Viernes (tarde, pero sin pendientes)
El post del viernes llega tarde, pero como apunta el título, sin pendientes.
¿Por qué algunos de los asuntos importantes suelen llegar en viernes por la tarde? No lo sé. Una pregunta que la burocracia no ha podido contestar en años y años de existencia. Pregunto esto porque hoy, como a las 18.40 horas, nos ha llegado la notificación del Ministerio de Hacienda para comenzar los asuntos relativos al Primer Informe de Gobierno. Uf, bonita cosa. Ya llegó lo que sabíamos que iba a pasar, pero que no queríamos ver. Algo así como el sismo big one que algún día azotará la Ciudad de México hasta su destrucción. En fin.
Pero antes de eso, es decir del correo electrónico apocalíptico, la cosa ya estaba bastante movida porque mañana tengo una ponencia en un diplomado sobre municipios en la Universidad. Entonces, pues me encontraba --como buen nacional-- preparando mi presentación casi a la hora de la verdad. Es decir, no la realizaba desde cero, pero sí estaba en eso que suelen llamar "los últimos detalles" (los cuales, qué curioso, siempre son los más complicados y los que absorben más tiempo).
Aunque, por raro que parezca, estuvo bastante bien. Me refiero al hecho de trabajar solo en la oficina, sin gente y sin ruido, durante unas horas (todo el mundo había cogido camino rumbo a sus ocupaciones de viernes por la tarde). El chófer del DG jugaba solitario en un ordenador, la señora que se encarga de su oficina leía el Metro y yo escuchaba a Los Planetas mientras avanzaba en el Power Point. Creo que así se trabaja mejor, sin escuchar pláticas intrascendentes, sin ver las carotas de siempre... Pero como esto es bastante utópico, mejor no me hago más ilusiones y desmitifico el momento.
Así que, por ahora disfrutemos de este último viernes de tranquilidad laboral (aunque fuese relativa). A partir del próximo vendrán más histerias y más prisas por el asunto que he comentado líneas arriba.
Salud y buena ventura para ti.
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