sábado, febrero 25, 2006

Y siguen las piedras rodando

O como diría el naco de ¿como se llama el pseudo rokero guadalupano? Las piedras rodando se encuentran.
Precisamente como dice el maese Weber (por cierto ahora sí es inminente su grado): faltan 24 horas y habrá un antes y un después del concierto del año. Pasarán a simples anécdotas cuaquier otro espectáculo en este país. Me hubiera gustado estar en Copacabana, pero nos conformaremos con nuestro foro Sol, claro con marcada ausencia de las garotas y sus minúsculas vestimentas. En el altiplano tendremos que conformarnos con las naturales de la región y estamos preparados para ver toda clase de fauna que se deje venir, desde ruqueras sesenteras, hasta niñas fresas con guaruras, pasando por chavos banda, amas de casa, niños en brazos, chavos ochenteros y verdaderos fans reconocidos por sus propias satánicas majestades.
Por eso no quiero manchar estas páginas -como hasta el momento lo he evitado- con menciones al espectáculo presentado por los de la banda de U2. Fueron mis familiares al último concierto en el Azteca y según su información no estuvo tan de nausea como el de New York, parece que -por esta ocasión al menos- ser tercermundista tiene sus ventajas. Bono se ahorró todo su discurso AIDS for... (pongan el nombre del país, continente o causa en desagracia de su predilección). Y se dedicó a cantar como debe hacerlo y debería limitarse en el escenario, por cierto una poible explicación al incremento de sus peroratas puede deberse irónicamente a la paulatina pérdida de voz, según me dicen hay momentos en los que no da más y tienen que entrarle al quite el resto de la banda, y ahí es donde la cosa se pone mejor. En resúmen, se trató de un concierto medianamente aceptable, con un repertorio de éxitos de la banda ya que su último disco no da para mucho, lo que satisfizo a la audiencia. Por cierto, un 80 % compuesta de villamelones y gente que piensa que es In ir a ver a esos irlandeses buena onda que se preocupan por los pobres. Un ejemplo curioso al respecto fue exponencial: llevaron los papás a los hijos adolescentes, los progenitores todo el tiempo estuvieron con cara de aburrimiento (seguramente añoraban estar en el auditorio con Luismi o recordaban sus noches en la México con Los Temerarios- "esos si eran conciertos vieja") el hijo medio nerd con sus camiseta comprada a la entrada del estadio y la hija se sentó muy mona, con su vestidito y sus zapatos de Tacones, buaj. Ese es el público que se merecen.
El tiempo se acaba y yo acá en el altiplano ¿alquien me compra mi boleto? Es de 1,000, lo vendo en 10 mil.
Ja ja, mentira. No se como, pero de que llego, llego.
PD
Claro que sí alcachofa, justo hoy voy a ese lugar, les llevare sus tortas al concierto, si no los encuentro ahí las vendo y el lunes les traigo otras.