Post del Viernes y Monterrey en 14 Incisos
Aquí van dos textos. El primero debió aparecer el viernes, pero se me olvidó en la computadora. El segundo está en tiempo y forma.
POST DEL VIERNES
1. Sigo con el problema éste de que no puedo accesar a blogger.com desde el Ministerio. Me jode porque, de repente, me llega la inspiración (o el tedio) y quiero escribir cosas. El punto está en que, obvio, las puedo escribir, pero no me gusta tener que hacerlo en Word, luego enviarlo por el correo institucional a mi cuenta de gmail.com y, más tarde, ir al café Internet de la esquina, abrir mi correo, pasar el texto de nuevo a Word para corregir el formato y, finalmente, abrir blogger.com para anexarlo como una nueva entrada.
2. Sigo muy contento con la máquina iPod. Ya rebasé la barrera de las mil canciones y aún le quedan 14 punto y algo GB de capacidad. Wow. Entre otros aditamentos que incluye también he descubierto que puedes ecualizar de acuerdo al tipo de música que quieres escuchar (clásica, jazz, electrónica, rock, alternativa, entre otras), que puedes buscar ésta de acuerdo al género, artista, nombre de canción o del álbum, que puedes programar la reproducción aleatoria de las rolas y, así, varias chucherías más. El inconveniente que le he encontrado –nada es perfecto—es que su batería tiene una vida muy corta. Es decir, a diferencia del reproductor portable de discos compatos, la máquina iPod puede funcionar, a lo sumo, unas seis u ocho horas sin que tengas que volver a conectarla a la computadora o al enchufe convencional. Algo tenía que haber negativo en todo este follón de la tecnología del inicio del milenio.
3. Chiste local. Hoy ha aparecido en una foto de Milenio Diario el novio de nuestra antigua jefa aquí en el Ministerio. Se trata del buen Gonzalo, oriundo de León, Guanajuato, quien aparece en la ilustración de una nota que habla sobre narcotráfico y las amenazas a los jueces federales. Ahí está con todo y su aplomo de hombre de verdad escoltando a una enorme camioneta Suburban. ¡Quíhubole!
4. Por su parte, en la columna Penultimátum de The Ocosingo Times (ergo, La Jornada), han trascrito una declaración que, por su alto valor cívico y moral, no debe limitarse a que la conozcan los lectores de ese diario subversivo y guerrillero de paspartú. Dice así: "en realidad, hacer el amor, de verdad de verdad, sólo es posible dentro del matrimonio, porque sólo cuando dos personas se han entregado ya totalmente ese acto es verdadera expresión del amor total. Si no ha habido entrega de la propia vida mediante el matrimonio, no puede haber expresión auténtica de una entrega que todavía no existe. El acto sexual fuera del matrimonio es una mentira radical". La autora de esta joya del año 2005 del Señor ha sido Rebeca Reynaud, columnista de El Diario de Yucatán. Si alguien la conoce le manda nuestras loas.
5. Hace unos días mi mujer me sorprendió (de hecho, lo hace todos los días) con una profecía que lanzó y que se ha cumplido no una, sino varias veces. Resulta que ella, como miembro de una compañía aérea nacional, al conocer la noticia de que se había caído un avión (en este caso el de Grecia) dijo contundentemente: "siempre son tres en fila". Órale, dije yo, no eches la sal a la humanidad. Pero, repito, tal y como lo predijo, pues sí, se cayeron otros dos más y se completó esa tríada maldita que, supuestamente, surge cuando hay algún accidente aéreo. Primero fue ese avión greco-chipriota por despresurización de la cabina, luego el colombiano lleno de migrantes y, finalmente, el peruano en la selva, con todo y su nota de que se salvó un bebé gracias al abrazo de su mamá al momento de estrellarse. Wow. De hecho, si nos ponemos exigentes, hasta podríamos incluir la avioneta que colapsó en el Estado de México, cerca del Nevado de Toluca. Así que, ahora ya lo saben: cuando se cae un avión, deben esperarse otras dos tragedias para completar la maldición y seguir nuestro camino normal.
