lunes, febrero 19, 2007

HASTA LA VISTA

De todos los sentidos, el que más aprecio es el de la vista, y lo digo con la autoridad que me dá la prueba que he pasado este fin de samana. En realidad no fué nada grave, resulta que desde hace unas semanas me apareció un borde en el párpado superior de mi ojo izquierdo, que es con el que mejor veo, fué creciendo, hasta que fuí al doc., me dijo que me lo tenía que operar y me programó al sábado siguiente, salvo que se deshiciera con el tratamiento que me prescibió.
Yo, renuente, fuí a por una segunda opinión con otro oculista, quien coincidió en el diagnóstico final, mediando la promesa de que se desharía la mentada bola, con la medicina y las compresas que me prescribió.
Obviamente, le saqué a la cirugía y a la semana les reporté a ambos que ya estaba rete bien, que se había deshecho la bolita y que gracias por sus servicios, todo por teléfono porque cada consulta sale en 500 pesos y como que gastar en irles a decir eso como que no me convenía.
El hecho es que no, no se deshizo, sino que por el contrario la bolita aumentó a un tamaño alarmante, ya la podía ver como una sombra y se estaba enquistando. No entraré en detalles para hacer menos morbosa la crónica, así que finalmente el sábado acudí al hospital, a las 9 de la mañana a mi cita con el bisturí.
También obviaré lo doloroso de la intervención, parecía una sesión de tortura, aunque medió anestesia, en el momento sólo pensaba que era por mi bien, con esa sóla esperanza aguanté la sesión. Me dieron de alta inmediatamente, con un parche en el ojo y la recomendación de quitármelo al día siguiente "para que respire, si no se vuelve a hacer el hematoma" dijo el médico.
Ahí empezó mi experiencia como minusválido provisional, con el ojo que me quedó no veía nada y sólo sentía el dolor que aumentaba conforme pasaba la anestesia, esperé en la sala a que me llevaran al carro en calidad de bulto y me fuí a reposar a mi casa, es un decir. No podía, leer, ni ver la tele, ni películas, ni la compu, ni nada, el ojo que me quedaba nos servía de mucho, sólo podía dormir, pero no podía estar dormido 24 horas.
Al día siguiente me quité la gasa, por fín podía ver, salimos abuscar precisamente unos lentes oscuros, la luz me lastima mucho y justo ese día fué un esplendoroso día soleado. Tal vez lo único bueno de esta peripecia fué que por primera vez me compré unas gafas oscuras, siempre me habían parecido un gasto superfluo, ahora me las compré sin remordimiento alguno, la elección final fueron unos Ray Ban (mr.) que detienen hasta los últimos rayos perjudiciales del sol, el modelo se parece a mis gafas para leer, el marco igualmente es cobrizo, no el típico modelo de gota o aviador, bastante naco ya que hasta los polis lo usan, hasta en wikipedia lo dicen.
Así que ahora estoy ya en la oficina, puedo leer y escribir y hacer todo lo que normalmente hago, es feo sentirse minusválido, hasta temí por mi trabajo, obviamente no lo podría desarrollar sin ver y no es beneficiencia. Así que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde (aunque sea momentaneamente) por lo que me solidarizo con las personas que permanentemente caerecen de este sentido y mis respetos, vivir así es una proeza.