jueves, julio 15, 2004

Una de las conclusiones más importantes del Informe sobre el Desarrollo Democrático en América Latina, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), afirma que hay una creciente insatisfacción ciudadana con la democracia en la región, es decir hay un malestar que hasta ahora es “menos con la democracia y más dentro de la democracia”, como destaca el politólogo Lorenzo Meyer. Sin embargo, el mismo Informe apuntó que si continúan las tendencias actuales, este malestar puede volverse en contra de la propia democracia al no responder de manera adecuada a las aspiraciones de la mayoría de los latinoamericanos, en especial lo relacionado con la impartición de justicia y la mejora de las condiciones económicas.

Esto puede explicar por qué más del 50 por ciento de la población del área se diga dispuesto a cambiar el actual régimen democrático por otro que asegure un progreso económico efectivo. Como también lo hace notar Meyer, en la actualidad es difícil que esa otra opción sea el autoritarismo, pero, en virtud de las condiciones de desprestigio de los partidos, los congresos y las clases políticas locales, diversos candidatos con características verticales e impositivas podrían tener altos impactos en la aceptación electoral.

En suma, y vinculándolo con el post anterior sobre la ambivalencia en la población mexicana, la cual, por un lado se burla de manera inmisericorde de su presidente torpe y temeroso, pero al mismo tiempo dice preferir la democracia frente a otro tipo de régimen que restrinja las libertades individuales, no está del todo descartada la posibilidad de que emerjan este tipo de líderes en el futuro si en la actualidad no se rompe con la idea arraigada de que una democracia es sinónimo de debilidad política y administrativa.