Correspondencia
Un punto breve antes de ir al tema que nos ocupa.
Hoy por la mañana, como casi todos los días, he arribado a mi lugar de trabajo, he encendido el ordenador, he esperado a que se cargaran los programas (la vieja Dell ya está dando las últimas y se mueve cual artrítica), he abierto el Outlook, he revisado si no había pendientes, he desplegado una página de internet y, al final, he dado click en ese icono que dice iTunes. Acto seguido, me he agachado por debajo de mi escritorio para realizar esas raras genuflexiones que me permiten conectar un extremo del cable blanco al puerto USB y el otro al iPod.
Lo que espero con estas acciones, las cuales ya casi están incluidas en mi catálogo de metas individuales 2007, es que aparezca el listado de canciones disponibles que me permiten sortear con mayores posibilidades de éxito la jornada laboral. Esto es importante mencionarlo porque, por ejemplo, no es lo mismo agarrarse de Vive la fete para un miércoles soleado en la Ciudad de México --como hoy-- que de John Coltrane para una tarde gris de viernes o de los incombustibles e infaltables Rolling Stones para cualquier hora del día, de cualquier día del año, de cualquier año del Señor.
Sin embargo, el día de hoy ha sido extraño. He repetido todos los pasos descritos líneas arriba y, para mi sorpresa, no han dado los resultados deseados. Me explico. Conecto el iPod a la computadora y no lo reconoce. En una palabra, no jaló. Es decir, ni siquiera desde el explorador de Windows se ha podido reconocer la presencia de dicha unidad extraíble de almacenamiento masivo.
Ahora, unas horas después, me he enterado de la verdad del asunto. Resulta que desde Oficialía Mayor han deshabilitado los referidos puertos USB --no me pregunten qué significan las letras u, s y b-- de los ordenadores del Ministerio con el objetivo de prevenir "la fuga de información". Con esta medida todos los artilugios tecnológicos --me jode cuando la gente dice gadgets-- de la actualidad se han vuelto obsoletos para nuestro desempeño laboral. Me refiero tanto a iPods como a memorias, cámaras fotográficas digitales, palms y todos los demás que ustedes conocen mejor. El punto es que las máquinas sólo trabajarán con lo que los dioses informáticos las han proveído en su origen: disco duro, unidad de disco 3 1/2 y, en algunos casos, unidad de disco compacto con o sin quemador incluido.
Ahí está la noticia y el caso planteado. Ustedes sacarán sus mejores conclusiones. De mi parte sólo puedo decir que, si en primera instancia nos han privado de la entrada a las páginas de correos comerciales y ahora han inhabilitado esta clase de recursos, pues yo creo que lo que sigue es que cada quien traiga su máquina de escribir para realizar sus encargos cotidianos. O mejor aún, que volvamos a la escritura tradicional de pluma y papel para que, de esta manera, nadie, ni siquiera la memoria incluida en nuestros cerebros, pueda representar un riesgo potencial.
Digo, estoy de acuerdo con la medida de proteger los datos que se manejan en estas oficinas públicas. Pero, dado el curso de los acontecimientos recientes, creo que la Administración Pública Federal mexicana está en proceso de involución informática. Desconozco lo que ocurre en la iniciativa privada respecto al tema, aunque sé que en algunos casos les han bloqueado el ingreso a los dispositivos de comunicación simultánea como el Msn de Windows o Yahoo. De acuerdo. Pero de eso a casi prohibirnos recordar lo que hacemos aquí una vez traspasado el arco del detector de metales de la entrada, hay una considerable distancia.
Como esta publicación ya se hizo grande por sí sola, dejaremos para una nueva entrega el tema verdaderamente importante que iba a presentarles desde un inicio.
Alea Jacta Est
2 Comments:
USB: Universal serial bus (puerto serial universal)
O sea que decir puerto USB sería pleonasmo.
Lost in translation.
Es como quien dice "la iglesia de Nuestra Señora de Notre Dame" (como en la XENG).
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