miércoles, marzo 02, 2005

4810

El otro día, en una de las entradas al subterráneo de esta ciudad, observamos un puesto de artículos de escritura piratas. Una larga estructura de madera vertical en la que dos personas, hombre y mujer, exponían todo un catálogo de plumas, bolígrafos, lapiceros, rollers y demás instrumentos para escribir. Había desde los clásicos bolígrafos de gel --muy populares en estas fechas, por cierto-- hasta los estuches "de lujo" con ediciones de Sheaffer, Parker y A.T. Cross marca Barba Roja.

En eso, encontramos una imitación de la mítica Meisterstück 149 de Mont Blanc, en los colores clásicos negro y dorado, pero también en plateado. La dependienta se apresuró a aclararnos que costaba 150 porque "a esa no se le despinta la estrella", es decir los seis picos nevados que simbolizan al Monte Blanco europeo. Además, el precio también se justificaba por tener el nombre de la pluma grabado entre los tres anillos centrales, la leyenda "Germany" en la parte superior y, por si fuera poco, el número de serie único de la pluma. Es decir, ¡hasta las imitaciones vienen numeradas!

Después de analizarla, verla, abrirla, pedir una libretita para hacer unos rayones y todo eso que precede a decir, bueno, aquí tiene, gracias... el tipo nos dijo en tono de sentencia lapidatoria que costaba eso porque la original era carísima (así, con tono de uuuy, nunca van a poder comprarse una buena, chavos). Por supuesto, pensé. Eso lo sabe cualquiera que sienta atracción por los artículos de escritura. Sin embargo, el punto culminante vino cuando de entre su sobaco izquierdo sacó una Meisterstück 149... original. ¿Qué tal? Según nos explicó que la compró en la boutique Miguel Ángel del Centro en casi 4 mil pesos. A pesar de que ya estaba algo dañada, en efecto, era original, con todo y el grabado del número 4810 en la plumilla y los tres anillos de oro y el número de serie --este sí-- original.

Vaya, vaya. Vender pirata para comprar original. No es mala idea, a final de cuentas. Muchos escritores han dicho que redactan cosas para poder tener dinero y comprar los libros de otros.

Por eso, Justiniano y un servidor hemos decidido que, a partir de la próxima quincena, comenzaremos a dar una contribución a un fideicomiso que no tendrá otro fin que adquirir una pluma Mont Blanc original (tenemos entendido que antes, en el China Town de Nueva York, podías encontrar plumas pirata casi mejores que las originales por dos o tres dólares, claro, pero eso fue en la época pre-Guiliani), la cual será posteriormente rifada para tener nuevamente recursos y comprar dos ejemplares más (los nuestros, pues).

Cuando tengamos los 232 dólares que cuesta en el Duty Free daremos más detalles para iniciar la rifa.

Y, bueno, si ustedes nos quieren regalar una antes, pues bienvenida...