viernes, agosto 13, 2004

Escucho por enésima vez "She said goodbye, too many times before..." desde el radio de alguna compañera burócrata aledaña a mi lugar de trabajo y pienso en algunos puntos que quiero compartir...

Yo trabajo para el Estado mexicano, por lo tanto, soy leal al Ministerio que me acoge y desde el cual sirvo al país (sí, aunque suene cursi, el servicio público posee una alta honra para aquel que está en sus filas, por lo menos para los administradores públicos así es) y, claro, soy leal a mí mismo. Estoy orgulloso de poder pertenecer al funcionariado público y trato de hacer mi mejor esfuerzo para retribuirle a la nación sus impuestos.

Sin embargo, no por ello voy a dejar pasar lo que a mi parecer está mal desde este gobierno del "cambio" (ya conozco dos sexenios en mi desempeño burocrático). Debo aclarar que no pertenezco a ningún partido político, pero sí a la corriente del eficientismo y la eficacia, es decir que mientras se den resultados concretos y se materialicen los intereses comunitarios estaré de acuerdo.

Entonces, bajo esta lógica, considero pésimo que en este gobierno de "hombrecitos" (como bien lo afirmó el ministro del Interior), a) nadie le tenga respeto al Estado mexicano en la actualidad, b) cualquiera pueda verle la cara a las autoridades ya sea desde el simple hecho de cerrar calles con tres cajones de jitomates y bloqueando ministerios al ritmo de lucha lucha lucha no dejes de luchar..., hasta ventaneándolo en el ámbito internacional como lo hizo Pérez Roque desde la isla socialista, c) la investidura presidencial sólo es motivo de sorna y escarnio desde los medios de comunicación, d) los artistas ahora vengan a las oficinas públicas a hacer negocios y a ver qué se llevan de la tajada del pastel, e) los ministerios encargados de la seguridad sólo sean materia prima para n cantidad de chistes y bromas, f) se ponga en duda la capacidad del Ejecutivo Federal frente ¡a su mujer!, g) y así un sin número de muestras que dan fe de un catálogo de desprestigio público de la administración pública mexicana y sus hombres...

Por supuesto, no queremos del todo un régimen fascista. Simplemente buscamos que alguien gobierne este país sin temores.

A final de cuentas eso será benéfico para la mayoría: al ejercer la autoridad con firmeza se estará evitando caer en el peor de los mundos totalitarios en el corto plazo.

No lo olvides.