¡Quíhubole!

Se acerca la fecha del año que más nos gusta a la burocracia weberiana: navidades. ¿Por qué? Bueno, porque hay un extenso catálogo de diversión y entretenimiento:

a) Aguinaldo (aunque dividido en dos entregas, según para que no nos lo gastemos en chupe en dos días... chalex).

b) Prima vacacional (eeeeehhh!!!).

c) Vales de despensa (estos son buenos para comprar los tintos en los súpers o para dárselos a las jefas y quedar bien con ellas...).

d) Alguna reminiscencia del antiguo Welfare-State, por ejemplo, boletos para canjearse por pavos congelados, vaporeras, edredones San Marcos, licuadoras, entre otros.

e) Espíritu carnavalesco (organización de comidas, desayunos, cenas y demás reuniones para "brindar" y "despedirse", para "desearse todo lo mejor" y "darse el abrazo de año nuevo"... pretextos nunca faltan para justificar los tapones con vodka, tequila, ron y chelas).

f) Intercambios de regalos (aunque aquí más de uno ha sufrido la avaricia de su contraparte, es decir mientras alguien regala una corbata Scappino, el otro obsequia una botella de Presidente).

g) Espíritu reconciliador (abrazos, besos y escarceos con secretarias, superioras jerárquicas y demás personal del sexo opuesto para desearse lo mejor... weeee', nunca cambiessss, vales mil!!!!!).

h) Por supuesto, va-ca-cio-nes!!! (el nuevo maná que el creador nos envía para reflexionar sobre nuestro papel en el planeta).

Claro que también hay aspectos negativos en esta temporada, pero son los menos. Aunque, por ejemplo, el hecho de que hay que gastar un buen, de que las quincenas se depositen juntas y haya que esperar más de un mes para volver a tener saldo en el ATM, también apagan un poco la alegría de "la última hoja del calendario".

En fin. Pero lo mejor es que estamos muy contentos porque, al final del 2003, el país sigue en pie y con rumbo, hay timón y la administración pública nacional no está acéfala.

Y todo, como siempre, gracias a sus amigos y atentos servidores, los funcionarios públicos...

Abur...