domingo, febrero 25, 2007

¿Y todo para qué?

Lo dicho, Pumas es un equipo bastante, bastante, bastante ordinario. Dirán mil cosas, misa, letanía y homilía, pero una cosa queda clara: no gana. Y no me duele que me hayan ganado en esta ocasión Margarito y Toño Grande una apuesta hecha en la oficina. Lo que me jode en verdad es ver a esos colores Azul y Oro dar lástima en el campo sagrado de Ciudad Universitaria. ¿Parejita? ¿Picolín? ¿El Chupa? ¿Leandro? ¿Jehú? Patrañas. El equipo está mal, mal, mal.

Sin embargo, hay algo que me extraña más: el comportamiento de la hinchada. Ahora resulta que, pierda o empate (las opciones que ha dejado Pumas en los últimos encuentros a su noble pueblo), el apoyo es incondicional en las tribunas. Es decir, está bien. La afición universitaria nunca dejará de respaldar. Pero, coño, esto ya me parece que nos está acercando a niveles del tipo de los fans de Monterrey, los cuales son como el mejor ejemplo de masoquismo. Me explico: Pumas necesita que se le apriete también en momentos como éste, es decir donde deja colgado a todo su pueblo con un fútbol mediocre e inoperante. ¿Apoyo al cien? Claro. ¿Cuándo? Cuando demuestren que quieren y pueden ganar.

En fin. Uno quisiera siempre ver a la Universidad triunfar, ganar, ser contundente y agradar a la tribuna, no sólo a los del fútbol, sino también a todos los demás equipos que representan a esta inmortal institución, por ejemplo, los del fútbol americano, los del equipo de natación, los de baloncesto y balónvolea. Todos, pues. Sin embargo, estos Pumas sólo tienen una cosa: desesperar durante los 90 minutos que dura el partido y dar esperanzas artificiales durante los seis días que van de un partido a otro.

¿Mahbub será hincha de Pumas realmente? ¿La directiva, el Patronato, el Club sentiránlos colores? No parece.


PS. Ya lo dijo hoy el sobrevaluado González: si no se gana hoy un Óscar será como perder en penales... En efecto. Eso será lo que va a pasar. Sin embargo, nuestro apoyo a Del Toro quien es una inteligencia superior.