Mio Cid
Bueno, todos saben, lo leímos a fuerza en la secundaria, que se trata de mi señor y que dio origen a infinidad de historias de aventuras caballerescas, como las que terminaron de enloquecer a Don Quijote para empezar sus andanzas.
De esas historias, incluída la del Quijote mismo, lo más triste era el viaje de retorno. El regreso a casa ha sido de lo más penoso desde la Odisea de Homero hasta el Ulises de Joice; ese punto de quiebre resulta fatigoso, aún más que las hazañas pasadas.
Guardando toda proporción me siento bastante afín a esas historias, pero me sumo más como el hidalgo caído en desgracia y empobrecido que cualquier otra cosa, me explico:
Ya he contado por este medio algo de mis ocupaciones, debo explicar que desde un principio esta ocupación de abogado la he visto más como una forma de interpretar un personaje, digamos que el derecho es un trasfondo que me acompaña a todas partes. A últimas fechas me he desviado a un área bastante competida, la del derecho electoral, que proporciona un aurea de glamour a la actividad generalmente oscura de los abogados. Ahora que he concluido dos grandes proyectos me siento como sobreviviente de dos naufragios.
Es decir, entras en la defensa de tal o cual candidato, asumes desde un principio que estas con el bueno, que no puedes fallar, no me imaginaría el escenario diciéndole al cliente: sabe, perdimos, pero en seis años no volvemos a fallar.
Tambien se trata de defendidos dispuestos a todo, digamos que colitigas, que hay que hacer el trabajo jurídico, pero tambien tienen que ayudarte, si por ejemplo el candidato pierde por una diferencia de 250 mil votos, por muy medio punbto porcentual que signifique, en realidad estas fuera de toda contienda.
Tal vez en una ocasión entre en detalles, pero ahora en resúmen sólo quisiera resaltar lo agotado que me encuentro, dicen que esta materia es como una adicción, ahora estoy en mi casa, disfrutando a la familia, voy a las reuniones escolares, al super, con los niños de paseo, pero siento que me hace falta el fragor de la batalla, las angustias y los dias sin dormir. Digamos que efectivamente la vida fluye, como la metáfora de la paleta de hielo. Pero hay formas en que fluya mejor que ahora. Otro factor puede ser el que en este momento no este ganando dinero, no soy el mejor administrador y auque tengo reservas siento que en cualquier momento se me acabará la lana para enfrentar las responsabilidades cotidianas. En estos momentos me pregunto, como le hacia Penelopé para seguir hilando y deshilando.
De esas historias, incluída la del Quijote mismo, lo más triste era el viaje de retorno. El regreso a casa ha sido de lo más penoso desde la Odisea de Homero hasta el Ulises de Joice; ese punto de quiebre resulta fatigoso, aún más que las hazañas pasadas.
Guardando toda proporción me siento bastante afín a esas historias, pero me sumo más como el hidalgo caído en desgracia y empobrecido que cualquier otra cosa, me explico:
Ya he contado por este medio algo de mis ocupaciones, debo explicar que desde un principio esta ocupación de abogado la he visto más como una forma de interpretar un personaje, digamos que el derecho es un trasfondo que me acompaña a todas partes. A últimas fechas me he desviado a un área bastante competida, la del derecho electoral, que proporciona un aurea de glamour a la actividad generalmente oscura de los abogados. Ahora que he concluido dos grandes proyectos me siento como sobreviviente de dos naufragios.
Es decir, entras en la defensa de tal o cual candidato, asumes desde un principio que estas con el bueno, que no puedes fallar, no me imaginaría el escenario diciéndole al cliente: sabe, perdimos, pero en seis años no volvemos a fallar.
Tambien se trata de defendidos dispuestos a todo, digamos que colitigas, que hay que hacer el trabajo jurídico, pero tambien tienen que ayudarte, si por ejemplo el candidato pierde por una diferencia de 250 mil votos, por muy medio punbto porcentual que signifique, en realidad estas fuera de toda contienda.
Tal vez en una ocasión entre en detalles, pero ahora en resúmen sólo quisiera resaltar lo agotado que me encuentro, dicen que esta materia es como una adicción, ahora estoy en mi casa, disfrutando a la familia, voy a las reuniones escolares, al super, con los niños de paseo, pero siento que me hace falta el fragor de la batalla, las angustias y los dias sin dormir. Digamos que efectivamente la vida fluye, como la metáfora de la paleta de hielo. Pero hay formas en que fluya mejor que ahora. Otro factor puede ser el que en este momento no este ganando dinero, no soy el mejor administrador y auque tengo reservas siento que en cualquier momento se me acabará la lana para enfrentar las responsabilidades cotidianas. En estos momentos me pregunto, como le hacia Penelopé para seguir hilando y deshilando.
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