miércoles, julio 21, 2004

Sí, en efecto.
¿Quien de ustedes puede mencionar un burócrata ejemplar? 1,2, 3. No, ninguno se nos viene a la mente, si no es el típico holgazán conformista, que hace como que trabaja y se la vive quejándose de su situación y de lo injusto que es la vida y de que su miserable salario no le alcanza para nada; nos escontramos al jefe iracundo que maltrata a sus subalternos o de plano al inepto que no sabe ni que hace en su puesto (incluyendo al burócrata supremo).

Pero aunque ustedes no lo crean hay burócratas que con su trabajo cotidiano contribuyen modesta o marcadamente en algún ámbito de la vida nacional. No mencionaré a los burócratas ejemplares ya muertos, como el multiinvocado Benemérito de las Américas, o a su sucesor todavía añorado por muchos por su industrialismo y modernización del país (me refiero al Gral. Díaz, no a Salinas).

No sé si alguien conozca a Rubén Bonifaz Nuño, no, no es un poeta del siglo XIX, ni está muerto, aunque con su gran sentido del humor dice que se está preparando para ser un buen cadáver. Bonifaz es maestro universitario de toda la vida, desde 1972 es miembro del Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua. Ya sé que para muchos son dos instituciones petrificadas, pero ¿quien de ustedes traduce del latín y griego?

Quien quiera visitarlo, tiene su oficina en la Biblioteca Central de CU (obviamente de la UNAM) y esta semana se publicó una entrevista hecha por El Economista en su sección Forjadores, donde normalemente aparecen empresarios emprendedores. En ésta confiesa su afición a las letras, en especial a las griegas, desde la primaria, leyendo la edición de la Iliada, promovida por otro gran burócrata que fué Vasconcelos.

De esta entrevista sólo quiero resaltar tres aportaciones, la primera sobre nuestro oficio de ser hombres (o mujeres en su caso):

"Los griegos escribieron filosofía, poesía lírica, teatro, y en eso nadie hasta la fecha ha podido superarlos. Entonces he pensado: los griegos eran muy inteligentes ¿acaso no ha habido otros hombres inteligentes en el mundo? Y evidentemente sí, entonces ¿que ha pasado, por qué nadie los ha superado? Porque fueron ellos los que manejaron la mejor lengua. ¿Cómo es que han desarrollado cosas que no ha podido desarrollar nadie? No porque fueran mejores hombres sino porque tenían mejor lengua."

De sus años como director de la imprenta universitaria responde a la pregunta de su opinión de su labor editorial.

"Hacer libros es una maravilla, es un género de trabajo que me parece ejemplar, aquel de donde salen productos físicos. Cuando trabajaba en la imprenta de la universidad era un gusto ver que estaban saliendo objetos de mi trabajo y que mi labor no era nada más la producción de cosas que se iban al aire."

A la pregunta de por cuál de sus obras se siente más orgulloso, responde:

"Estoy orgulloso de esto: he vivido 80 años y durante más de 40 he ocupado puestos públicos nada más en La Universidad, y en todos ellos he servido a toda la gente, nunca le he cerrado ninguna puerta a nadie y les he abierto otras a un sinnúmero de personas. Eso es lo que más me enorgullece de mi vida. Que he servido."

Ojalá que al finalizar nuestra vida burocrática podamos decir lo mismo.