miércoles, septiembre 14, 2005

Las fiestas patrias, los niños de la montaña, Bob Geldof y la Sra. Goebbels

Contagiado por el ánimo del payasito enmascarado de nombre Rafael Sebastián Guillén Vicente, el cual declaró el día de ayer que él y los suyos van a hacer "algo bien chingón", procedo a redactar las siguientes líneas que tratarán –en parte—de paliar el déficit de contribuciones a este blog durante la semana próxima pasada.

Ya fui a ver La Caída (Der Untergang, Ale-Ita-Aus, 2004). Entre las enseñanzas de este filme están: primero, el verdadero pueblo poderoso de este planeta se llamaba la Unión Soviética y, segundo, todos estamos potencialmente aptos para la locura.

Sobre la extinta URSS, lo que demuestra la película (y la historia) fue que ellos ganaron verdaderamente la guerra. Estados Unidos arrojó las bombas, pero los soviéticos fueron los que, cuerpo a cuerpo, destruyeron el mito que colgaba de los cuarteles y los hospitales nazis: der deutsche soldat unbesiegbar (el soldado alemán es invencible). Después de tener a los panzers alemanes en sus narices, a unos metros de su capital, los miembros del Ejército Rojo los contuvieron, los echaron atrás, los fueron replegando por toda Europa oriental y, finalmente, llegaron hasta el mismísimo corazón del Tercer Reich, el cual, según el buen Adolf, iba a durar mil años, para ondear encima de su edificio de gobierno la bandera roja de la hoz y el martillo. Ese era un pueblo poderoso y no pedazos. La verdad, extraño a la antigua CCCP. No sólo era el contrapeso mundial, también era una referencia de que la voluntad y el tesón dan resultados. Wie lange können wir hier noch halten?

Otro de los temas destacables del filme es la belleza de Ángel de la Muerte de la Sra. Goebbels. Durante mi adolescencia fui asiduo lector de la literatura sensacionalista de la SGM. Los Hornos de Hitler, Yo Fui Médico del Diablo, entre otros. De lo que me puedo jactar es que jamás, jamás leí El Diario de Ana Frank, lo cual aún me da satisfacción personal, como el hecho de que tampoco nunca pertenecí a los boy scouts. Bueno, pues decía que esas lecturas me ayudaron, entre otras cosas, para conocer los experimentos de los nazis que hicieron sin ningún dejo de pudor sobre los judíos recluidos en las barracas de Auschwitz, Dachau y Birkenau, pero también para saber que entre sus filas estaban algunas de las mujeres más bellas y seductoras del planeta.

Doctoras, enfermeras, oficiales de la Wehrmacht Waffen SS, espías. Todo un catálogo de la maldad con rostros de ángeles. En el filme dicho papel lo ocupa la referida esposa del Dr. Goebbels. Más allá de Eva Braun, la cual fue pintada como una rubia medio tonta, más interesada en organizar bailes aunque las bombas estuvieran cayendo a unos metros de distancia, y también más allá de la verdadera protagonista de la película, es decir de la secretaria de Hitler, la Srita. Traudl Junge, la mujer del comunicólogo oficial del Reich era la personificación del Maligno con faldas, medias de costura posterior y tacones (lo cual la hace verdaderamente deseable).

Ella, a diferencia de otros, sigue al Führer hasta el final. En su inmensa vocación fanática, prefiere matar a sus seis hijos (todos hermosos, por cierto), que dejarlos en un mundo "sin nacionalsocialismo". Así, una secuencia de la película está dedicada por completo a narrar ese ritual de la muerte que les aplica a cada uno de ellos. No sé si fue su frialdad o su belleza malévola la que me llamaron la atención.

Vayan a verla. Sin duda.

Por cierto, al final, uno siempre se queda con la duda de por qué coños en México no se han realizado filmes con temas políticos o históricos más allá de la promesa de que pronto tendremos Se chingaron al candidato Coloso...

