jueves, julio 07, 2005

07-J

[este comentario está escrito bebiendo un café malísimo de la oficina]


Hoy ha sido una de esas mañanas que ya se están volviendo costumbre de vez en vez. La de un estado de semi-shock por las noticias internacionales. Algo que ha pasado lejos de aquí, pero que te hacen sentirlo como si hubiese sucedido a dos calles de tu casa.

El mini componente se ha encendido a las 07.45 en el 96.9 como todos los días. Algo raro era previsible porque la conductora no daba las noticias de manera normal, es decir con algún comentario sobre la política nacional, sobre el tiempo y los deportes. Ahora era el clásico formato de vamos con nuestro corresponsal en directo hasta tal, o bien, nos acaba de llegar un nuevo reporte de la agencia italiana ANSA en la que se afirma que el número de víctimas ha ascendido a...

El asunto me ha despertado a la primera. Trato de poner atención para saber, primero, dónde ha sido el follón. Londres. Bueno, la sede de los Juegos Olímpicos de 2012. Ahora, lo que interesa saber es qué coños ha pasado. Los reportes sólo destacan que el primer ministro Blair ha abandonado Escocia, lugar donde se realiza la reunión del G-8, con el fin de dirigirse a la capital del Reino Unido. Pero no dicen nada de lo que ha acontecido. Nada. Más y más bla, bla, bla. Me joden los medios de repente. Hasta que por fin, en el resumen de las ocho de la mañana, viene la noticia: un atentado terrorista mediante explosiones de bomba en el subterráneo de esa ciudad y en un autobús urbano.

Y, como solía preverse, vienen los recuerdos del 11-M de Madrid y del 11-S de Nueva York. Del atentado de Madrid sólo tengo en mente que me enteré al llegar a la oficina. En la red ya había n cantidad de información, sobre todo en los diarios españoles El País y La Vanguardia, sobre la supuesta responsabilidad de ETA en el asunto. Del segundo, de los avionazos en las Torres Gemelas, tengo bien presente que me enteré en el taxi que me conducía del Anglo Mexicano de Antonio Caso al Ministerio la mañana nublada de ese día de septiembre de 2001. En el radio del conductor el Sr. Gutiérrez Vivó repetía algo así como esto está muy feo. Luego, al llegar a la oficina pude ver --sólo en fotos-- la magnitud de los hechos. Siento un poco de enojo por no haber podido ver en directo el segundo impacto. Una imagen que ha marcado a nuestra generación. En fin.

Esto también me lleva a rememorar otros acontecimientos más dramáticos --por su cercanía-- que han sucedido en la mañana. Pienso, por ejemplo, en el 19-S de 1985. En aquel momento estaba desayunando junto a mi madre y, claro, veíamos Hoy Mismo en el mismísimo instante en que empezó a moverse toda la pantalla y la Sra. Guerrero decía no se espanten, no se espanten, está temblando, no pasa nada, para después desaparecer del aire. También pienso en el 20-N de 1984, la explosión de San Juan Ixhuatepec, Edo. de Méx. De ese momento traumático sólo tengo en la memoria la imagen de las mega bolas de combustible en llamas y --quizás-- la de algún tipo corriendo semi carbonizado y semi desnudo tras las explosiones.

En suma, la televisión ha marcado gran parte de las máximas emociones y temores de nuestras existencias. Lo que llama la atención es que suelen suceder por las mañanas. Sólo algunos temas --como el asesinato de Colosio-- han acontecido por la tarde. El azar ha decidido que, para digerirlo mejor, las noticias fuertes ocurran en las primeras horas de los días normales y comunes.

¿Cuándo vendrá la siguiente tragedia para la Ciudad de México?