domingo, julio 08, 2007

La cosa pierde color cuando la piensas dos veces

Hay gente que suele usar esa metáfora de afirmar que el fútbol es como la vida para justificar su afición a dicho deporte. Yo me incluyo. La respuesta que muchas veces recibimos ante esto va del desprecio a la indiferencia por parte de la gente racional. Sin embargo, permítanos intentar demostrar la validez de este viejo adagio. Y para este fin no es necesario ir tan lejos: hoy hemos tenido un buen ejemplo. El partido México versus Paraguay por los cuartos de final de la Copa Militar Bolivariana América 2007 ha sido una muestra contundente de que, como en la vida, lo contingente determina el resultado final del fútbol.

¿A qué me refiero? A que los paraguayos jamás imaginaron un escenario en el que, apenas comenzado el encuentro, ya estuvieran abajo en el marcador por un penal y, además, con un hombre menos sobre el césped por dicha falta. Algo así como cuando alguien, cualquier persona, tú o yo, tiene todas las esperanzas puestas sobre un resultado casi seguro y, de repente, pum, viene la realidad y tira todo de sopetón. Y que nadie me diga que nunca, que jamás en su vida, ni siquiera en una efímera ocasión, lo menos esperado haya venido a dar al traste a todo un largo proceso de planeación. Hombre, y si hay alguien que me compruebe esta situación, por favor, que nos pase a todos la receta para ya no estar a merced de la diosa fortuna.

Entonces, decía, el partido de hoy, con todo y su escandaloso resultado de seis por cero, se ha debido más que al excelso fútbol mostrado por los once nacionales a una situación del azar, el otro nombre que Dios suele adoptar en opinión del maestro Luis Buñuel.

Claro, con esto no quiero restar méritos a los jugadores, sobre todo a ese semi-portento e híbrido de nacionalidades que es Nery Alberto Castillo (padre uruguayo, madre italiana, nacido en San Luis Potosí y viviendo en Grecia). Los verdes jugaron, digamos, aceptable. Pero después lo que hemos visto ha sido el resultado de un equipo --el paraguayo-- desmotivado, alicaído y entregado totalmente a las circunstancias. Así que, ojo, que nadie se haga demasiadas chambritas mentales de que México está casi casi para competir por la Copa del Mundo.

Y, bueno, para concluir un apunte sobre las transmisiones televisivas.


Regularmente sigo los partidos por TV Azteca. ¿Por qué? A lo mejor por usos y costumbres: siempre había sido más cercano a Imevisión que a Televisa. Luego de la privatización pues seguí siendo fiel a Joserra y a su gente. Ahora que le han dado las gracias a Fernández me he mantenido en los canales 13 y 7 en lo que se refiere a deportes. Sin embargo, después de ver las últimas emisiones estoy pensando seriamente hacer dos cosas: a) cambiar de opción o b) ver la televisión en la opción mute y escuchando el iPod en la selección aleatoria.

Si ustedes siguieron el juego por esa televisora estarán en condiciones de decirme si es o no válida mi preocupación. El trío de comentaristas compuesto por los señores Martinolli, García y Marín está alcanzando niveles preocupantes de plomo en el torrente sanguíneo. Hombre, que parece que estamos escuchando a los tipos en el bar o en el hogar de alguno de ellos y no en el palco narrando un partido de fútbol. Además, como si las bromitas no fuesen suficientes, ahora hemos tenido que experimentar un súbito arranque de publicidad a diestra y siniestra. Cada tres minutos tenemos una mención ya sea a Flanax, a Bimbo, a Listerine, a Banco Azteca... Digo, esta estrategia ha sido bastante efectiva para vender (la prueba está en que recuerdo perfectamente los nombres de los patrocinadores), pero también ha sido en extremo útil para irritar a los televidentes. ¡Dejadnos ver el partido sin tanta alharaca comercial, joder!

Para rematar este cuadro, ahora resulta que el Panda Tapia ya no está en las transmisiones de la selección grande. ¿Entonces para qué coños lo contrataron? A mí me parece mucho mejor cronista que estos tres chavales cotorrones. Por ejemplo, Martinolli ha cogido confianza y de ser un narrador-obrero ahora ya cree que cualquier cosa que dice es hipergraciosa. García tira línea a rabiar como si fuese no sólo el galán de la calle y el mundo del espectáculo, sino de los 110 metros sobre el césped. El larguirucho Marín parece que está narrando el fin del mundo cada vez que abre la boca para anunciar ya sea un cambio, un saque de banda o la invitación a marcar el asterico-no-sé-qué-otro-número para llevarse un paquete de I love football. ¿Qué queda? Al menos Campos le da cierto aire de frescura a este trío que parece que arranca sus trabajos cotidianos al grito de ¡prepáranse para la gozadera!


Lo único que no me ha llevado a cambiar de canal es el hecho de que enfrente, en Televisa, las cosas están igual o peor, lo cual ya es decir bastante...

No les extrañe si en un futuro no muy lejano este buroblog se una a esa estrategia de meter publicidad en sus contenidos para ganar un poco de plata. Imagínense que, entre párrafo y párrafo, aparezcan menciones de Lulú.com, de Anuncios Google, de "Publique su propio libro" y demás... O quizás de inserciones pagadas por los ministerios mexicanos (no suena tan mal esa idea, mmm).

Por cierto, las anotaciones de publicidad que he enlistado en el párrafo anterior son reales. Las he tomado del blog de un culturoso poblano nacido en Tamaulipas, el cual ha metido publicidad en su bitácora imagino que con el noble fin de no dejar alejarse demasiado a la burguesía. ¿No que muy contraculturales? En fin.

Termino esta anotación a falta de aliento y de vocabulario. Varios temas se quedan en el tintero, como dirían los antiguos. Por ejemplo, comentar que ya por fin se acabó el concurso ése de la literatura virtual (ganó una señorita de Boca del Río, Ver.), pero también de que ya anunciaron el inicio de otro a la brevedad bajo el formato de novela corta. Órale. Desde ahora todo mundo a prepararse para esta carrera rumbo al éxito de la mano de los López Gavito, los Sarquiz y las Mimí de la literatura mexica.

¿Y si mejor montamos un virtuallity de burócratas con representantes de las 17 dependencias de la Administración Pública Federal?

El que gane se llevaría el título de El Empleado del Sexenio.