martes, febrero 22, 2005

PG

Aprovechamos este medio para expresar nuestro total rechazo al desafuero de AMLO.





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Ah verdad.
Este auto asumido apartidista blog no se suma ni se deslinda de ninguna preferencia político electoral, y menos de las de este corte.

En lo particular no estoy de acuerdo con los abusos de recursos políticos (movilizaciones, desplegados, mensajes escritos, cadenas, etc.) para defender a AMLO, pero tampoco estoy de acuerdo con otro abuso de otros recursos políticos para desaforarlo.

Y no es que empiece a cantinflear, me explico:

Muchos, políticamente correctos, expresan su desacuerdo con el total desaseo y falta de respeto a la legalidad por los recursos políticos usados por parte de AMLO para defenderse, básicamente plantean la pregunta: ¿qué podemos esperar de un político que aspira a la presidencia que no tiene el menor aprecio por la ley (la aplico cuando me conviene y cuando no la desacato y hago movilizaciones)? El argumento me parece válido, pero no del todo acertado, es decir es inegable la tendencia autoritaria de AMLO (y tal vez por eso mismo gane, las encuestas reportan que la mayoría de la gente prefiere un régimen autoritario si tiene beneficios económicos). Pero también, como dijo el pasado 20 de febrero en su columna del Reforma Miguel Ángel Granados Chapa, no se puede reprochar el uso de recursos políticos, en un procedimiento predominantemente político, porque aquí la fachada procesal es mínima y la decisión de sí o no desaforar es enteramente política; es más, la votación de los diputados y todas las resoluciones en este procedimiento ni siquiera se tienen que fundar y motivar, elementos esenciales de la legalidad según el texto constitucional (ver los famosos artículos 14 y 16 invocados en todo juicio de amparo cuando una autoridad no funda ni motiva sus decisiones, es decir ni invoca el artículo aplicable de la ley ni lo relaciona con los hechos en que recae). Pero en este caso, incluso la tremenda Corte ha vertido opiniones de que no se pueden invocar amparos o interponer cualquier medio de defensa contra procedimientos dentro del desafuero. ¿Dónde queda la legalidad? Sólo en el discurso priísta y panista, se oye bien y va con las buenas maneras.

Entonces queda claro que estamos ante un conflicto enteramente político, y donde pueden usarse todos los recursos políticos al alcance, es la guerra pues. Generalmente uno se pone en uno u otro bando, pero en este caso yo no me inclino por ninguno, por lo que me opongo a ponerme mis moños, ni los tricolores de los amlistas, ni los blancos y puros de los panistas.