Por otra parte, el "Caballo Zaino" (o como se escriba) Calderón Hinojosa, le ganó al "Superman" Creel Miranda, dejando en un lejano tercer lugar al "Caballo Negro" Cárdenas Jiménez. No es el resultado del Hipódromo de las Américas, sino de la primera fase de las primarias panistas rumbo a las presidenciales de 2006. Algo que pone a estos miembros del actual partido gobernante al nivel de rolas como "Te quedó grande la yegua" de la obesa y antipática regiomontana Alicia Villarreal.

La verdad, qué bueno que ha perdido el Sr. Creel. Como leí hace poco por ahí, el tipo cae mal porque todo el tiempo se preocupa por "verse guapo", más que por ejercer las técnicas del político o del científico. Un "dandy", tal y como él mismo se describió en una de las revistas de la farándula mexicana. Digo, tampoco Calderón es el mejor de todos, pero al menos tuvo el arrojo (por decir algo) de renunciar al gabinete de Fox y marcar distancia con la ineficiencia del mismo. Ahora, claro que estar arriba en las preferencias panistas no significa –ni de lejos—que podrá realmente competir por ganar los comicios del próximo año. ¿Para qué nos hacemos weyes? El PAN quedará en tercer lugar y todo se definirá entre los tabasqueños: López Obrador o Madrazo Pintado.

El tercer tema a tratar es el de una serie de reportajes que aparecieron en el noticiario de López Dóriga la semana que concluyó. Bajo el título de "Los olvidados de la montaña. Los olvidados de Dios", el reportero Sánchez Lemus y otros colegas suyos se dieron a la tarea de saber qué onda con la región en la que se ubica el municipio más pobre del país, comparable sólo con países miserables de África. Así, llegaron a la región de Tlapa, Guerrero, zona que, por lo que nos mostraron, es más triste que el tercer círculo dantesco. Hambre, pobreza, exclusión, marginación, injusticia social, pero en versión –realmente—hardcore, gore, thrash, death metal y otros calificativos que ustedes quieran ponerle.

Niños con panzas del tamaño de balones de fútbol por lombrices, niñas que tienen hijos al mes de haber tenido su primer periodo, madres que mueren lentamente envueltas en cobijas viejas sobre el piso de tierra, adultos cuya esperanza de vida sólo alcanza los 35 años, ancianos que son verdaderos sobrevivientes ante el panorama desalentador, dieta de tortilla con sal (cuando hay), servicios de salud –literalmente—inexistentes, terracerías destruidas en la temporada de lluvias. La época de las cavernas y no otra cosa. Y todo aquí, a unas cuantas horas de la Ciudad de México.

Como bien afirmó el párroco de ese lugar, para qué se iba a ir a África a ayudar de misionero si la pobreza guerrerense es igual o peor. Bien dicho. Eso me recordó todos los esfuerzos que algunas semi-organizaciones filantrópicas de petatiux hacen para llevar ayuda a nuestros hermanos del continente negro, o de Asia, o de Centroamérica, o de donde ustedes gusten y manden. No jodan. Que aquí en México tenemos pobreza para dar y repartir. ¿Para qué bluffean con la ayuda internacional si aquí mismo es más necesaria?

En fin. El asunto es que el reportaje, con todo y su musiquita ramplona saca-lágrimas, sí fue más provechoso que la supuesta visita que hicieron a la zona hace un mes el presidente municipal de este país y algunos miembros del gabinete, los cuales, claro, no tuvieron tantos problemas para llegar a esa área porque lo hicieron en... helicóptero.

