las casetas de cuota. Veo la televisión y me percato cómo ni siquiera en béisbol México puede dar una actuación decorosa (¿estaremos negados como raza a ganar algo, cualquier cosa que sea, por pequeña que pueda ser en cuestión deportiva de conjunto?). Pongo una oreja en la ventana y creo escuchar los alaridos de los fanáticos de mi generación que están presenciando a una de las bandas insignia de los nacidos en la década de 1970: Radiocabeza.
En fin.
El largo y tortuoso camino de la existencia.
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