domingo, abril 22, 2007

Instantáneas de abril

JMB
El Guardián, abril 21, 2007


1. Nueva Ley del ISSSTE

He leído en diversos medios posiciones a favor y en contra de la nueva Ley del ISSSTE, la misma que replanteará el sistema de pensiones para todos aquellos trabajadores al servicio del Estado asegurados en el mismo. Como en otra buena cantidad de temas de la agenda pública, lo que queda al final del día es esa sensación de que algo grande ha sucedido y que una mayoría se ha quedado en la desinformación.

Por un lado, los miembros del Congreso que votaron a favor de la reforma, el Ejecutivo Federal y algunos analistas políticos nos afirman que esta medida ha "salvado" al Instituto y que los beneficios se notarán en el mediano y largo plazo. En suma, que era algo que tenía que hacerse tarde que temprano. De acuerdo.

Por el otro, los legisladores que se opusieron a esta modificación, algunos grupos sociales organizados y otro sector importante de analistas señalan lo contrario: que la nueva Ley del ISSSTE no tendrá repercusiones importantes en la calidad de los servicios que el Instituto presta, que se ha tratado de un "robo en despoblado" y que esta acción forma parte del amplio catálogo de estrategias del modelo neoliberal.

Ante esto, una pregunta válida –tanto para los que son afectados de manera directa como para el resto de la población—es, ¿a quién creerle?

Este cuestionamiento, que de entrada parece ser bastante obvio e ingenuo, devela un problema más agudo: la escasa discusión de los asuntos públicos en el país o, al menos, su baja discusión de manera pausada, con base en argumentos sólidos y de cara a los interesados.

Cualquier persona que haya puesto un pie en alguna clínica del ISSSTE (como también en sus contrapartes del IMSS) sabe a lo que se enfrenta cuando solicita un servicio médico: largas esperas, atención que suele ser ineficiente, burocracia, carencia de medicamentos, entre otros. Bajo esta perspectiva, ¿quién podría estar en desacuerdo de realizar de realizar cambios para mejorar su financiación y su calidad? Sólo quienes no lo conocen.

Desafortunadamente, quienes al parecer pertenecen a ese grupo son los propios legisladores, los cuales no tienen la necesidad de acudir a dichas instalaciones cuando se enferman. Al respecto, ha sido bastante interesante la propuesta de que, si en verdad el ISSSTE se transformará en una institución de vanguardia con los cambios realizados a su marco jurídico, éste sea el lugar en el que deban atenderse los representantes populares de manera obligatoria.

Algo queda mal al final del día, repito. Ya sea que los que aprobaron las modificaciones no han tenido el tino suficiente de decirnos y convencernos el por qué de su actuación, o bien, que los que se batieron en el Congreso y en la calle para impedirla no fueron lo suficientemente capaces de llevar a buen término su cruzada.

2. Bicicletas y playas en el Distrito Federal

Dos imágenes que se convertirán en referentes de los resúmenes anuales de noticia. Primero, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Luis Ebrard, arribando desde su hogar en la colonia Condesa a su oficina el lunes 2 de abril en bicicleta. Segundo, un alegre grupo de gente disfrutando del solaz en las playas artificiales instaladas en cuatro zonas de la ciudad con arena traída desde Mandinga, Veracruz.

Sin duda, dos golpes mediáticos de la administración de izquierdas que gobierna la capital del país. Más allá de su impacto en la opinión pública, ¿qué otras lecturas pueden tener ambos acontecimientos?

La idea de fomentar el uso de medios de transporte alternos como la bicicleta no es mala. Sin embargo, dadas las peculiares condiciones viales del Distrito Federal, ¿no sería conveniente que lo que se trate de incentivar sea el uso del transporte público existente? Es decir, que los funcionarios del gobierno local prefiriesen trasladarse de la misma manera en que lo hace un importante sector de sus gobernados de manera cotidiana. Así, al menos conocerían los avatares a los que tiene que sujetarse el ciudadano común en el día a día.

Respecto al asunto de las playas y todo el caudal de sorna y críticas que provocó, bueno, aquí habría que recordar que la sociedad mexicana es, predominantemente, pobre o, al menos, en extremo desigual. Así, lo mismo hay gente que puede pagarse sin problemas el viaje a Tecolutla o a Ibiza, o bien, que simplemente no podría conocer la arena ni volviendo a nacer.

Entonces, que como suele suceder, todo depende del cristal con que se mira.