Dos comentarios extras a este asunto. Al mismo tiempo en que en Televisa daban este tipo de trabajos, en su contraparte, es decir en TV Azteca, pasaban algún reportaje cotorrón con la gracia que los caracteriza. Si alguien creía que no podría haber algo peor que Televisa ahí tienen a la televisora del Ajusco. Qué asco. Segundo, al término de los reportajes de Sánchez Lemus, con todo y la lágrima bordeando los ojos de la gente como en caricatura japonesa, con toda la rabia y la sacadera de onda propia de este tipo de investigaciones, aparece el miércoles la selección mexicana con sus gritos y sombrerazos por haber derrotado a Panamá por cinco goles a cero (Panamá es una potencia mundial en el deporte, por cierto) y el jueves inmediatamente después presentan un promocional de Arturo Montiel con fondo musical de Rocky ("Eye of tigre") presentando una "M" que según es la "M" de "México". Qué asco, por segunda ocasión.

Otro de los temas importantes fue el hecho de que el Ejército Mexicano pisó, por primera vez desde el siglo XIX, territorio norteamericano. La verdad, bien por ellos. Si de por sí están muy por encima en las encuestas que miden la confianza en las instituciones públicas, este gesto los catapultará a niveles insospechados de satisfacción con la gente.

Más allá del hecho simbólico y patriótico de ver a esos compatriotas ondear la bandera mexicana en esos territorios que alguna vez fueron nuestros, una lectura del entusiasmo provocado por la operación puede darnos los siguientes mensajes.

Primero, que la gente no reporbaría del todo que este país estuviera dirigido por los militares. Es decir, ante las heces fecales que dan al por mayor los políticos reclutados del bando civil, la población nacional pone sus últimas esperanzas en este tipo de personas que, al menos en teoría, son menos corruptibles y más íntegros. Ya lo decía la ENCUP de 2001: los mexicanos no verían tan mal que un gobierno autoritario llegara y mejorara la economía aunque se redujeran las libertades civiles.

Segundo, que el país está urgido de símbolos ganadores. Es decir, nuestra moral está tan baja que el hecho de que un convoy del Ejército ingrese al país más poderoso del mundo a ayudarles, genera toda una satisfacción entre los mexicanos. Está bien, es decir no acaban de ganar la guerra ni tampoco recuperarán Texas, pero sí es una muestra de que el vecino del sur tiene –al menos—más experiencia en este tipo de desastres.

Para finalizar, y volviendo al punto de los niños de la montaña de Guerrero, uno de mis textos en la columna del periódico regional en el que participo se relacionó con lo que dijo el párroco de Tlapa, municipio de Malawi. Aquí lo anexo esperando que no lo haya mandado antes y que sirva para el solaz de los lectores.

Salve.


Tan lejos, tan cerca
(Publicado en julio 16, 2005)
Hace unos días pudimos observar por televisión el concierto organizado por Bob Geldof y Bono denominado Live 8, el cual tuvo como finalidad solicitar a los ocho países más ricos del orbe –más Rusia—la condonación de las deudas que poseen sus contrapartes más pobres. "No es caridad, se trata de justicia", fue uno de los lemas utilizados para hacer conciencia sobre el carácter humanitario y urgente del acto.

Como preámbulo de las interpretaciones en las ocho ciudades donde se llevó a cabo el recital masivo, se presentaron diversos promocionales que daban testimonio sobre la dramática situación que se vive hoy día en los países endeudados. De todos ellos, uno llamó particularmente la atención. En él se veía a una mujer negra recolectando piedras entre la árida tierra de alguna región africana. Con un poco menos de polvo, la joven las depositaba en una olla con agua que se calentaba sobre una pequeña hoguera. Cerca de la rudimentaria estufa estaban sus hijos esperando el momento en el que la "comida" estuviera lista. Por supuesto, el alimento nunca llegó a la boca de los niños. El efecto visual del vapor provocado por las piedras en ebullición fue suficiente para hacer que estos se durmieran con la esperanza de tener algo que comer más tarde.

