El cine mexicano entra en su edad de oro
Los creadores de México se han convertido en los grandes protagonistas de la próxima ceremonia de los Oscar de Hollywood
ANTONIO O. ÁVILA
El País
Los cineastas mexicanos como Alejandro González Iñárritu, Guillermo Arriaga, Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, que acaparan propuestas al Oscar y reciben premios en varios países, son parte de una generación que ha tenido en el esfuerzo personal, talento individual y la migración sus caminos de llegada a la alfombra roja del cine mundial. No son parte de un movimiento o nuevo cine mexicano, pero forman parte de la gran cantera que ha nutrido al país y al mundo desde principios del siglo pasado.
Con 10 candidaturas, los mexicanos son protagonistas de la máxima fiesta de Hollywood, lo cual confirma que se trata de directores, fotógrafos, actores y guionistas con méritos propios. Pero, en palabras del crítico y maestro de cine Gustavo García: "Tenemos que entenderlo de una manera muy melancólica, como la evidencia de un cine mexicano en el exilio".
"Y la designación al Oscar (en cada caso) es para una película que no es mexicana, pero es un Oscar al empeño de los mexicanos por sobrevivir en otra tierra", dijo, para recordar que las distinciones llevaron al Congreso a felicitar a los mencionados, sin que exista hasta ahora una política real por parte del Estado para apoyar al cine nacional.
La Academia de Hollywood propuso a Alejandro González Iñárritu como mejor director por Babel, que aspira a la estatuilla dorada en seis categorías más, incluidas las de mejor película y mejor guión (de Guillermo Arriaga), y Adriana Barraza es candidata a mejor actriz de reparto. El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro, opta al Oscar de mejor película de habla no inglesa. Los hijos de los hombres, de Alfonso Cuarón, es candidato al premio de mejor guión adaptado y mejor fotografía, por un trabajo de Emmanuel Lubezki, que competirá también con Guillermo Navarro, fotógrafo de El laberinto del fauno.
Con un pie en el avión que le trasladaría a Los Ángeles, Guillermo Arriaga dijo a EL PAÍS que en las candidaturas a Babel y otras de cineastas mexicanos no hay nada sino esfuerzo. El guionista y escritor recalcó que no hay ninguna lectura política que hacer. "Se concedieron por mérito de verdad, la Academia aprecia todas estas candidaturas, sin darle ninguna lectura política. No existe ninguna razón de querer darle reconocimiento a México, absolutamente no. Es un tema de pura meritocracia de los cineastas", añadió.
Sobre las opiniones de que el cine que es designado candidato es, en buena parte, del exilio o de migrantes, asuntos ambos que toca precisamente Babel, el guionista dijo que "el mundo tal y como estaba previsto, está comenzando a eliminar fronteras en el aspecto laboral cinematográfico... Lo que demuestra que estamos más interconectados que nunca, que tenemos muchas más cosas en común".
Con los ecos de las siete candidaturas a Babel en la mente, Arriaga dejó en claro que todo lo que pasa con la película es relevante, "primero porque abre puertas de otras naciones a colegas míos y obliga a una reflexión por parte de las autoridades y la propia sociedad sobre el futuro del cine mexicano".
González Iñárritu, el hombre de moda en Hollywood, ha dicho que no sabe "si el cine mexicano goza de buena salud, pero lo que sí creo es que le hacen falta un par de cirugías para salvarle la vida". Y sobre el Globo de Oro que ganó por Babel, dijo que "es un premio que no me pertenece, es de todos los involucrados en la producción".
Guillermo del Toro emitió un comunicado para dar a conocer su sentir: "Para mí es un orgullo que una película rodada en español y que trata un tema tan intrínsecamente español como es la Guerra Civil, haya conquistado a la crítica y al público estadounidenses".
Pero, de acuerdo con Gustavo García, se trata de un asunto que puede dar pie a un guión. "Está claro que dadas las tremendas dificultades en que se mueve el cine mexicano aquí, queda claro que si quieres sobrevivir en el oficio tienes que emigrar", añade García. Y los migrantes tienen ventaja, porque -comenta con ironía- "si sobreviviste en México puedes sobrevivir en cualquier cinematografía del mundo".
Los festejos por las candidaturas mexicanas a los Oscar duraron apenas un día, se lamenta García. "Ahora, el ambiente es más bien tristón, porque lo que quedó claro que a quien le está yendo bien es a los propios candidatos y no al cine mexicano. Ni El laberinto del fauno ni Babel son producciones mexicanas. Están hechas con talento mexicano pero con la mente del mercado anglosajón", lamentó el crítico.
Para el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas, Pedro Armendáriz, la cuestión es que Del Toro, González Iñárritu, Cuarón, Arriaga, Lubezki, Navarro y Barraza son parte de "una generación que decidió ir a buscar nuevos parámetros para hacer su cine" y las candidaturas, así como los muchos de los premios que han ganado, son reconocimiento a un esfuerzo personal. Sin pensarlo demasiado, mostró su orgullo por las candidaturas -"se trata de un trabajo estupendo, de obras muy bien recibidas en el mundo"- para, a continuación, afirmar que desconocía cuál será el impacto de ese éxito individual de mexicanos al cine de México, donde sigue siendo grave la situación de recursos. "Hay muy poca iniciativa por parte del Estado, arrastramos problemas de exhibición y de producción. No tenemos suficientes recursos para impulsar al cine nacional, pero con todo se están haciendo películas".
Los cineastas mexicanos están de moda, pero con las cintas de manufactura nacional, subrayó Armendáriz, pasa algo muy curioso: algunas se ven algo, pero no todas llaman la atención del público. Y hay un pero, la gran cantidad de recursos que invierte en publicidad las distribuidoras de filmes extranjeros, sobre todos los manufacturados por la industria de Hollywood.
Es un hecho que el cine mexicano se defiende, pero no lo tiene nada fácil ante la apabullante presencia de películas extranjeras, sobre todo estadounidenses. El año pasado se rodaron 70 películas, de las cuales 30 no se han estrenado. Las hay de todos tipos, algunas tan premiadas como En el hoyo, de Juan Carlos Rulfo, y El violinista, de Antonio Vargas, que no han encontrado buenos caminos para la exhibición, aunque se trata de obras muy reconocidas.
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