6. Hay una regla no escrita entre el funcionariado público federal que dice así: los viernes se viene vestido informal, es decir casual friday. De hecho, es tan no escrita esta regla que bien puede uno venir vestido de la misma manera aunque sea lunes, martes, miércoles o jueves. Claro, siempre es mejor venir trajeado, pero eso ya es cuestión de gustos o de posibilidades económicas. Lo mejor de los viernes, entonces, es que puedes observar todo un catálogo de la moda burocrática actual. Ahí puedes ver a funcionarios ya bastante ruquitos queriéndose vestir como efebos con sus camisas pegaditas de cuadros grandes. También a los clásicos con el look culturoso-burocratoso, es decir que entre semana vienen de traje y el viernes de jeans, camisa y saco, tipo escritor famoso que viaja a Europa y sabe que va a ser entrevistado por el 22 o por el 11. Claro, por supuesto, el típico atuendo de pantalón color caqui y camisa azul con zapatos cafés. Ese no puede faltar. De hecho, si tú lector eres burócrata y no vistes así los viernes o los días festivos que tienes que venir a trabajar, no puedes considerarte un funcionario público completo. Para rematar esta afirmación, los que hayan visto las imágenes de Carlos Salinas en su nuevo papel de "gestor social" en Quintana Roo, se habrán dado cuenta de que así iba vestido, es decir con su pantaloncito cafecito y su camisita azulita. Por supuesto, hay también otros francamente fachosos que ya nada más les falta que traigan sus camisetas de Piolín y las Chivas debajo de sus camisas blancas semi-transparentes, o bien, que vengan con sus chanclas y bermudas para dormir a sentarse enfrente del ordenador. Afortunadamente cada vez son menos.
7. Por el lado de las chicas también hay cambios los viernes. Algunas se ponen sus atuendos sexys para el trajín de la tarde-noche. Puedes ver más faldas o pantalones ajustados, más maquillaje, alguno que otro peinado exótico. Algunas dejan observar que se han colocado sus tangas coquetas, aunque desafortunadamente lo que sigue predominando entre las servidoras públicas mexicas promedio es el modelo de la pantaletota con rombito abajo que se delinea en los pantalones de las mismas. Dentro de mis compañeras de nómina aún es más valorado el atuendo tipo Beatriz Paredes o María de los Ángeles Moreno, políticas nacionales, al de la ex diputada italiana porno Cicciolina. Por cierto, las edecanes de la entrada vienen hoy de pantalón, sólo los miércoles traen faldas.
8. En general, los viernes como que todo mundo quiere enviar el mensaje de que, miren, hoy vengo deportivo, pero sin perder el estilo.
MONTERREY EN 14 INCISOS
Este fin de semana estuve en Monterrey, la tercera ciudad más importante de este país. No fui en plan turista. Mi visita se debió a cuestiones médicas acompañando a mi madre. Aunque pude observar poco de la capital de Nuevo León, aquí tengo algunas consideraciones.
a) No me gustó Monterrey. La verdad. En los anuncios que el gobierno de Nuevo León publica en Letras Libres afirma que "a NL no sólo se viene a hacer negocios". Pues si no es por eso no sé a qué van. Probablemente a ver algún partido de los Tigres o los Rayados, quizás a la Arena Monterrey o al Parque Fundidora, a lo mejor a pasear y comer en la Macroplaza, pero por otra razón no veo por qué.
b) A primera vista me pareció una ciudad gris, plana, sin color, sin mucha vida. Industrial, sí, pero no por eso sinónimo de entusiasmo o progreso. De hecho, en el periódico local de ayer venía una nota que decía que había aumentado la pobreza en ese estado.
c) El aeropuerto Escobedo está lejísimos de la ciudad. Los taxistas te cobran como se les da la gana. De ida 220 pesos, de regreso 180, aunque puede variar. En general, el costo de la vida ahí es más alto que acá en la Ciudad de México. Una habitación de un hotel muy normal, muy convencional, 430 pesos y con un sistema de cable bastante deficiente.
d) Sin embargo, sí se agradece que los taxis en el municipio de Monterrey usen taxímetros, cosa contraria a lo que sucede, por ejemplo, en Puebla (la cuarta ciudad de México), donde ahí todo es por "tarifas" o por arreglos directos con los choferes.
e) Allá el fútbol se llama Tigres y Rayados. Por doquier puedes observar gente usando ambos jerseys. Hombres, mujeres, niños, ancianos. Todos están con uno o con otro bando. No sé si implique una división racial del tipo los de Rayados son ricos y los de Tigres son clasemedieros (por aquello de que representan a instituciones de educación superior privadas y públicas). El punto es que aquí sí toman muy en serio eso de que son los equipos de su ciudad. El otro distintivo que pude ver por ahí fue –gracias al Señor—el de Pumas: un jersey pirata que en lugar de azul parecía morado enfundado en el broncíneo cuerpo de un trabajador de la construcción.
