jueves, marzo 02, 2006

La vida después de los Rolling Stones

I.

Con el follón del Preciosogate me ha surgido una duda que nada tiene que ver con el que hace 43 años fue bolero y que ahora aún se aferra al gobierno poblano, ni con el cejijunto descendiente de Baldor al que le gusta la buena vida de sibarita. Más bien se trata de algo ortográfico.

En los medios he escuchado dos versiones de la palabra pederastia. Una se acentúa en la última sílaba, dando como resultado "pederasTÍA", casi similar a palabras como pornografía o secretaría, por decir algo. La otra es la que evita ese acento y simplemente dice "pederastia".

¿Cuál es la correcta? Según yo es la segunda. Ayuda.

II.

Ayer fui al ISSSTE. Así es, de repente uso este servicio burocrático de la salud. La doctora Walls siempre ha sido amable conmigo. Me escucha, me ve y me manda a especialidades sin tanto requisito previo. Algunos doctores de esa institución ni siquiera te toman el pulso y menos se dignan colocar el estetoscopio sobre tu pecho. Ella sí. Claro, no es un servicio de cinco estrellas tipo Houston, pero tampoco es el peor, como del tipo consultorio similar de a 20 pesos la consulta. Además, cuando de conseguir incapacidades se trata, por más que odies ir a la clínica no hay otro remedio (a menos, claro, que cuentes con la capacidad financiera suficiente para tolerar los descuentos).

El punto es que he ido y que me ha programado una cita con el gastroenterólogo. La razón: aventura una posible hernia hiatal en mi organismo. La explicación a que tenga el reflujo por las noches.

Tengo que confesar que me he decidido a ir por la historia de un tipo en un avión que me contó Sivel. El señor cenó, se durmió y se ahogó. Todo mientras estaba sentado en un vuelo Tijuana-Ciudad de México. Claro, tenía la cosa esa del reflujo y se le fue a los pulmones. Ahí quedó. Es un caso extremo, por supuesto, pero no debe desdeñarse como foco amarillo.

Mi colega Brenda tuvo una operación de ese tipo hace como un año y ahora anda muy contenta comiento y bebiendo como en sus mejores tiempos. Así que, no hay tanto temor. Además, prefiero la cirujía a tener que aguantarme las ganas de cenar algo por temor a despertarme en la madrugada con la sensación ácida instalada en mi garganta.

¡A por ella!

III.

Mientras mi colega Paco anda instalado en esa tierra de mapaches amestrados del Grupo Atracomucho, comiendo bocadillos de pan y embutidos (a la sazón llamados tortas) en los portales de la capital del Establo de México, viendo a las hordas rojiblancas de seguidores de los Diablos Rojos en su camino al Nemesio Díez y admirando la publicidad interminable del joven maravilla Peña Nieto, este blog se apresta a continuar su vida en su fase D. de R.S., es decir Después de los Rolling Stones. Ya escriba algo, ¿no?