La secuencia provocó diversas reacciones. Las más comunes, el impacto y la compasión. Pobres africanos, comen piedras. Sin embargo, ¿en verdad esta situación será tan lejana a nosotros?, ¿sólo ocurrirá en África?, ¿somos ajenos a estos hechos en pleno inicio del siglo XXI?
Desafortunadamente, no del todo.
Para corroborar lo anterior podemos recurrir al recientemente presentado Segundo Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Este estudio ha arrojado datos que nos confirman las precarias condiciones de vida que aún persisten en el país. Al analizar los servicios de salud, el nivel de educación y los ingresos económicos (los tres indicadores que determinan el desarrollo humano) de los estados durante 2004, se ha concluido que Oaxaca y Chiapas se ubican entre los más bajos del mundo.

El municipio de Metlatónoc, Gro., además de ser el más pobre del país está catalogado como uno de los más rezagados del planeta. Vivir ahí equivale a hacerlo en Malawi o Mali, pequeñas naciones africanas que ocupan los puestos 163 y 164 (de 177) en la clasificación mundial del IDH. De cada 100 viviendas en ese lugar sólo 13 tienen servicio sanitario, 32 agua entubada y 33 energía eléctrica. La mayoría de su población es indígena y su principal actividad económica es la agricultura.

El Informe también ha descubierto que, en términos de ingresos, el municipio de Santa Catarina, Gto., es equivalente a lo que hoy se vive en Mozambique. Con respecto al grado de educación, el mencionado Metlatónoc, junto con Tehuipango, Ver., San Martín Peras, San Simón Zahuatlán y Coicoyán en el estado de Oaxaca, también se encuentran en los últimos lugares, al lado de Burkina Faso, Sierra Leona y Etiopía, países por los cuales abogaron Pink Floyd, Sir Paul McCartney y The Who, entre otros, en el pasado Live 8.

Estos datos son duros, pero aún pueden parecernos lejanos. ¿Dónde se encuentra Puebla dentro de la investigación del PNUD? De acuerdo con los resultados obtenidos, en el caso poblano el promedio de los tres indicadores se ubica por debajo de Jamaica, Macedonia y Kazajstán. De hecho, Bosnia-Herzegovina, ex integrante de Yugoslavia y hasta hace algunos años envuelta en un conflicto bélico interno, obtuvo una mejor clasificación en el Informe. El estado de Puebla se ubica como uno de los más desiguales de México. Junto con Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Veracruz es responsable de 40.3 por ciento de la desigualdad nacional en el IDH. Para ejemplificar lo anterior, entre los 15 municipios con menor índice de salud del país se encuentran Eloxochitlán, ubicado en la Sierra Negra, y Hueytlalpan, en la Sierra Norte.

Debe destacarse, por otra parte, que no todo lo reportado en el Informe ha sido negativo. Entre los aspectos rescatables encontramos que localidades como la delegación Benito Juárez en la Ciudad de México, así como el municipio de San Pedro Garza García, NL, poseen índices de desarrollo humano similares a los de Italia y Hong Kong. La capital de Hidalgo, Pachuca, posee niveles de salud comparables a los que existen en Luxemburgo. A nivel nacional, el IDH tuvo un repunte de 1.4 por ciento en educación y 1.77 por ciento en salud.

Sin embargo, el aspecto primordial que se desprende de esta clase de estudios es la extrema desigualdad que existe entre las regiones mexicanas. Es decir, el impactante contraste que se presenta entre estados y, de hecho, entre regiones y municipios colindantes. Esta es –quizás—nuestra principal diferencia con los países desarrollados: la enorme, a veces infranqueable brecha que separa a los que tienen casi todo y aquellos que, como la mujer africana del promocional, buscan en la nada algo que comer.

Esta es una responsabilidad tanto de las administraciones públicas como de la propia sociedad. A falta de un En Vivo 8 mexicano, no queda otro camino que voltear la vista hacia estos problemas y afrontarlos. Lo peor de la desigualdad no es el hecho de que exista, sino de que nos acostumbremos a ella.