f) El acento norteño es gracioso, sí, pero hasta cierto punto. Cuando empiezas a escuchar sólo ese tonito de voz llegas a preguntarte si es la única opción disponible para comunicarse.
g) Dicen por ahí que Monterrey es la ciudad "peor trazada de Texas". Es probable. Estando ahí sientes que te debates entre ser eso, es decir una ciudad norteamericana de medio pelo, o bien, si es una metrópolis mexicana y hasta latinoamericana. Creo que, al final, es un híbrido de ambas (lo cual es aún peor).
h) Un aspecto positivo --y que debería ser tomado en cuenta por las autoridades del DF-- es que ahí, como en otras capitales estatales, casi no existen microbuses. El transporte público se basa en autobuses, lo cual también se agradece. Pude ver que tienen un metro que atraviesa algunas avenidas y que le da un toque a la escenografía urbana cercano a Blade Runner, pero creo que no es metro sino tren férreo o algo así, no estoy seguro. Pero, bueno, el punto de que no existan micros es digno de alabarse.
i) El Cerro de la Silla sí es algo impactante. Cuando lo tenía enfrente (y desde antes, cuando nos aproximábamos al aeropuerto) pensé, mira, tal y como lo vi en televisión. Lo único que le quita cierto encanto es que le colocaron una antena en uno de sus picos con lo cual se vuelve humano, demasiado humano.
j) Comparada con la otra ciudad "importante" de México, Monterrey no tiene tantas chicas guapas. En Guadalajara sí hay oleadas de princesas. Acá no tanto. En este municipio norteño predomina el prototipo como de Alicia Villarreal, es decir güeritas rancheronas, medias obesas y medio simpaticonas. Igual y las verdaderamente princesas sólo salgan en la noche, tal y como nos dijo un taxista con ese acento norteño del que ya hablé.
k) El aeropuerto no es muy grande, pero parece funcional. La distancia al centro es enorme. En eso me estaba fijando cuando me llegó la idea de que, al final, qué bueno que no se pudo construir el nuevo aeropuerto de la ciudad en Sn. Mateo Atenco. Es decir, aquí en el DF llegas, aterrizas, sales y puedes tomar luego luego el subterráneo o, en su defecto, tienes varias opciones de taxis para trasladarte, desde los amarillos con blanco, hasta la Base Concord, o bien, si eres muy temerario, agarrar alguno de los "libres" que andan por ahí rondando con quién sabe qué oscuros intereses. Allá no. O tomas el taxi autorizado o no sé cómo le puedas hacer para llegar más o menos rápido a tu destino.
l) Sin embargo, dicha ventaja comparativa del AICM se ve en parte opacada cuando tienes que aterrizar. Una vez más comprobé lo difícil que debe ser para un piloto sobrevolar la mancha urbana y, luego, atinarle a la pista del Benito Juárez. Cuando inicias el descenso por ahí del Cerro del Chiquihuite, cuando planeas enfrente del WTC, cuando atraviesas Tlalpan y cuando piensas que te llevarás la ropa de los tendedores del Peñón de los Baños, sientes el verdadero vértigo de tener un aeropuerto incrustado en la urbe. Como dijo el que venía detrás de nosotros, "siempre es bien agradable aterrizar en la Ciudad de México". Es decir, ya casi estás en tierra y tú no alcanzas a ver dónde coños está la pista. Hasta que ves el edificio de MVS sobre el Boulevard Puerto Aéreo sabes que estás a un costado del aeropuerto. Antes no. Lo más probable es que pienses que aterrizarás sobre el techo de algún edificio.
m) Lo peor fue que llegando me enteré de que Pumas había sido masacrado por los chemos en nuestro propio campo.
n) Para finalizar, un comentario extra. Los regios andan muy entusiasmados porque el próximo seis de septiembre tendrán su primer vuelo internacional importante. Se trata del Monterrey-Madrid de Aeroméxico. ¿Qué tal? Están felices porque ya no tendrán que venir a la Ciudad de México cuando se les ocurra ir "a las Europas" a dejar sus huellas con esas botas piteadas que les caracterizan. No cabe duda de que es mejor que siga ese viejo adagio que afirma que el centro piensa, el norte trabaja y el sur descansa. O como dijo alguna vez un colega burócrata con la peor mala leche de que tenga memoria: ¡mil años más de centralismo!
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