Bla, bla, bla
a) El aburrimiento. Estos días han sido mortales. Al menos, la próxima semana comienza el último trabajo fuerte del año: la integración del Sexto Informe de Ejecución del Plan Nacional de Desarrollo. Por lo pronto, sólo ver la vida pasar.
b) Pobre de mi vecina, además de tener programada para este domingo la operación que le extirpará algunos tumores que podrían ser malignos, una de las tipas más nefastas de la oficina la ha cogido como su mejor clienta en lo que se refiere a la compra de zapatos por catálogo. No hay día en que no venga a traer algo nuevo o a cobrar. Siempre con su peor sonrisita estúpida. Pero la otra tiene la culpa. Es como con los testigos de Jehová: si los dejas entrar la primera vez a tu casa y les compras la Atalaya, jamás te los volverás a sacar de encima.
c) Una tipa me pidió prestado dinero hace tres semanas. No acostumbro hacerlo porque siempre son problemas. Lo peor es que ni siquiera tenemos la suficiente confianza como para haber justificado su petición. Alegó estar enferma de algo y necesitar recursos para su pasaje. Cuando le pregunté que cuánto necesitaba me dijo "100 pesos". Estuve a un tris de decirle oye, ¿pues en qué te vas a tu casa o hasta dónde vives? Saqué mi cartera y vi que nada más había dos billetes de 20. Se los di bajo la promesa de que "en la quincena" me los pagaría. Hoy ya han pasado cinco días después del pago catorcenal y nada. Cada vez que la veo la quiero ahorcar. Pero, como en el caso de mi vecina, la culpa no es de esta tipa, sino mío por no haberle dicho claramente mi política respecto a estos casos: jamás presto nada.
d) Si no recuerdo mal, hoy es cumpleados de la Alcachofa. Felicitaciones.
e) Como si no fuera suficiente con la cantidad de personas y, sobre todo, bebés que existen en este país, en esta ciudad, en la delegación Benito Juárez, en la colonia Álamos, en mi calle, en mi edificio y en mi piso, me he enterado que los vecinos de al lado están esperando un crío. La dama lleva ya tres meses encinta y, por lo tanto, para marzo tendremos un nuevo inquilino. En condiciones normales uno diría ay, qué padre. Pero no. Adiós a las noches apacibles en nuestro departamento. Si de por sí se escucha cuando esta pareja joven entra al baño a las tres de la mañana, imagino lo que será cuando el chaval berreé pidiendo comer o ser limpiado a las mismas tres horas. Joder. ¿En qué habrán estado pensando?
f) Mañana es el cumpleaños del mero mero jefe de toda esta oficina. Y todos tendremos que ir a "celebrarlo". ¿Por qué, pregunto, si ni le hablamos? Una comida en la que habremos de sacar nuestras sonrisas Colgate de azafata de Mexicana (con Aeroméxico no me meto) y hacer como que uno es súper interesante y súper divertido. Patrañas. Cuando yo sea jefe --digo, hay que ser optimistas-- quiero todo menos eso: una buena comida, pocos amigos y la tarde libre.
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